Miles de personas deciden empezar una dieta y seguirla sin pensar en lo perjudicial que puede ser para su salud, sobretodo si ésta no es otorgada por un especialista. El problema de estas dietas es que, aunque ayuden a perder peso rápidamente, se vuelve a subir de peso inmediatamente una vez que empieces a disfrutar de nuevo de la comida.
¿Qué es la dieta cetogénica?
La dieta cetogénica tiene como objetivo perder peso, eliminando el exceso de grasa y proporcionarle a la persona que la lleve a cabo un bienestar físico y emocional. Es, por lo tanto, una alternativa nutricional rica en proteínas y grasas que busca reducir notablemente la ingesta de hidratos de carbono. El objetivo de la dieta cetogénica no es eliminar por completo el consumo de carbohidratos, sino disminuirlos notablemente para que, metabólicamente, el cuerpo puedas estimular más la oxidación de grasas, lo cual da lugar a la formación de cuerpos cetogénicos, siendo éstos productos que forman parte de los desechos de la grasa. Se producen cuando el cuerpo, en vez de utilizar los azúcares (carbohidratos) para generar y almacenar energía, utiliza las grasas.
Esto suele ser un proceso natural de las personas diabéticas, ya que al no producir la suficiente insulina para transportar la glucosa, las células utilizan las grasas como su fuente de energía. La proporción de carbohidratos en una dieta cetogénica comprende valores inferiores del 50% de las calorías totales, lo que significa que, si son 2.000 kcal las que se deben consumir diariamente y eso representa el 100%, en una dieta cetogénica apenas entre 500 y 1.000 kcal son las que se derivan del consumo de carbohidratos. En este tipo de dietas, se consumen, casi de forma exclusiva, carnes rojas, embutidos, pescados, quesos, huevos y grasas diversas, dejando un mínimo consumo de frutas y verduras y quedando prohibidos alimentos como el pan, la pasta, el arroz, las legumbres, la leche o el azúcar.
Los carbohidratos, en su mayoría, se identifican por ser biomoléculas encargadas de almacenar y obtener energía. No obstante, su consumo en exceso puede ser la principal causa de la obesidad. Los carbohidratos se dividen en dos: simples y complejos. Nutricionalmente, se recomienda consumir más carbohidratos simples que complejos, ya que los primeros se componen de la fructuosa (frutas) y de la galactosa (lácteos y derivados). En cambio, los carbohidratos complejos abarcan la lactosa (componente principal de los lácteos) y la maltosa (la cual se encuentra en cervezas y sacarosas).
Peligros de la dieta cetogénica
Uno de los peligros más comunes de la dieta cetogénica es la disilpidemia, aumento del colesterol y de los triglicéridos. Otro de los efectos adversos es que provoca trastornos gastrointestinales como constipación y reflujo, porque el organismo no es capaz de absorber toda la grasa consumida. Los cólicos abdominales y la diarrea son frecuentes.
Del mismo modo, hay una deficiencia de carnitina o vitamina B11 a la hora de perder peso con este tipo de dieta, nutriente que permite que los ácidos grasos se quemen y disminuye el riesgo de depósitos grasos en el hígado, como por ejemplo, los relacionados con el abuso en el consumo de alcohol. Al consumir tanta grasa, la carnitina no tiene la capacidad para actuar, por lo que la grasa sobrante se va a los vasos sanguíneos y otra parte a los tejidos adiposos.
Es importante tener en cuenta que si el cuerpo detecta que no tiene glucosa (azúcar) en la sangre, algo fundamental para que funcione el cerebro, los músculos y el resto del organismo, tu cuerpo comienza a realizar el proceso para adquirirlo de donde le sea posible, afectando de este modo a tus músculos e incluso al corazón. Además, otros peligros de esta dieta es que provoca cansancio, debilidad muscular, sensación de mareos y confusión. Del mismo modo, durante el transcurso de la dieta de cetonas es frecuente sufrir problemas de estreñimiento, como consecuencia del escaso consumo de fibra, así como mal aliento o halitosis.
Esta dieta para perder peso no es recomendable para personas con problemas cardiovasculares, personas con problemas hepáticos y renales, pues en algunos casos ha propiciado el desarrollo de arritmias e hipertensión, provocando graves peligros para la salud. Además, las dietas bajas en carbohidratos producen un aumento de los niveles de colesterol en sangre, reforzando los problemas cardiovasculares mencionados anteriormente. Del mismo modo, provoca la movilización del calcio óseo, favoreciendo la aparición de osteoporosis.