Todas las hemos sufrido. Después de unas intensas horas de deporte, sobre todo si nos ponemos a ello después de estar tiempo sin hacer ejercicio, un dolor muscular aparece en nuestro cuerpo al día siguiente. Son las famosas agujetas -cuyo término científico es 'dolor muscular postesfuerzo de aparición tardía', DOMPAT-. Si son muy intensas el movimiento del cuerpo, en especial de las piernas, los brazos o la espalda serán bastante molesto.
¿Por qué aparecen las agujetas?
Aunque hay diversas teorías sobre el origen de las agujetas, la que se aprueba científicamente es que se desarrollan a raíz de microrroturas en las fibras musculares. Esto se produce porque la fibra está débil y no soporta el ejercicio que estamos realizando, por eso al romperse se inflama, causando el dolor muscular. Las agujetas suelen durar entre 5 y 7 días, aunque el malestar se manifiesta de manera más fuerte en los 3 primeros días.
Otras teorías han quedado descartadas sobre cómo aparecen las agujetas. Una de ellas, muy extendida, era la de la acumulación del ácido láctico en los músculos. Según esta hipótesis, tras la actividad física el dolor surgía porque las células musculares 'cristalizaban', siendo su presencia la causa. Esto ha sido científicamente rechazado, ya que las personas que sufren la enfermedad de McArdle -incapaces de producir ácido láctico-, también padecen de agujetas cuando fuerzan demasiado su cuerpo. Otra teoría es que aparecían por el cambio de temperatura que se produce en los músculos cuando se ejercitan. Esta suposición es parecida a la de las microrroturas, porque a raíz del calentamiento se pueden padecer microlesiones. Una creencia más antigua dice que las agujetas se producen por los espasmos musculares debido a la fatiga : las contracciones musculares impiden el correcto flujo sanguíneo, lo que afecta a las células y con ello, surge el dolor muscular. Pero como ya hemos indicado, la comunidad científica se decanta por la teoría de las microrroturas en las fibras musculares por encima de las demás.
¿Cómo podemos evitarlas?
Al haber varias teorías sobre el origen de las agujetas encontramos métodos erróneos para combatirlas. Por ejemplo, tomar un vaso de agua con azúcar servía cuando se creía que las agujetas surgían por el ácido láctico, pero una vez demostrada que esta teoría es falsa, este remedio no funciona. Lo que se ha comprobado como más efectivo es el tratamiento con antiinflamatorios y la aplicación de cremas de esta índole. El ibuprofeno y el naxopreno también mejoran ligeramente el dolor muscular.
Los médicos recomiendan reposar unos días. Esta es una postura contraria al mito extendido de realizar más ejercicio para que las agujetas desaparezcan. Sí que es cierto que conforme hagamos más deporte menos agujetas nos irán apareciendo, pero esto se debe hacer de forma gradual, para no forzar nuestro cuerpo.
Un método fácil para reducir la molestia es realizar un masaje con aceite sobre la zona afectada, de esta manera la inflamación bajará un poco. Como en otras dolencias musculares, el frío también ayudará. Podemos sumergir la zona en agua fría o bien aplicar hielo.
¿Cómo podemos prevenirlas?
Aunque es inevitable que salgan si llevamos mucho tiempo sin hacer ejercicio, lo mejor que podemos hacer es realizar un calentamiento previo. Lo adecuado es también ir subiendo la intensidad del deporte paulatinamente. Es importante saber nuestros límites y no forzar demasiado el cuerpo, porque es ahí cuando aparecen las agujetas e incluso podemos hacernos alguna lesión más grave. Al terminar también conviene calentar los músculos, y una ducha fría ayudará a prevenir la inflamación que pueda realizarse.
Una alimentación concreta antes de entrenar también se ha comprobado efectiva. Los suplementos dietéticos que contienen ubiquinona o L-carnitina se han demostrado favorables para la prevención de las agujetas.
Recuerda: lo mejor para las agujetas es ir haciendo ejercicio de forma gradual, sin exceder el límite de la capacidad de nuestro cuerpo.