Nuestro sistema inmunitario necesita estar cubierto frente a entes que quieran afectarle, como son los virus. Esta protección la ofrecen los linfocitos, generando una respuesta de tipo inmune. Los linfocitos B son células de la sangre que se encuentran en el sistema inmunitario. Gracias a los anticuerpos que ellos mimos producen, logran destruir además microorganismo y células tumorales.
El conocido linfoma o tumor maligno del ganglio linfático, surge cuando un linfocito B muta. Los linfocitos B son células cuyo eje es la respuesta inmune adaptativa. Producen inmunoglobulinas o receptores, los cuales deben encontrar al antígeno que les corresponda y adherirse a él.
Los linfocitos B se crean y desarrollan en el hígado durante el crecimiento del feto. En el caso de una persona adulta, este desarrollo se lleva a cabo en la médula ósea. Seguidamente se reúnen en los ganglios linfáticos y el bazo. En ese lugar toman contacto con elementos extraños, se adhieren a ellos y es hacia los que enfocan su lucha para eliminarlos.
Fue Max Cooper, en los años 60, quien descubrió la existencia de dos tipos de linfocitos y las funciones que cada uno tieneFunciones
Fue Max Cooper, en los años 60, quien descubrió la existencia de dos tipos de linfocitos y las funciones que cada uno tiene. Cooper observó que al madurar se diferenciaban. Los linfocitos B que reconocen determinados tipos de gérmenes, se encargan de defendernos de su particular amenaza, fabricando proteínas y anticuerpos específicos y formando antitoxinas para cada uno.
Después estas células se multiplican para abarcar un mayor campo y poder así hacer frente a ese problema. Al no poder adentrarse en las células, los linfocitos B no pueden acercarse y dañar las células diana. Asimismo fueron entrenadas para diferenciar las proteínas perjudiciales de las otras.
- Producir anticuerpos para hacer frente al ataque de moléculas desconocidas, o antígenos, encontradas en microorganismos. Para que los linfocitos B logren divisar esas moléculas perjudiciales, deben exponerse a las mismas, con la consecuente activación. Tras activarse aparecen las células inmunes, las cuales evolucionan y hacen lo preciso para erradicar el antígeno.
Es necesario tiempo para combatir el cuerpo infeccioso. Deben producirse suficientes anticuerpos que ataquen la zona dañada. En siguiente procesos el tiempo se irá reduciendo, debido a que las células se entrenan y progresan. En el caso de volver a exponerse a las moléculas tóxicas, las recuerdan, ya que son estimuladas por las células T y se convierten en células de memoria, y actúan.
Cuando de nuevo actúan, la respuesta se repite, por ello se denomina respuesta inmune secundaria. Si por ejemplo un virus vuelve a atacar nuestro organismo, y ya lo hizo alguna vez anterior, se puede llevar a cabo el cometido de eliminarlo más fácil y rápidamente que en el pasado. Se evidencia así la finalidad de la vacuna.
Los linfocitos B pueden generar sustancias que logren frenar la inflamación- Captar el elemento que invade el organismo y mostrar antígenos que reconozcan otras células inmunes.
-Los linfocitos B pueden generar sustancias que logren frenar la inflamación que se produce después de una reacción infecciosa. Con esta función se logra frenar los posibles daños al organismo.
Debemos recordar la importancia de cuidar nuestra salud y sistema inmune y mantener valores adecuados de células en sangre, con ello los linfocitos podrán alcanzar su misión. Debemos realizar ejercicio, seguir una adecuada alimentación y no desatender los controles ni analíticas médicas.
Como hemos visto la ausencia de linfocitos nos deja desamparados ante problemas en nuestro sistema inmunológico, porque es su misión defender y regular el organismo. La carencia de vitamina D y glóbulos blancos también afecta a la hora de padecer enfermedades autoinmunes e infecciosas. La vitamina D se relaciona con el desarrollo de los linfocitos intraepiteliales.
