En nuestra sociedad podemos encontrar muchas fobias, tantas como tipos de personas hay en el mundo. Existe una fobia que aunque es poco común ocurre en personas de cualquier edad. Se trata de la nictofobia. Hay personas que tienen un miedo irracional a la oscuridad. Se sabe que esto puede ser un desarrollo normal en niños pequeños, pero no es algo que sea habitual en niños mayores o en adultos.
La nictofobia es un miedo a la oscuridad que no tiene relación con el desarrollo de la persona que lo padece. Esta fobia hace que la persona que lo padece tenga limitadas sus actividades, que evite ciertas circunstancias y que experimente mucha ansiedad cuando sabe que no va a haber luz o que habrá luz escasa en el contexto en el que se encuentre. La nictofobia aparece cuando la preocupación pasa de ser un mecanismo de protección innata a ser un problema clínico que se denomina fobia.
Causas
La nictofobia también se conoce como escotofobia o ligofobia. Puede estar en la naturaleza evolutiva ya que muchos depredadores cazan por la noche y las personas pueden llevar estos miedos en sus genes, para evitar ser devorados por depredadores. Claro está, en la sociedad actual las probabilidades de ser devorados por un animal depredador son nulas o casi escasas.
El miedo puede no estar relacionado con la oscuridad en sí, sino con peligros desconocidos escondidos en la oscuridad (por eso las películas de horror y suspense a menudo usan la oscuridad como una forma de asustar a los espectadores y la realidad es que siempre lo consiguen). La oscuridad o el no poder ver nada hace que la persona sienta miedo ante la incerteza de lo que puede tener delante. No sabe si está en peligro o si no lo está porque no puede ver nada. La falta de seguridad y la confianza también pueden influir en esto, especialmente si tiendes a temer a la oscuridad con más frecuencia cuando estás solo.
Hay expertos que consideran que el miedo a la oscuridad puede estar relacionado con la ansiedad por la separación de una figura de apego principal. Se piensa que quizá los niños que no han tenido suficiente apego con sus padres pueden sentir miedo a la oscuridad en la vida adulta.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas de la nictofobia puede variar de persona a persona, puesto que no hay dos personas iguales y aunque sea la misma fobia, los síntomas pueden ser diferentes. Dependiendo de la gravedad de la fobia y del caso en particular los síntomas pueden ser más o menos graves. A rasgos generales, los síntomas de la nictofobia incluyen:
- Sentir nervios en cualquier ambiente oscuro o con poca luz
- Necesidad de dormir con luz por la noche
- No querer salir por la noche
- Experimentar síntomas físicos que incluyen: palpitaciones, sudores, temblores o sensación de malestar (náuseas, dolor de cabeza y diarrea) cuando se le obliga a pasar tiempo en la oscuridad
Los síntomas de casos más graves de nictofobia incluyen:
- Evitar a toda costa las habitaciones oscuras
- Quedarse en casa por las noches
- Enfadarse o ponerse a la defensiva si alguien intenta convencerle de pasar tiempo en la oscuridad
Esta fobia tiene algunos criterios diagnósticos que son comunes en todas las fobias, puesto que debe diferenciarse de que sea solo un miedo. Será un médico o un especialista de salud mental el que se encargue de poder diagnosticar esta fobia en la persona afectada.
Tratamiento
El objetivo de la terapia es desafiar las creencias que generan el miedo sobre la oscuridad mediante la sustitución de una conversación interna negativa por otra que tenga mensajes más positivos. Con una buena terapia esta fobia se puede superar, normalmente gracias a las técnicas cognitivo-conductuales. Normalmente el plan de tratamiento que se puede sugerir puede incluir:
- Exposición a la oscuridad en pequeñas dosis, incrementando la exposición siempre y cuando no sea amenazante (desensibilización)
- Terapia de conversación individual, familiar o de grupo
- Aprendizaje de técnicas de relajación, como la respiración profunda
- Medicamentos anti-ansiedad y antidepresivos