Muchas personas tienen la costumbre de morderse las uñas, un vicio que a la larga puede traer serios problemas para la salud. Este mal hábito se conoce en el mundo de la medicina como onicofagia y, normalmente, sus causas suelen ser psicológicas. El hábito compulsivo de morderse las uñas puede surgir a cualquier edad, pero lo más común es que la persona empiece a desarrollar esta fea costumbre desde niño y que con el paso de los años vaya desapareciendo. Incluso hay estudios que indican que ya desde el vientre materno hay bebés que empiezan a morderse las uñas como consecuencia del elevado estrés y tensión que reciben por parte de la madre. En la actualidad se puede decir que casi la mitad de los jóvenes menores de 18 años tienen este hábito. En el caso de los adultos, la onicofagia suele ser más difícil de encontrar y suele sustituirse por otros vicios incluso más dañinos como son el tabaco o el alcohol.
¿Por qué surge la onicofagia?
Como adelantábamos, la mayoría de las personas que se muerden las uñas suelen hacerlo como una respuesta al nivel de estrés y nervios al que están sometidas. Cuando el hábito surge en un niño puede deberse a que el pequeño sufre de ansiedad, miedo o tensión o está pasando una mala etapa debido a un cambio de colegio o a la llegada de un nuevo hermano a la familia. Los pequeños se muerden las uñas como una vía de escape a todos esos sentimientos negativos, ya que les ayuda a relajarse. Sin embargo, en algunos casos los niños empiezan a desarrollar esta onicofagia al tratar de imitar a sus padres o familiares cercanos que también tienen la costumbre de morderse las uñas. Por eso, es muy importante tratar de evitar este gesto delante de los niños para evitar que ellos también acaben cayendo en esta costumbre tan dañina para la salud.
La onicofagia también puede ser una respuesta a otros trastornos mucho más importantes y graves y que están relacionados con la autoestima. Hay adolescentes que se sienten muy inseguros frente a otros compañeros de su misma edad y que poco a poco empiezan a desarrollar grandes trastornos emocionales como la bulimia o un cuadro severo de ansiedad. En este caso, el morderse las uñas vuelve a ser una válvula de escape y una distracción a estos problemas. Por último, la onicofagia también puede ser el resultado de un trastorno obsesivo-compulsivo. En caso de que pueda sospecharse que el hábito de morderse las uñas pueda estar derivado de un TOC habrá que consultar a un especialista que decidirá cuál es el mejor tratamiento para tratar de erradicarlo.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de morderse las uñas?
La onicofagia puede provocar grandes problemas de salud a largo plazo, tanto a nivel físico como mental. La consecuencia más inmediata del hábito de morderse las uñas es estética, ya que la piel que las rodea puede llenarse de padrastros, pellejos y heridas abiertas que no suelen pasar desapercibidas para el resto de la gente. Pero esto no sólo es importante a nivel estético, sino que estas heridas en los dedos suelen ser de lo más molestas al generar dolor y picazón. Muchas veces las personas sólo encuentran alivio al arrancarse esta piel muerta, lo que no hace más que agravar la situación y generar un círculo vicioso. Esto puede provocar una paroniquia, es decir, que la piel que se encuentra justo encima de la uña se inflame. Esto también puede derivar en un problema de autoestima al ser conscientes del mal aspecto de las uñas y los dedos.
Por otra parte, los expertos indican que la onicofagia también puede aumentar el riesgo de contraer otras enfermedades como resfriados o gripes, pero también problemas más graves como son la salmonella o la bacteria E. Coli. Y es que nuestras manos están en contacto con prácticamente todo lo que nos rodea, por lo que si una persona tiene la costumbre de morderse las uñas es más que probable que muchas veces se lleve las manos sucias a la boca y entre se contagie con algún tipo de bacteria que puede provocar trastornos a nivel gastrointestinal, en el aparato respiratorio o en la zona oral.
Y es que las manos no son las únicas que sufren con la onicofagia, sino que la boca es otra de las zonas que más se resienten con este hábito. El morderse las uñas puede provocar daños en las encías e infecciones bucales como herpes o aftas provocadas por la ingesta de virus y bacterias que se trasladan de los dedos a la boca al morderse las uñas. Otra consecuencia, que también puede traer consecuencias a nivel estético, es el desgaste de los dientes que se utilizan para morder la uña. Sin embargo, la peor consecuencia que la onicofagia puede tener en la zona oral es la deformación de las arcadas dentarias. Los más pequeños son los más propensos a sufrir este problema, ya que sus huesos aún están en pleno desarrollo y el resultado puede acarrear graves consecuencias en la completa formación de la zona facial.
¿Cómo acabar con la onicofagia?
Lo bueno de la onicofagia es que no se trata de una enfermedad, sino de un hábito negativo que a base de constancia y trabajo puede hacerse desaparecer del todo. En el caso de los niños, lo mejor es hablar con ellos de forma pausada y clara para que entiendan por qué morderse las uñas no es bueno para ellos. Sin embargo, no hay que darle mayor importancia cuando este trastorno se desarrolla en la tapa infantil, ya que lo más probable es que acabe desapareciendo por completo a medida que el pequeño crece. En el caso de los adultos o de un trastorno obsesivo-compulsivo, lo mejor es tratar de ir erradicando este hábito siguiendo el tratamiento que indique el especialista.
Algunos de los trucos para dejar de morderse las uñas son:
- Usar productos especialmente pensados para evitar morderse las uñas como son los esmaltes o las cremas con sabores desagradables. También se pueden probar remedios caseros como son frotarse las uñas con ajo o guindilla.
- Pintarse las uñas : estarán tan bonitas que la persona evitará mordérselas para no estropear su manicura. Ponerse uñas postizas también es un buen truco, ya que éstas evitarán que se pueda morder la verdadera uña.
- Usar guantes : durante el invierno lo mejor es ponerse unos guantes calentitos, pero cuando llegue el verano éstos se pueden sustituir por guantes de látex o usar tiritas en los dedos para evitar llevarse las uñas a la boca.
- Echarse crema hidratante en las manos y las uñas para evitar que éstas se rompan y que entre la tentación de morderlas.
- Trata de sustituir las uñas por un snack o un vaso de agua cuando sientas deseos de mordértelas.
- Lo más importante: tener mucha paciencia y fuerza de voluntad. La onicofagia es un hábito muy difícil de superar, como también ocurre con el tabaco. Para conseguirlo puedes empezar proponiéndote metas sencillas como es no morderte las uñas durante 1 día o no morderte la uña de un determinado dedo.