La catalepsia es un trastorno nervioso súbito que se caracteriza por provocar rigidez corporal, inmovilidad y pérdida de la sensibilidad tanto del sentido del tacto como de la pérdida de la sensibilidad ante el dolor físico. La catalepsia hace que las personas sean incapaces de responder a cualquier estimulo sensorial. La catalepsia se entiende como uno de los síntomas de la catatonia, un síndrome psicomotor en el que sí aparecen movimientos estereotipados.
El cuerpo de la persona afectada adquiere una apariencia rígida que a veces se confunde con la muerte porque la víctima permanece inconsciente durante el episodio. En ocasiones, cuando la persona se mantiene consciente, el estado cataléptico puede estar marcado por síntomas de intensa excitación mental y por un discurso y unas acciones aparentemente voluntarias. A veces, los síntomas apenas se distinguen de los de la histeria.
Normalmente un ataque de catalepsia dura unos pocos minutos, pero excepcionalmente puede llegar a durar varios días. Por este motivo, a lo largo de la historia se ha pensado en muchas ocasiones que una persona que estaba pasando por un episodio de catalepsia estaba muerta cuando en realidad no lo estaba.
Síntomas de la catalepsia
La catalepsia forma parte del cuadro clínico de otras afecciones, pero es fácilmente reconocible porque muestra síntomas propios:
- Postura corporal extremadamente rígida
- Disminución de la sensibilidad al dolor
- Extremidades que permanecen en la misma posición cuando se intenta moverlas
- Funciones corporales más lentas, especialmente la respiración
- Disminución o pérdida completa del control muscular
Causas de la catalepsia
Se dice que la catalepsia es causada por una condición patológica del sistema nervioso, generalmente producida por una emoción mental grave o prolongada.
La catalepsia es un síntoma que aparece en distintos trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson o la epilepsia. La desintoxicación de algunas drogas, en particular de la cocaína, también puede causar catalepsia. Más raramente, las emociones extremas también pueden causar catalepsia.
La catalepsia está asociada con la esquizofrenia y la histeria, y hay razones para creer que puede ser autoinducida en ciertos casos. Se conoce que en oriente, los fakires se inducían un sueño catalítico que podía durar meses, e incluso hay documentados casos en los que se dejaron enterrar para ser exhumados cuando la hierba ya había crecido sobre sus tumbas.
Los medicamentos antipsicóticos también pueden provocar catalepsia, no hay que olvidar que este trastorno es uno de los muchos efectos secundarios que interfieren en la voluntad de tomar su medicación en las personas con esquizofrenia.
El tratamiento de la catalepsia
En general, el tratamiento se centra en mejorar las causas neurológicas subyacentes del trastorno. Los relajantes musculares pueden ser efectivos para algunas personas que sufran este problema.
Cuando la catalepsia es causada por el síndrome de abstinencia a las drogas, las personas en su mayoría vuelven a la normalidad tras varios días o semanas. No obstante, estas personas deben ser vigiladas por personal sanitario para detectar signos de afecciones potencialmente mortales causadas por la abstinencia.
Cuando la catalepsia es causada por un acontecimiento traumático o por una emoción extrema, ésta desaparece generalmente por sí sola, por lo que no necesita de tratamiento. Sin embargo, si persiste durante un período prolongado de tiempo, los medicamentos antipsicóticos junto a la psicoterapia pueden ayudar a remediar la causa subyacente.
Curiosidades de la catalepsia en el pasado
La tecnología médica moderna y la buena formación de los médicos en la actualidad han hecho que desaparezca de las sociedades el temor de ser enterrados vivos. Sin embargo, ésta era una preocupación legítima para cualquier persona durante gran parte de la historia, especialmente si sufrían episodios o ataques de catalepsia.
Durante el siglo XIX, los escritores románticos, como Edgar Allan Poe, no ayudaron mucho porque con sus relatos de terror crearon una profunda angustia social en torno a la posibilidad de ser enterrados con vida. También aparecían en la sección de sucesos de los periódicos noticias relacionadas con personas que habían sido enterradas vivas por error. Esto sucedía mayormente por la precaria formación de los médicos de la época, que obviamente no tenían los avances ni la tecnología que tenemos actualmente.
Una de las soluciones que se adoptaron, bien intencionada pero extraña, fue la creación de "hospitales de muertos", donde los cuerpos se mantenían en observación durante unos días para asegurarse de que realmente estaban muertos. En el caso de que alguna persona se despertara, el hospital estaba provisto de comida, vino y tabaco para atender a la persona "resucitada".
Era una idea creativa pero ingenua, ya que se evitaba el problema real que existía: el conocimiento médico y la tecnología no habían progresado lo suficiente como para comprender cómo funcionaba la catalepsia y por qué no era necesariamente un signo de muerte inminente.
Como hemos visto, uno de los síntomas de la catalepsia es la pérdida de sensibilidad ante el dolor. Esta insensibilidad duraba lo que duraba el episodio cataléptico, esto significa que las medidas "médicas" tomadas durante el siglo XIX para probar el fallecimiento fueron igualmente ineficaces. Por ejemplo, se llegaba a cortar los dedos de las personas que se suponían muertas. Se pensaba que si no se daban cuenta ni se quejaban por esta práctica, la persona en cuestión estaba realmente muerta y podía ser enterrada con un riesgo mínimo de que se despertara poco tiempo más tarde.
Los inventores también aprovecharon este pánico social para crear "ataúdes de seguridad" que estaban equipados con campanillas que podrían alertar a las personas que pasaran por el cementerio de que estaban enterradas vivas. De hecho, la famosa frase "salvado por la campana" proviene de este invento. Estos ataúdes también estaban provistos de un alijo de veneno por si la persona enterrada viva entraba en pánico al ver que no iba a ser rescatada y, por tanto, iba a morir lenta e inevitablemente dentro del ataúd. El veneno le evitaría esa muerte lenta y angustiosa.
No se conoce si estas medidas salvaron vidas, pero, sin duda, sí calmaron la angustia social que había en la época.
En la actualidad
Pasarían muchos años hasta que se entendiera que la catalepsia es en realidad relativamente común. Ahora se comprende que forma parte de la categoría de los trastornos del sueño REM al igual que otros trastornos relacionados como la narcolepsia. Por tanto, y como hemos visto, hoy en día la catalepsia es un trastorno tratable con medicamentos, y muchos pacientes introducen en sus vidas técnicas de relajación que les ayudan a llevar una vida lo más normal posible.