Si eres como millones de personas es posible que quieras perder peso... un poco, o bastante. Quizá también quieras hacer cambios en tu cuerpo o estás tratando desde hace años conseguir verte mejor pero no lo consigues. Si eres como la mayoría de las personas, también habrás hecho dieta alguna vez o has hecho ejercicios con la idea de mejorar tu cuerpo, y luego lo has abandonado al no tener resultados rápidos.
Quizá creas que nada de eso funciona, en realidad... la dieta y el ejercicio siempre funcionan, solo que es un proceso lento y largo y se necesita perseverancia para conseguir buenos resultados.
¿Son buenas tus expectativas de pérdida de peso?
Quizá te preguntas por qué todo lo que intentas parece que no funciona... Y es que hay una pregunta importante que debes responder: ¿realmente quieres perder peso? Si la respuesta es afirmativa, tendrás que permitirte hacerte otra pregunta quizá más difícil: ¿Estás haciendo todo lo que necesitas para perder peso?
Piensa esto con tiempo y clasifica la importancia para ti de perder peso en una escala del 1 al 10 (siendo 1 el más importante y el 10 el menos importante). Ahora piensa en una semana típica de tu vida y calcula cuánto tiempo pasas haciendo cosas necesarias para perder peso, esto incluye:
- Ejercicio cardiovascular (5 o más veces en semana)
- Entrenamiento de fuerza (2 o más veces en semana)
- Ejercicios de flexibilidad
- Mantenerse lo más activo posible: subir y bajar escaleras, caminar siempre que puedas, moverte más, etc.
- Comer de forma saludable
- Vigilar las calorías que se ingieren
- Dormir lo suficiente
- Manejar el estrés y tener niveles razonables
¿Haces todas estas cosas cada semana? Aunque no lo hagas todos, ¿haces algo de esto? ¿Quizá no hagas nada? Tómate un momento para comparar estas cosas: la importancia que. Has dado a perder peso y la energía que empleas para conseguirlo. Si ves que no es coherente una cosa con la otra, bueno, es bastante común. Para muchas personas suele haber una diferencia entre lo que se dice que se quiere y lo que se hace realmente para conseguirlo. La disparidad se encuentra entre lo que es realmente importante para ti y lo que piensas que debería ser importante. Si la pérdida de peso es más de un "deber", tal vez es hora de renunciar a esa meta ahora mismo...
Renuncia a esa obsesión para perder peso
Si vives constantemente con la obsesión de perder peso, entonces no vivirás feliz. La idea de renunciar a perder peso puede parecerte completamente extraña. De hecho, puede parecer francamente peligroso, especialmente si tienes problemas de salud que podrían controlarse con la pérdida de peso. Esto no sugiere que debas dejar de perder peso, pero puede ser necesario un cambio de perspectiva para conseguirlo.
Una cosa que sabemos es que centrarse en el proceso de ejercicio en lugar del resultado lleva a un mayor éxito a largo plazo. ¿Porqué es eso? Una vez que se pierden el peso deseado o se reduce el riesgo para la salud, ¿por qué las personas seguirían haciendo algo que no les gusta? Un cambio en los factores motivacionales relacionados con el ejercicio, con un énfasis especial en las fuentes intrínsecas de motivación (por ejemplo, interés y disfrute en el ejercicio), juega un papel más importante en el manejo del peso a largo plazo.
Debes preguntarte qué pasaría si renunciases a perder peso como el resultado final. ¿Qué pasaría si liberases tu mente de esos pensamientos de perder peso de forma constante? Con demasiada frecuencia, establecemos objetivos basados en un cuerpo que nos gustaría tener. Muslos más delgados, abdominales más planos, músculos más definidos ... ¿quién no querría eso? Pero los peligros en este tipo de objetivos son que: no hay garantías de que lo consigas, ellos no cambian cómo eres, requieren perfección, la motivación se puede perder con el tiempo, no siempre funciona. Si has descubierto que el objetivo de perder peso no es suficiente para ponerte en movimiento, es hora de cambiar de pensamiento.