Existe la creencia (aunque gracias al cielo ya no es tan extendida) de que las personas que van al psiquiatra están locas. Lógicamente esto es falso. Al psiquiatra realmente puede ir todo el mundo que tenga un problema en su vida y quiera solucionarlo. Al igual que nuestro cuerpo, nuestro salud mental también tiene que ser revisada de vez en cuando y que mejor manera que acudiendo un psiquiatra.
Hay personas que notan que últimamente están perdiendo el control de su vida y tienen dudas sobre si acudir o no. 3 son los motivos principales por los que se pospone la cita:
-Tienen vergüenza de contar su problema, como si el psiquiatra fuese a juzgarles duramente por algo que no pueden controlar. ¿Te da vergüenza ir al médico cuando tienes fiebre? ¿Entonces por qué al psiquiatra si?
-El factor económico: desgraciadamente no son baratos.
-Piensan que el problema es temporal. Cuando se dan cuenta de que el problema no se va solo muchas veces es demasiado tarde. O puede que no lo sea pero ha pasado gran parte de su vida con un problema que podría haber desaparecido desde un principio.
¿Psicólogo o psiquiatra?
Es importante diferenciar entre psicólogo y psiquiatra. Los dos trabajan con la salud mental de las personas. Por un lado, el psiquiatra es la persona que se ocupa de tratar los trastornos mentales más problemáticos porque el enfoque con el que trabajan es biologicista, es decir, se centra en los aspectos químicos del cerebro y mediante la prescripción de fármacos intenta paliar los síntomas del paciente.
El psicólogo por su parte se centra en tratar el trastorno desde un enfoque más comportamental, poniendo énfasis en las relaciones interpersonales e historia del paciente. El psicólogo no puede recetar medicación pero es obligatorio para los pacientes que una vez que estén tomando los fármacos quieran recuperar el rumbo de sus vidas, pues salvo casos extremos no podemos depender para siempre de la medicación para "estar bien". Por otro lado, los psicólogos también actúan con las personas que tienen problemas graves aunque no requieran medicación previa.
Por eso, dependiendo del problema que tengas, plantéate recurrir a uno u otro. De todos modos, dependiendo de a la consulta que vayas, si ven que es más adecuado el otro enfoque, ellos mismos deberían decírtelo.
Señales de que debes de ir al psiquiatra
1-Una emoción negativa que dura más de lo normal. Todos sufrimos ansiedad de vez en cuando, por ejemplo presentarnos a unas oposiciones o ser víctimas de un robo nos puede producir estrés y ansiedad en un momento dado.
También sufrir un divorcio, que se muera un ser querido o dejarlo con la pareja nos producirá dolor, sufrimiento y profunda tristeza. Son emociones que vamos a tener necesariamente porque son parte de la superación de un duelo. Sin embargo, debemos preocuparnos cuando duran más de lo normal. Por ejemplo, estar un año deprimido sin salir de casa durante unos meses porque te has separado de tu pareja puede ser normal, cuando en vez de eso es un año deja de serlo.
Otro ejemplo, estar preocupado porque tienes un examen la semana que viene es normal, estar preocupado porque tienes miedo de que te caiga una maceta en la cabeza al bajar a la calle ya no. Por otro lado, si esa emoción no tiene una causa que la justifique (estar triste o ansioso continuamente sin motivo aparente) es aun más importante que vayas al psiquiatra.
2- Has sufrido uno o varios ataques de pánico. Cuando se sufre un ataque de pánico la persona suele ir en primer lugar al médico de cabecera, buscando una explicación orgánica, pero en realidad la explicación es psicológica. Tener miedo a ir a determinados lugares (metro, supermercado, cines, conciertos...) o a hacer una actividad concreta por si se sufre una de estas crisis es un síntoma claro.
3- Si has acudido varias veces al médico general porque tienes la sensación de que tienes una enfermedad. Si él no puede encontrarte nada físico tal vez te recomiende acudir a un psiquiatra, no porque piense que estés loco ni mucho menos, si no porque los síntomas que tienes los considera psicosomáticos (intervienen factores psicológicos) y no puede atenderte adecuadamente, ya que un médico se ocupa de la parte fisica del cuerpo y no de la salud mental.
4- Las personas que conviven contigo sufren. Hay veces que la propia persona no se da cuenta de sus síntomas pero se está haciendo daño tanto a si misma como a los demás. Por ejemplo, en el caso de niños con TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad), que casi que lo sufren más los padres que ellos mismos. Otro ejemplo son los trastornos hipomaníacos, que son aquellos en los que la persona vive en un estado de continua euforia que alterna con enfado cuando las cosas no salen como ellos quieren. Por último, hay delirios que la propia persona se cree reales y que hacen sufrir tremendamente a los que conviven con ella (delirios de celos, persecutorios...).
5- Trastornos del sueño. El sueño está muy relacionado con la salud mental. Si notas que llevas una o más semanas que te cuesta conciliar el sueño, mantenerlo o que por el contrario duermes demasiado es una señal de que hay algo que no va bien.
6- Aislamiento social. Gran parte de los trastornos mentales por unos motivos u otros, tienden al aislamiento de los demás. La persona pasa cada vez más tiempo sola por diversos motivos, aburrimiento, apatía, desconfianza, pensar que se le va a juzgar duramente... No es normal que repentinamente una persona deje de salir con sus amigos y familiares de la noche a la mañana.
7- Cambios marcados en el estado de ánimo y en el carácter. Los cambios de humor repentinos que se mantienen bastante en el tiempo son un síntoma claro. Por otra parte, las personas a las que le suele cambiar el carácter o la forma de ser junto con algunos de los síntomas antes mencionados son una muestra de que algo raro está pasando. El carácter es estable a lo largo del tiempo y un cambio muy radical (irascible, impulsivo cuando siempre fuiste reflexivo, etc) es síntoma de algunos tipos de depresión, psicosis e incluso algunas demencias.
Si has experimentado recientemente estos síntomas deberías ir a un psiquiatra o psicólogo, no te esperes a ir cuando sea demasiado tarde. Si por otro lado, conoces a alguien que tiene estos y otros síntomas como sufrir alucinaciones o abusar de las drogas es necesario que le convenzas para ir. La mayoría a las que les pasa esto no son conscientes de hasta que punto tienen un problema, ya que las alucinaciones parecen reales y el adicto es difícil que reconozca el problema.