La caída del pecho es uno de los motivos de preocupación entre las mujeres porque supone la evidencia del paso del tiempo en su cuerpo. A pesar de que se trata de un proceso normal y natural pocas veces nos paramos a pensar por qué se produce esta circunstancia y centramos nuestro interés en cómo evitar tener los pechos caídos y conseguir tenerlos jóvenes y firmes.
Pero para saber cómo solucionar una circunstancia lo primero es descubrir por qué se produce. Y es lo que nos planteamos hacer en este artículo de Bekia, conocer los motivos que explican que los senos de la mujer se caigan, algo que ya te avanzamos responde a múltiples causas, no sólo es cuestión del paso del tiempo.
Desde que nacemos el cuerpo de la mujer evoluciona hasta alcanzar lo que se considera su máximo esplendor, que se suele ser en la veintena. Durante esos años y los sucesivos el pecho de la mujer suele ser firme y terso. A continuación diversas circunstancias hacen que se pierda esa firmeza y elasticidad y empiece a detectarse una caída de los pechos.
Motivos por los que se cae el pecho
La edad a la que comienza a caerse el pecho coincide en muchas ocasiones con los embarazos y periodos de lactancia de las madres. Y no es casualidad porque la maternidad es uno de los factores que explica los pechos caídos. Los ligamentos que sujetan los senos ceden y es lo que hace que poco a poco se empiece a detectar un descenso.
Además está el tema de la gravedad, al que los pechos de la mujer no son ajenos. Por su propio peso, especialmente cuando se trata de senos voluminosos, se va dando el mismo proceso con idénticos resultados. Durante el embarazo y la lactancia las mamas crecen adaptándose a su función de amamantar al bebé y posteriormente reducen su tamaño. Este cambio también afecta a la caída del pecho.
Algo similar ocurre cuando una mujer ha perdido bastante peso. Resulta evidente que uno de los lugares en los que ha perdido volumen es el pecho, que al fin y al cabo está compuesto de grasa, así que al mismo tiempo que baja números en la báscula se produce una pérdida en el volumen de los senos que crea la sensación de vacío y desprendimiento. Algo que no ocurre cuando se tienen pechos pequeños.
Los cambios hormonales también afectan a la caída del pecho, especialmente durante la menopausia. Una menopausia precoz puede adelantar más esta circunstancia.
El uso de un sujetador que no es adecuado, tener una mala postura, no realizar ejercicio e, incluso, tomar demasiado el sol, pueden ser otros motivos que pueden explicar los pechos caídos y a los que, por lo general, no prestamos demasiada atención.
Fortalecer el músculo
Como comentamos anteriormente los pechos caídos responden a una pérdida de la musculatura que los sujeta, por eso cuando vemos qué hacer para mantener los senos firmes nos encontramos que lo que se recomienda es fortalecer los músculos con ejercicio específico en la zona.
Se trata de la mejor fórmula de evitar los pechos caídos si no quieres pasar por el quirófano. Y como suele ser habitual es mejor prevenir que curar, así que si se empieza a trabajar en ello antes de que se detecte la caída de los senos se obtendrán mejores resultados.
Es importante mantener hidratada la piel de los pechos, puesto que es especialmente sensible. Ya hablamos de que no es bueno tomar mucho el sol, porque acaba por debilitarla y afecta a la firmeza de los senos. También es importante utilizar cremas con colágeno y darle unos cuidados específicos en verano.
A pesar de todos los cuidados que podamos dar al pecho hay que tener en cuenta que es muy difícil luchar contra el paso del tiempo y la propia evolución de nuestro cuerpo. Hay circunstancias que son inevitables, como la aparición de arrugas, la presencia de canas o la caída del pecho. Son síntoma de que hemos vivido. Hay que saber adaptarse a cada momento de nuestra vida y eso incluye también apreciar nuestro cuerpo tal como es. Lo importante no es el aspecto físico que tenga sino que en ocasiones lo que prima son los ojos con que se mire.