Como ya sabrás, la piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y el que más expuesto está. Estamos tan acostumbrados a verla y parece tan resistente que a veces infravaloramos su importancia. Sin embargo, tiene una función vital para nosotros, nos sirve como una barrera protectora frente a las bacterias y otros patógenos externos, es como un filtro que selecciona lo que es bueno o malo para nuestro cuerpo. A continuación os dejamos con algunas funciones que no podríamos realizar si no fuese por este importante órgano.
-Ayuda a comunicarnos. Si aún no te imaginas cómo solo tienes que pensar en todas aquellas personas que utilizan el braille. Muchas personas que por desgracia se han quedado ciegas dan gracias todos los días por conservar el tacto y poder leer con las yemas de los dedos, diferenciar entre distintos billetes y palpar los objetos para "visualizarlos" en su cabeza.
-Recibimos sensaciones. Gracias a la piel tenemos sensaciones y podemos comunicarnos con otras personas mediante el tacto. Un abrazo con una persona querida hace que nuestras células epiteriales envíen mensajes a nuestro cerebro, que se encarga de interpretar ese mensaje y de planificar la respuesta que el cuerpo dará a continuación, como por ejemplo, la orden de liberar endorfinas que nos hagan sentir calmados y bien. ¿Sabías que el contacto piel con piel entre un bebé y su madre es vital para que este pueda crecer y desarrollarse adecuadamente a nivel neurológico? ¡Incluso acelera el desarrollo de sus sistema inmunitario!
-Regula nuestra temperatura corporal protegiéndonos del frío o calor excesivo.
Con todo lo dicho, debemos cuidar nuestra piel a diario y no esperar a ver signos de envejecimiento, acné o manchas. Por eso, si cuidamos adecuadamente nuestra piel...
1) Evitaremos los puntos negros, granos y acné. A veces por cambios hormonales nuestra piel es más propensa a crear sebo, con lo cual es más probable que suframos puntos negros o espinillas, nuestra piel estará más sucia. Sin embargo, si la limpiamos a diario, estaremos eliminando el exceso de grasa y suciedad que se queda "pegada" a los poros, evitando así la formación de los puntos negros o las espinillas.
2) Le damos a la piel mayor luminosidad. Una piel sana y joven es una piel iluminada, que nos haga parecer llenos de energía. Una piel opaca y sin luminosidad es una piel apagada que nos sumará años y nos hará menos atractivo entre otros.
3) Se vuelve sedosa. La piel que se cuida y se limpia (pero no excesivamente) es más suave con el tiempo.
4) Reduce los signos de cansancio. Si tenemos nuestra piel nutrida pareceremos menos cansados y evitaremos la aparición de las temidas ojeras.
5) Estaremos retrasando la aparición de arrugas. Con los cuidados adecuados estaremos retrasando que aparezcan las arrugas por edad. Inevitablemente acabarán apareciendo pero al menos no tan temprano.
6) Evitamos posibles infecciones. Si nos aseguramos de seguir una buena pauta de higiene estaremos evitando infecciones. Es común que lo que empezo siendo una pequeña herida puedan acabar derivando en una infección de la zona, produciendo a la larga pequeñas cicatrices antiestéticas.
Importancia de seguir una buena rutina de limpieza y cuidado
Si queremos tener una piel cuidada, suave e iluminada es importante que lleves una rutina diaria de cuidado de la piel. No ocupa mucho tiempo, y aunque al principio pueda dar un poco de pereza con el tiempo lo irás agradeciendo, te acostumbrarás y lo incorporarás como parte de tus hábitos diarios, llegará un día en que no te darás ni cuenta de que lo estás haciendo. Hay personas que dicen que no tienen tiempo, sin embargo, dedicar unos minutos al día no es nada, por eso deja las excusas e implícate más. Si puedes sacar tiempo para lavarte los dientes, ducharte o peinarte, también lo tienes para dedicarle 15 minutos al día a tu cara.
¿Sabías que el mejor cuidado para la piel de tu cara consiste en lavarla 2 veces al día? Una antes de acostarnos y otra al levantarnos, aunque en realidad solo debemos lavarnos en profundidad antes de meternos en la cama, para arrastrar la suciedad que hemos ido acumulando durante el día. Puedes usar leche limpiadora, agua micelar o si tu cara es muy grasa algún gel específico. Huye de los jabones porque por muy neutros que sean pueden acabar secando tu cara con el tiempo. Después échate un poco de crema hidratante y a dormir. A la mañana siguiente también deberás lavártela pero sin usar productos de limpieza, con agua bastará. Si te acuestas con la cara ya limpia no es necesario que vuelvas a lavártela en profundidad por la mañana, no es necesario y un exceso de limpieza tampoco es bueno para la piel porque puede terminar envejeciéndola prematuramente con el tiempo. El agua es mejor que esté tibia, para evitar irritaciones.
Otra forma de cuidar toda tu piel en general y no solo la del rostro es procurando hidratarla desde el interior, pero ¿cómo? la forma más sencilla es bebiendo mucha agua, al menos 8 vasos diarios, también puedes incorporarla en forma de infusiones, frutas o zumos naturales. Las mejores infusiones para hidratarla son la manzanilla, el té blanco, el verde y el romero, todos ricos en antioxidantes. Además, incluye en tu dieta alimentos que sean ricos en grasas beneficiosas como las grasas omega-3 y frutas ricas en vitamina C como la naranja y otros cítricos. Si quieres informarte más sobre los mejores alimentos para tener una piel sana lee este artículo. Como puedes ver, no hace falta ir a un spa a darse baños de barro todos los días, cuando puedes hacerlo desde el interior y sin malgastar tiempo.
Por otro lado, en invierno tienes que tener especial cuidado con la piel porque los cambios de temperatura, el viento y la lluvia pueden pasar factura. Para ello, además de lo anterior compra una buena crema hidratante que se adapte al tipo de piel que tengas en el rostro y otra crema corporal para echar en manos y pies que son las zonas que más se tienden a secar en esta estación.
Por último, si aun siguiendo estos sencillo consejos todavía crees que tu piel necesita un empujón extra puedes aplicarte en el rostro mascarillas hidratantes y rejuvenecedoras una o dos veces por semana, dependiendo del tipo de piel que tengas serán más recomendables unas u otras.