Estar de mal humor es lo más habitual del mundo, ¿a quién no le ha pasado que de repente pasas de un estado de alegría (o simplemente de normalidad) a enfadarte con facilidad y sin venir a cuento? Todo el mundo tiene en mayor o en menor medida cambios de humor, lo raro sería no tenerlos nunca. Sin embargo, parece que hay personas que viven continuamente en este estado, con la cara larga, enfurruñados, pensando siempre en lo peor y quejándose de todo. Si están solos se quejan por ese motivo, si están acompañados preferirían estar solos, si es invierno hace demasiado frío, si es verano demasiado calor y si es primavera llueve continuamente. Siempre le encuentran pegas a algo, da igual el que. Nunca están "bien", siempre hay algo que les impide disfrutar la vida.
¿Pero por qué les ocurre? ¿Tanta mala suerte tienen? Ni mucho menos. En realidad el problema lo tienen ellos con el mundo y su forma de verlo. Si te sientes identificado en algún aspecto debes saber que el mal humor lo generas tu mismo porque has adquirido el hábito de comportarte siempre asi. ¿Quieres saber los motivos?
¿Por qué siempre estoy de mal humor?
A continuación os dejamos con las causas más frecuentes del mal humor crónico. Puede que veas que hay algunas que se corresponden contigo pero otras no, es normal, no todas aparecen en la misma persona y basta con poseer una o dos.
1. Poca tolerancia a la frustración. Las personas que desde pequeñas han vivido muy sobreprotegidas o incluso malcriadas tienen una tolerancia muy baja a la frustración, es decir, enseguida se frustran cuando las cosas no salen como a ellos les gustaría. Esa frustración aparece como consecuencia de no conseguir las metas que se han propuesto. Estas metas pueden ser conscientes cuando es la propia persona quien se la pone o pueden ser inconscientes y venir de nuestra forma de crianza. Por ejemplo, puede que desde pequeño te inculcasen que lo habitual en las fiestas es divertirse y socializar, puede que no te acuerdes de esa "meta" que te proponías cuando eras joven, sin embargo, siendo adulto, esa meta aun sigue latente. Por eso, puede ocurrir que si vas a una fiesta y no te diviertes durante la primera media hora ya te pones de mal humor el resto de la jornada porque inconscientemente sigues frustrado.
2. Algunos tipos de personalidad. Se sabe que hay algunas personalidades que tienden al mal humor más frecuentemente que otras. Por ejemplo, las personas demasiados obsesivas con las cosas y que son demasiado exigentes es difícil que disfruten plenamente de algo porque siempre estarán pensando que podría ser mejor. "Todo sería perfecto si...". Por otro lado, las personas que son hipersensibles también tienen mal humor, sus niveles de ansiedad elevados hacen que estén continuamente alerta a lo que pueda pasar y ante cualquier descuido se molestan fácilmente. Por último, las personas que tienden a la distimia (bajo estado de humor que se prolonga en el tiempo) tienden a irritarse con mayor facilidad.
3. Trastornos, enfermedades o lesiones neurológicas. La corteza frontal del cerebro es la principal encargada de modular las reacciones emocionales y la impulsividad. En esa zona los neurotransmisores dopamina, noradrenalina y serotonina se equilibran unos con otros en el sistema límbico de la corteza frontal. Cuando hay un desequilibrio entre ellos la corteza frontal no trabaja adecuadamente y uno se vuelve más impulsivo e irritable, cambiando a mal humor en apenas unos segundos.
Se ha visto que todo tipo de enfermedades que alteren la concentración de estos neurotransmisores en la corteza frontal pueden producir cambios de humor bruscos e impulsividad. Los cambios se producen frecuentemente como consecuencia de lesiones en la corteza cerebral, tras haber sufrido un accidente laboral en la cabeza por ejemplo. También ocurre en la mayoría de demencias y en algunos trastornos psicológicos como la depresión (bipolar o no), trastornos del control de impulsos, déficit de atención e hiperactividad, etc.
4. Cambios hormonales. Si notas que llevas una temporada de un especial mal humor puede que sea porque tu cuerpo esté experimentando cambios hormonales.
-Embarazo: durante este periodo las mujeres debidos a las hormonas tienen una gran labilidad emocional pueden pasarse temporadas de muy mal humor, ten en cuenta que además a estas alteraciones se les une los síntomas típicos del embarazo.
-Adolescencia: de igual manera, en esta fase de la vida los adolescentes están sometidos a muchos cambios en el cuerpo. Es totalmente habitual que en esta época los chicos vivan en un estrés continuo y estén frecuentemente de mal humor sin un motivo lógico.
-Mala alimentación: cuando no recibimos los nutrientes necesarios vamos a estar de muy mal humor, irritables y con un estado de ánimo bajo. Puede ocurrir cuando llevamos una época sin recibir las vitaminas y otros nutrientes que nuestro cuerpo necesita o cuando por el contrario, hacemos cambios bruscos en el azúcar y otros carbohidratos simples que ingerimos. Un exceso o un desequilibrio brusco de la insulina en sangre nos cambiará el humor.
5. Por costumbre. Una vez que nos habituamos a pensar en cosas negativas el mal humor se vuelve costumbre y es difícil deshacerse de él, se convierte en un malestar crónico que nos persigue día a día. La única forma de combatir este pesimismo es ser consciente de ello y buscar el motivo por el cual nos enfocamos siempre en lo negativo de todo lo que nos pasa.
¿Tiene solución?
La buena noticia es que igual que te has acostumbrado a pensar de forma negativa también te puedes desacostumbrar, es decir, entrenar al cerebro para habituarte a pensar de forma positiva. No estamos diciendo que debas pensar continuamente que vives en los mundos de Yuppi, eso tampoco te ayudará a ser feliz, más bien solo conseguirás darte un buen batacazo contra la realidad. Sin embargo, si que debes pensar de una forma más realista. Exagerar lo bueno o malo de una situación no te ayudará a solventar un problema, buscar un equilibrio entre ambos si.
Si sospechas que siempre has sido así pero te has dado cuenta de que eres realmente infeliz deberías acudir a un psicólogo que te ayude a ver la vida desde otra perspectiva. Él o ella te hará consciente de que ideas irracionales y tóxicas se esconden en ti, que te impiden disfrutar y porque te aferras a ellas.