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ENFERMEDADES

Miastenia gravis

Miastenia gravis
María del Valle Mejías Morón
Última actualización: 12 Noviembre 2018
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La miastenia gravis ataca directamente a tus movimientos diarios, pero, ¿qué es? ¿cómo te afecta? ¿Existe tratamiento?

La miastenia gravis es una enfermedad que afecta al sistema autoinmune y debilita en profundidad la mayoría de músculos de tu organismo que de forma natural controlas. Esto provoca una fatiga rápida y profunda que puede llegar a afectarte severamente en tus actividades diarias.

El control que tienes de los músculos de tu cuerpo que utilizas para todos los movimientos diarios se debe a la conexión que existe entre éstos y los nervios de tu cerebro, que son los encargados de enviar las señales para esa actividad. La miastenia gravis ataca directamente a esta relación, por lo que las señales no son enviadas correctamente y ello provoca el debilitamiento. En los casos más leves la miastenia solo afecta a los músculos más grandes de las piernas y los brazos, pero existen casos más severos en los que puede llegar a provocar problemas en la visión, al tragar e incluso al respirar.

En la mayoría de los casos, la miastenia se produce después de un ejercicio físico intenso y se puede recuperar con un reposo de unas horas, pero en otros casos se puede prolongar unos días.

Aunque la miastenia gravis puede afectar a personas de todas las edades, no es una enfermedad que suela ocurrir en niños, sino que es más común en las personas adultas, sobre todo en las mujeres menores de 40 años y hombres mayores de 60.

En la conexión nervio-músculos existen unas partículas químicas conocidas como neurotransmisores que son los que llevan la señalEn la conexión nervio-músculos existen unas partículas químicas conocidas como neurotransmisores que son los que llevan la señal

¿Por qué se produce?

La principal causa de la miastenia gravis es, como hemos indicado anteriormente, la realización de un ejercicio físico severo, que afecta al sistema autoinmune e interrumpe la conexión entre los nervios y los músculos, afectando a los movimientos que realizamos de forma voluntaria. Esto quiere decir que hay otros movimientos como el cardiaco o el intestinal sobre los que la miastenia no afecta, ya que no los realizas de forma voluntaria.

En la conexión nervio-músculos existen unas partículas químicas conocidas como neurotransmisores que son los que llevan la señal. La miastenia gravis crea unos anticuerpos que atacan a estas partículas, evitando así que la señal llegue a los músculos y provocando su debilitamiento.

En algunos casos, la miastenia se debe a su relación con el timo. El timo es una glándula que forma parte del sistema inmunitaria y se encuentra en la parte superior del tórax. Esta glándula es de tamaño pequeño pero la miastenia puede provocar que su tamaño aumente en gran cantidad e incluso que se formen tumores.

Síntomas

Aunque el síntoma principal de la miastenia gravis es la debilidad muscular, esta dependerá del músculo que se vea más o menos afectado y el uso que le demos en las actividades diarias. La miastenia empeora en función de la cantidad de ejercicios que realicemos con el músculo afectado y mejora con el reposo del mismo, pero dependerá si se trata por ejemplo de un brazo o de los músculos que tenemos en la zona del ojo y que afecta a nuestra visión, como los párpados.

En la mayoría de las personas que padecen esta enfermedad, uno de los primeros síntomas que aparecen son aquellos que afectan a los músculos de los ojos, provocando sobre todo la caída de los párpados y la visión doble.

Aunque es menos común, en algunos casos además de a los ojos afecta a otros músculos de la cara, creando problemas a la hora de masticar, tragar e incluso hablar, ya que los se ven realmente afectados los músculos que conforman la garganta y todos sus movimientos.

En casi todos los casos en los que la miastenia gravis ha afectado a músculos del rostro y de la garganta, se han visto afectados también los músculos más importantes del cuerpo, como los que ayudan al movimiento de cuello, brazos y piernas. En el caso de las piernas, el debilitamiento puede incluso provocar que te cueste caminar correctamente. Aunque a veces son los síntomas más evidentes y preocupantes, son los más fáciles de recuperar con un correcto reposo.

Diagnóstico y tratamiento

Acude al médico de atención primaria si sientes algún tipo de síntoma relacionado con los mencionados anteriormente. Si notas debilitamiento en brazos y piernas, te cuesta hablar, masticar o incluso tienes problemas para ver bien, debes acudir al médico para realizar un diagnóstico y saber si se trata de un caso de miastenia gravis.

El médico realizará varios exámenes físicos y neurológicos para el correcto diagnóstico de la enfermedadEl médico realizará varios exámenes físicos y neurológicos para el correcto diagnóstico de la enfermedad

El médico realizará varios exámenes físicos y neurológicos para el correcto diagnóstico de la enfermedad. Algunos pasarán por el análisis de sangre, la inyección de edrofeno o colocar una bolsa de hielo en la zona afectada (por ejemplo los párpados) y observar si tras la aplicación existe nuevamente movimiento.

La estimulación repetitiva del nervio también puede ayudar a comprobar si está enviando las señales oportunas al músculo y así saber si estamos ante un caso de miastenia grave o es otra enfermedad la que ha afectado a la debilidad del cuerpo como por ejemplo la fibromialgia.

Independientemente de los síntomas y las pruebas que afectan al movimiento de los músculos del cuerpo y el rostro, el médico realizará un TAC para descartar que exista un tumor en la glándula del timo, y que sea este el que está provocando la enfermedad.

No existe cura para la miastenia gravis, pero sí se pueden llevar a cabo muchos tipos de tratamiento para aminorar los síntomas, sobre todo en aquellos casos en los que los músculos se ven ya realmente perjudicados.

Los medicamentos más utilizados en el tratamiento de la miastenia gravis son los corticoides, los anticolinesterásicos o la técnica de la plasmafénesis, que consigue grandes resultados en la mejoría de las personas con esta enfermedad y debilitamiento de los músculos.

En tratamiento quirúrgico mediante cirugía solo se produce en aquellos pacientes que muestran un tumor o aumento de tamaño importante del timo, en la que se extrae por completo la glándula.

Además de los tratamientos médicos en los que se suministran una gran cantidad de medicamentos, existen algunos cambios en la rutina diaria que pueden ayudar a aliviar la enfermedad. Se recomienda tomarse un día entero para el descanso en casa, donde todos los músculos del cuerpo se encuentren en reposo, aminorar el ejercicio físico intenso, al menos durante un tiempo para así controlar los síntomas de la enfermedad, utilizar parches en los ojos en el caso en que la visión se vea gravemente afectada y evitar en la medida posible las situaciones de estrés y la exposición al sol y al calor, ya que pueden empeorar los síntomas.

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