Prácticamente todo el mundo sabe, o ha oído alguna vez, que que el ejercicio físico es beneficioso para la salud, es una cuestión que asumimos y que, simplemente, está en nuestra mano decidir si queremos realizarlo o no. Sin embargo, aun conociendo sus cualidades y lo bien que nos puede venir para nuestras circunstancias personales (por ejemplo, sabemos que nadar mejoraría nuestros dolores de espalda, correr nos ayudaría a perder peso o hacer pesas aumentaría nuestra fuerza), pero aun así no nos sentimos motivados para practicarlos.
La cuestión es fácil, tales objetivos son demasiado amplios y difusos, nos perdemos en el camino. Si queremos tener éxito a la hora de mantenernos practicando deporte, debemos de motivarnos con objetivos y metas mucho más concretos, palpables y que se alcancen a corto plazo. Además, tenemos que buscar fuentes de motivación nuevas, no sólo las que nos lleven a iniciar una práctica deportiva, sino también a mantenerla.
En Bekia te proponemos estas 7 sencillas tareas para motivarte antes y después del ejercicio:
1. Coge papel y lápiz y elabora dos listas
En la primera apuntarás las ideas que te animan a practicar ejercicio (quiero sentirme más relajado; quiero perder peso; quiero prevenir padecer enfermedades en el futuro, etc.). Después, elabora otra con las ideas que te echan hacia atrás (lo voy a dejar enseguida; no tengo tiempo; tendría que comprarme ropa deportiva, etc.).
Coge la lista de las cosas que te desaniman, y trabajaremos sobre cada una de las ideas que has apuntado. ¿Cómo lo haremos? Para ello nos basaremos en una técnica empleada en diversos campos de la psicología, que consiste en dar la vuelta a esas afirmaciones: Conviértelas en motivaciones. Por ejemplo: "No aguantaré mucho tiempo" lo podemos convertir en "Iré poco a poco y me demostraré a mi mismo que soy capaz de cumplir todo lo que me proponga". Si pienso que "no tengo tiempo", podemos decir que "voy a reestructurar mis horarios para aprovechar mejor el tiempo y sacar unas horas a la semana para el ejercicio".
Ahora, junta ambas listas y tendrás un montón de motivos para empezar a hacer ejercicio.
2. No te centres sólo en lo que conseguirás a largo plazo
Atiende a tu cuerpo y tu mente desde el principio para notar los cambios que vas a empezar a experimentar. Tras la primera sesión haciendo ejercicio notarás cansancio pero también que has conseguido realizarlo hasta el final, has superado tu pereza, te sientes relajado y aliviado, has disfrutado, has sabido superar las pequeñas dificultades que te hayan podido surgir, etc.
3. Elabora un plan y un horario claro y definido
Como decíamos antes, no podemos mantenernos firmes cumpliendo una actividad si la planificación es difusa, por ello, elabora un plan de trabajo. Si acudes a una clase en un gimnasio, centro deportivo, o es una actividad que realizas al aire libre con un grupo de gente, esa planificación ya viene dada, pero si tu actividad consiste en ir a una sala de máquinas, a correr, nadar, caminar, etc., debes crearte un buen calendario y plan de acción.
Ayúdate buscando por internet, libros o revistas, que te indiquen cuánta actividad concreta debes hacer al día y a la semana, y escoge unas horas fijas para hacerlo. Una vez que tengas el hábito creado, el cuerpo te pedirá ir a hacer deporte cuando toque, porque el cuerpo nos demanda siempre aquello a lo que le tenemos acostumbrado.
Por ello, si hablamos de un deporte individual, debemos empezar poco a poco, porque si pretendemos correr 20 minutos seguidos el primer día, nos encontraremos mal físicamente y nos frustraremos. En cambio, si cada día cumplimos con lo prefijado, tendremos la satisfacción de haber cumplido nuestra tarea y estaremos animados a continuar el siguiente día que toque.
4. Nota cómo va cambiando tu vida
Ya hemos oído muchas veces que el deporte reduce el estrés, nos ayuda a dormir y a sentirnos de mejor humor. ¡No necesitas oírlo una vez más! Compruébalo tú mismo/a con el paso de los días y las semanas, y pide opinión a las personas de tu alrededor, seguro que te notan más animado/a.
5. Elige lo más cómodo para ti
¿No te gusta entrenar con otras personas? Busca una actividad que puedas realizar tú solo/a. ¿Si vas solo/a te aburres? Busca una actividad colectiva en el gimnasio, o incluso grupos de gente que se junta para correr y hacer otros deportes, será, además, una oportunidad para conocer gente nueva. También puedes proponer a algún amigo o amiga que se apunte contigo.
6. La música siempre anima
Busca tu playlist favorito y enchúfalo para ir de camino al gimnasio o la piscina, será un rato agradable que asociarás con la idea de ir a entrenar. Más aún si se trata de ir a correr o caminar, escucharás tu música favorita a la vez que te pones en forma.
7. Elabora un diario con tus progresos
Cuando terminamos de realizar ejercicio, si este es adaptado a nuestra capacidad, y no hemos hecho ninguna locura de sobrecarga, tendremos una enorme sensación de bienestar. Esto es debido a que hemos favorecido que nuestro cerebro liberara una serie de hormonas que nos ponen de buen humor. Así, si te cuesta mucho motivarte, apunta en un cuaderno el tiempo que has hecho ejercicio, lo que has avanzado y las sensaciones que tienes, por ejemplo: "estoy muy contento/a porque hoy he conseguido hacer más flexiones. Me siento con mucha energía, cuando antes solía estar cansado, y me he divertido en el gimnasio. Tengo ganas de volver a la siguiente sesión".