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MELANOMA

Lunares y otros cambios anormales en la piel como riesgo de melanoma

Lunares y otros cambios anormales en la piel como riesgo de melanoma
Esther Pilar Álvarez García
Última actualización: 24 Octubre 2015
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Es importante examinarse la piel en busca de algún signo o lunar que nos resulten extraños.

Comienza el buen tiempo, los días se hacen más largos y el sol nos acompaña, se acerca el verano y con él, las altas temperaturas. Nos empezamos a vestir con ropa más ligera y que deja al aire nuestra piel, disfrutamos de más actividades al aire libre, también tenemos más descuidos a la hora de protegernos del sol, y como consecuencia de ello, a largo plazo, los problemas en la piel.

A pesar de todas las advertencias de los peligros de los rayos ultravioleta que todos los años nos recuerdan en telediarios y periódicos, no percibimos lo grave que es; y ese es uno de los problemas clave del cáncer del piel que, tal y como ocurre con el cáncer de pulmón, no aparecen hasta años (incluso décadas) después de la exposición de riesgo. De ahí la importancia de prestar atención a nuestra piel siempre.

Una de las consecuencias de descuidar la protección de nuestra piel cuando nos exponemos al sol, además de la inmediata, que es una muy molesta y antiestética quemadura, a largo plazo es el cáncer de piel, y más concretamente, el melanoma, que es el más peligroso y agresivo, y del que desgraciadamente se ha diagnosticado a más de 4.000 personas el año pasado en España.

¿Qué es el melanoma?

Como ya dijimos se trata del cáncer de piel más peligroso, causado por cambios en unas células llamadas melanocitos, que producen un pigmento de la piel denominado melanina, responsable del color de nuestra piel y nuestro pelo. El melanoma puede aparecer en la piel normal o puede comenzar como un lunar o área que luego cambia de apariencia, es decir, que los lunares que tenemos de nacimiento, con el tiempo pueden convertirse en melanomas.

El melanoma puede comenzar en la piel normal o a partir de un lunar de nacimientoEl melanoma puede comenzar en la piel normal o a partir de un lunar de nacimiento

Existen cuatro tipos de melanoma:

- De extensión superficial : que es el más común de todos. Suele ser plano y de forma y color irregulares, formando sombras de color negro y café.

- Nodular : que suele presentarse al principio como un área elevada de nuestra piel de color azul y negro o roja con matices azulados. Si solamente se trata de una zona de la piel más inflamada pero que no tiene ningún color, se tratará de un melanoma amelanótico.

- Léntigo maligno : es el más común en la piel dañada por el sol en la cara, cuello y brazos. En este caso las áreas de piel que presentan una anormalidad son con frecuencia grandes, planas y de color marrón con zonas marrón más oscura. Generalmente aparece en personas de edad avanzada.

- Lentigoso acral : el menos común de todos. Suele darse en las palmas de las manos, las plantas de los pies, y debajo de las uñas.

En casos poco frecuentes, los melanomas pueden aparecer en la boca, en el iris del ojo o en la retina, localizándose en la parte posterior del ojo. En los casos menos frecuentes, se puede llegar a desarrollar melanoma en la vagina, esófago, intestino o vías urinarias.

Factores de riesgo del melanoma

A pesar de que no es el más común de los cánceres de piel, cada vez se diagnostica a más personas. Los factores de riesgos son cualquier cosa que afecta a las probabilidades de padecer una enfermedad. Cada tipo de cáncer tiene diferentes factores de riesgo, y es importante tenerlos en cuenta, ya que algunos factores de riesgo como fumar o la excesiva exposición a la luz solar, los podemos controlar y corregir; otros, como la edad o los antecedentes familiares nos ayudarán a saber a qué atenernos y estar atentos a posibles síntomas.

De esta manera las probabilidades de padecer melanoma aumentan en:

- Las personas que pasan mucho tiempo expuestas al sol o lo que es lo mismo a los rayos ultravioleta, que es un factor de riesgo principal para la mayoría de melanomas.

- Personas que abusan de las cabinas de solárium u otros dispositivos similares para obtener bronceado, es decir, los rayos UVA, que además de acelerar el envejecimiento de las células de nuestra piel produciéndonos arrugas, su uso continuado se relaciona con cánceres de piel.

- Si vivimos en climas soleados o en zonas con una altitud considerable.

- Si hemos tenido una o más quemaduras de sol con ampollas durante la niñez, ya que la piel tiene memoria.

- Nuestro riesgo de padecer melanoma también aumentará con la edad, aunque también se diagnostica a personas jóvenes.

Obviamente también contarán los factores genéticos, que no podemos controlar, pero es fundamental tenerlos en cuenta para extremar precauciones:

- Si tenemos familiares cercanos, de primer grado, es decir, padre, madre, hermanos o hijos que han sido diagnosticados.

- Las personas con piel blanca, ojos azules o verdes y cabello rubio o pelirrojo son más susceptibles.

- Si tenemos lunares, pecas o marcas de nacimiento.

Señales y síntomas. Los lunares y otros cambios en la piel

Ahora que sabemos que los lunares son un factor fundamental de riesgo y que, por lo tanto, debemos tener controlado para detectar posibles cambios, es importante establecer qué se considera un lunar normal.

Un lunar normal es una mancha en nuestra piel, de color uniforme, ya sea canela, marrón o color café, que por lo general miden menos de 6 milímetros. En cuanto a su forma, pueden ser redondos u ovalados y aparecer más abultados o planos. Podemos tener lunares de nacimiento o que aparezcan después, la mayoría no variarán de color, forma o tamaño durante muchos años y algunos pueden llegar a desaparecer. Deberemos ir al médico cuando nos aparezca un nuevo lunar, para mantenerlo controlado, aunque la mayoría son inofensivos.

La regla ABCDE nos ayuda a identificar señales anómalas en la piel, que posteriormente consultaremos con un médicoLa regla ABCDE nos ayuda a identificar señales anómalas en la piel, que posteriormente consultaremos con un médico

¿Cuándo debemos preocuparnos?

En líneas generales, cualquier cambio inusual en el aspecto o sensación de una zona de la piel debería ponernos en alerta, así como si aparecen llagas, imperfecciones o protuberancias, deberíamos acudir a nuestro dermatólogo.

En cuanto a los lunares, lo más importante es fijarnos si han aparecido nuevos y prestar especial atención a cambios en cuanto a tamaño, forma o color de los lunares que ya teníamos. También es síntoma de alerta si tenemos un lunar que es diferente a los demás de nuestro cuerpo.

Existe un método muy sencillo para ayudarnos a identificar las señales habituales de un posible melanoma, se trata de la regla ABCDE:

- A de Asimetría : que la detectaremos al comprobar que la mitad del área del lunar o de la marca de nacimiento es distinta a la otra mitad.

- B de Bordes : cuando los bordes del lunar son irregulares, poco definidos o desiguales.

- C de Color : cuando no presenta un color uniforme, es decir, que aparezcan sombras color marrón o negras o en algunos casos rojas, azules o blancas.

- D de Diámetro: lo normal es que la mancha tenga, generalmente un tamaño de 6 milímetros (aunque hay melanomas más pequeños).

- E de Evolución : cuando el color, la forma o el tamaño del lunar cambian.

Aunque es importante tener en cuenta la regla ABCDE, los melanomas no cumplen necesariamente todo lo descrito. Por ello, ante cualquier cambio en el aspecto de una zona de la piel o un nuevo lunar debemos informar a nuestro médico o dermatólogo.

Otros cambios a los que debemos prestar atención, son:

- Cuando aparece un enrojecimiento o inflación en el borde del lunar o mancha.

- Cuando sentimos dolor, sensibilidad o picor.

- Cuando se extiende el color por la piel próxima a la mancha o lunar.

- Cuando un lunar presenta sangrado, descamación o secreciones.

- Cuando tenemos una llaga en la piel que no termina de cicatrizar.

Como siempre, desde Bekia Salud, os recomendamos que ante cualquier duda, variación o si presentamos algunos de los cambios o síntomas que hemos descrito antes, debemos acudir lo antes posible a nuestro médico o dermatólogo, para que nos lo examine.

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