En muchas ocasiones sentimos que una extremidad de nuestro cuerpo se nos duerme, por ejemplo, las piernas. La sensación de piernas dormidas nos hace sentir que éstas no responden, un hormigueo e incluso pinchazos cuando éstas ya están volviendo a su ser. Todo esto tiene una explicación.
La sensación temporal de piernas dormidas o de cualquier otra articulación se conoce como parestesia. La parestesia se produce cuando se ejerce, durante un tiempo continuado, presión sobre el nervio y los conductos que le proporcionan a éste oxígeno y nutrientes. Cuando el nervio se siente presionado y sin recibir oxígenos y nutrientes deja de emitir los impulsos responsables del movimiento de nuestros músculos y por eso tenemos la sensación de piernas dormidas.
Una vez que la presión ejercida sobre los nervios para, estos poco a poco van volviendo a sentir el riego sin ningún tipo de alteración. Cada nervio va recuperándose poco a poco, de ahí que nuestras piernas no vuelvan a tener la sensibilidad inmediatamente. Sentiremos que nuestra circulación está volviendo a la normalidad porque sentiremos el calor que el riego sanguíneo produce. Además, sentiremos pequeños pinchazos y hormigueo. Esto se produce porque los nervios, una vez que ya vuelven a tener nutrientes y oxígenos, vuelven a lanzar impulsos, siendo los primeros más bruscos para reactivar el músculo.
¿Por qué se duermen las piernas? Causas.
En primer lugar, explicaremos las causas más comunes y que son totalmente normales sin que tengan que suponer un riesgo para nuestra salud. Una de las principales causas son las malas posturas. Tener las piernas cruzadas, sentarnos sobre una de ellas o permanecer en la misma postura durante demasiado tiempo hará que sintamos las piernas dormidas. Al mínimo síntoma tendremos que poner las piernas en una postura relajada en la que no haya nada que las presione. Así la circulación volverá a sus ser.
Aunque ésta sea la causa más común de la sensación de piernas, hay otras razones que producen ese molesto hormigueo y a las que deberíamos prestar mayor atención ya que están relacionados con otros problemas de salud más graves y no pasajeros.
1. Lesión en un nervio. Esto afecta al correcto funcionamiento de las articulaciones. En el caso de las piernas, el entumecimiento de ésta vendría de la lesión de un nervio en la parte baja de la espalda.
2. Hernia discal. Una hernia de disco se produce cuando el disco que amortigua las vértebras se desgasta perdiendo su función. A medida que va perdiendo su eficacia como amortiguador puede dar un desplazamiento del centro del disco a través de una fisura. Esto es lo que se conoce como hernia discal. Ésta es la causante de la presión que se ejerce sobre los nervios cercanos y que provoca, entre otras cosas, la sensación de piernas dormidas.
3. Esclerosis múltiple. Es una enfermedad autoinmune del cerebro y la médula espinal. El entumecimiento de las extremidades es uno de los primeros síntomas de las personas que padecen esta enfermedad.
4. Estenosis de la columna cervical. Esta enfermedad produce un estrechamiento en el espacio que contiene la médula espinal en la parte baja de la columna. Cuando esto ocurre, los nervios que van hacia las piernas puede ser aplastados haciendo que estos no reciban la cantidad necesaria de nutrientes y oxígeno.
5. Síndrome del túnel carpiano. Este síndrome produce la disfunción del nervio que hace que los músculos de la parte inferior de la pierna y el pie puedan moverse y tener sensibilidad. Por ello, la respuesta de esta extremidad se verá altamente perjudicada.
6. Medicamentos. Existen algunas medicinas que tienen entre sus efectos secundarios el entumecimiento de las extremidades, por ello, siempre deberemos leer el prospecto para saber a qué nos atenemos. En los casos más graves de efectos secundarios deberemos acudir al médico para que nos cambie el tratamiento.
Éstas son algunas de las causas fuera de la normalidad que producen que sintamos las piernas dormidas. Si sentimos que nuestras piernas se duermen más tiempo del necesario, si no vuelven a su ser una vez dejada de ser ejercida la presión o si es un síntoma recurrente, será necesario acudir al médico. Éste nos examinará para descartar o detectar cualquier tipo de enfermedad o anomalía que nos está provocando estos síntomas. No siempre tiene que significar un mal diagnóstico, pero la rapidez de actuación puede evitar que los síntomas vayan a más.