La miel es un alimento que a muchas personas les encanta no solo por su sabor, si no también por todas las propiedades que tiene. La miel tiene propiedades antiinflamatorias y que es un ingrediente común para cuando una persona está resfriada o tiene gripe. Pero, ¿la miel puede tratar el asma y mejorar sus síntomas?
La miel suele utilizarle cuando hay dolor de garganta, cuando una persona tiene asma puede reducir los síntomas si se utiliza correctamente. Aunque también, tiene algunos riesgos que es necesario tener presente.
La miel y los síntomas del asma
Parece que la miel puede tener beneficios para las personas con asma, sobre todo para controlar la tos tan molesta en estos casos. La miel aumenta la producción de saliva y como ésta lubrica las vías respiratorias, reduce la irritación en la garganta por lo que la tos puede disminuir eficazmente.
Por si fuera poco, la miel también tiene propiedades antiinflamatorias y puede disminuir la hinchazón de las vías respiratorias que ocurre cuando se padece asma. Lo ideal en adultos, es utilizar dos cucharaditas de miel antes de ir a dormir, para reducir la tos y facilitar el sueño y el descanso de la persona afectada. Aunque la miel por sí misma, no puede ser un tratamiento único para el asma.
El polen es un alégrenlo común que puede desencadenar en ataques de asma, y muchos defensores de miel afirman que tomar miel puede ayudar a un individuo a insensibilizarse ante el polen y reducir los síntomas del asma.
Investigaciones sobre la miel y el asma
Las investigaciones afirman que la miel puede ayudar a reducir la tos, por eso es importante señalar que los estudios exploraron los efectos de la miel en las infecciones de las vías respiratorias superiores, no en el asma, aunque las dos afecciones pueden tener síntomas similares.
Un estudio de 2012 incluyó a 300 niños de entre 1 y 5 años con infecciones de las vías respiratorias superiores. Los investigadores le dieron a algunos niños miel de cítricos, miel de eucalipto o miel Labiatae. Otros recibieron un placebo. Los niños que tomaron miel tuvieron alivio de la tos nocturna, lo que dio como resultado una mejoría en el sueño.
Una revisión en 2012 analizó los resultados de dos ensayos clínicos que incluyeron un total de 265 niños con tos aguda. Al comparar la efectividad de la miel y los supresores de la tos, los investigadores encontraron que la miel era tan efectiva o ligeramente más efectiva que la difenhidramina o el dextrometorfano, dos ingredientes comunes en los jarabes de la tos. La miel también fue más capaz de tratar la tos que cualquier otro medicamento.
La mayoría de los estudios incluyeron miel tomada por vía oral, pero un estudio en animales de 2014 probó si la miel inhalada podría reducir los síntomas del asma. Los resultados indicaron que la miel fue efectiva. Sin embargo, se necesita investigación adicional en humanos, por lo que de momento no se puede concluir del todo su efectividad en las personas.
Riesgos de la miel en el asma
Aunque tomar una o dos cucharaditas de miel puede ser seguro para las personas, existen algunas excepciones que se deben tener en cuenta. Los bebés menos de 1 año no deben recibir miel porque podrían sufrir botulismo.
El botulismo es un tipo raro de intoxicación causada por la bacteria Clostridium botulinum. El botulismo puede causar vómitos, dificultad para respirar y parálisis, y puede ser potencialmente mortal. Se transmite principalmente a través de suelos y alimentos contaminados. La miel puede contener esporas de botulismo. Si bien las defensas naturales en adultos y niños mayores evitan que crezca la bacteria, los bebés tienen sistemas inmunológicos más débiles y las esporas que consumen pueden crecer y liberar toxinas. La pasteurización de la miel no elimina el riesgo de botulismo. Los bebés menores de 12 meses no deben tomar miel bajo ningún concepto.
Las personas también pueden ser alérgicas a la miel. Esta alergia puede estar relacionada con la contaminación de la miel con polen, no con el veneno de abeja. Una persona que es alérgica a las picaduras de abeja no es necesariamente alérgica a la miel. A medida que se produce miel, puede contaminarse con polen de árboles y otras plantas. Una persona con alergia al polen puede experimentar síntomas cuando comen miel.