El cáncer no es una enfermedad que pueda prevenirse en todos los casos, pues puede aparecer debido a la genética pero también hay una parte ambiental importante que influye a la formación de células cancerígenas. Por tanto, no podemos hablar de causantes directos del cáncer, aunque si de factores de riesgo y factores de protección. Por un lado, los factores de riesgo son aquellos que aumentan las posibilidades de desarrollar una enfermedad. Pero no son definitorios. Es decir, una persona puede tener varios factores de riesgo y no llegar nunca a tener la enfermedad, mientras que otra puede no tener ninguno y si padecerla. Por otro lado, los factores de protección so aquellos que disminuyen las posibilidades de que podamos desarrollar el cáncer en un futuro. Lo malo, es que igual que los anteriores no producen un efecto directo. Es decir, yo puedo tener la vida más saludable del mundo y aun así desarrollar un cáncer sin causa aparente, pero está claro de que controlando mi estilo de vida tendré menos probabilidades que otras personas que no lo hacen. Una prevención total es imposible.
¿Ocurre lo mismo en todos los tipos de cánceres?
Pues por lo general sí. No hay unas pautas que prometan la prevención completa del cáncer, pero si que podemos reducir en un GRAN porcentaje su riesgo de aparición. Hay algunos cánceres más fáciles de prevenir que otros por lo que seguir las recomendaciones de los médicos es el consejo más inteligente. A continuación vamos a ver unas pautas generales que pueden protegernos contra diferentes tipos de cánceres. La OMS defiende que aplicando estas pautas pueden prevenirse al menos una tercera parte de los cánceres que afectan a la población general.
Pautas para la prevención del cáncer en algunos casos
1) Tabaco
El tabaco es una droga que por si misma ya provoca el 22% de muertes por cáncer. Es debido a que el humo del tabaco afecta a muchas partes del cuerpo a la vez, haciendo que estas se resientan y puedan formarse células cancerígenas. Los tipos de cánceres con los que se ha visto asociados son: cáncer de pulmón principalmente (más del 70% de muertes por cáncer de pulmón son debidas al tabaco), laringe, esófago, boca, páncreas, vejiga, riñón, estómago e incluso el de cuello de útero. Lo peor de todo es que no hace falta que fumemos para desarrollar el cáncer, con ser fumadores pasivos es suficiente, por eso se incide tanto en no fumar si hay niños delante. Por último, no es solo la aspiración del humo lo que conlleva al cáncer, mascar tabaco o el tabaco en polvo es igual de dañino, porque aunque no aumenta las posibilidades de cáncer de pulmón si lo hace de cáncer de boca, lengua, páncreas y riñón.
2) Alcohol
El consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer si comparamos bebedores con no bebedores a largo plazo. Es lógico pensar que aumenta la probabilidad de cáncer de hígado, sobre todo si anteriormente se sufrió cirrosis. Lo que sorprende es que también está relacionado con otros cánceres como el de la cavidad oral, faringe, laringe, colón, mama y por último esófago.
Normalmente el riesgo aumenta según la cantidad que se ha ingerido. Sin embargo, en el caso del cáncer de mama solo con el consumo de 10 mg de alcohol al día ya se asocia con el aumento de esa probabilidad, dato que llama la atención.
3) Inactividad física y alimentación saludable
Las personas que practican deporte regularmente y además tienen una alimentación equilibrada están más cerca de la prevención del cáncer, y es que se sabe que hay una relación entre el padecimiento de cáncer, la actividad física, el sobrepeso y la alimentación. Los cánceres más vulnerables a esta relación son los de colón, mama, endometrio, riñones y esófago. Seguir una alimentación basada en frutas y verduras y limitar las carnes rojas o/y envasadas nos protegerá especialmente contra el cáncer de colón. Si además apoyamos nuestra dieta con una práctica regular de ejercicio el efecto protector será mayor.
4) La contaminación ambiental
Desgraciadamente este es un factor de riesgo que no depende enteramente de nosotros y ante lo que podemos hacer más bien poco. Exponernos a productos químicos de manera directa o indirecta es la causa del 4% de cánceres según los datos de la OMS en el 2003. No son muchos si lo comparamos con otros factores, pero aun así hay que tenerlo e cuenta.
Las exposiciones a estas sustancias puede ser por la contaminación en el aire de las ciudades, las grandes concentraciones de arsénico en algunos terrenos, las derivadas de los productos químicos en la agricultura, restos diluidos en el agua que bebemos, etc.
5) Exposición a sustancias carcinógenas ocupacionales
Aquí nos referimos a todas aquellas sustancias a las que estamos expuestos sin ser del todo conscientes de su peligrosidad, sobre todo en el ambiente de trabajo. Por ejemplo, hace unos cuantos años se produjeron muchos cánceres como consecuencia de la exposición al amianto que se utilizaba en la construcción de edificios y otras estructuras, hasta que se descubrió que debido a eso muchos trabajadores sufrieron las consecuencias. Los cánceres que suelen producirse en estos casos son los cánceres de vejiga, pulmón, leucemia, piel, laringe principalmente.
6) Radiaciones provenientes de diferentes fuentes
Las radiaciones ionizantes son cancerígenas para las personas, esto se descubrió en los estudios epidemiológicos que se hicieron con los supervivientes de la bomba de Hiroshima. La pregunta es ¿estamos nosotros expuestos a este tipo de radiación a diario? Pues realmente no lo podemos saber fijo, se sabe que estamos mínimamente expuestos al gas radón en las zonas residenciales (cancerígeno a dosis altas) y ante eso poco podemos hacer. Sin embargo, podemos prevenir los rayos ultravioletas evitando las radiaciones solares, es tan fácil como echarnos protección solar (no solo en verano) y no quedarnos expuestos al sol durante mucho tiempo, intentar que el sol no nos de directamente en la piel mucho tiempo seguido, sobre todo en niños, cuya piel es más delicada. Por último, las máquinas de bronceado ultravioleta están consideradas como carcinógenas y se desaconseja su uso.
7) Infecciones
Por último algunas infecciones producidas por bacterias aumentan el riesgo. Es el caso de la bacteria Helicobacter pylori en el estómago. Por otro lado, sufrir Hepatitis B y C a menudo desemboca en cáncer de hígado y el virus del papiloma humano puede llevar a cáncer de útero. Es importante tomar las medidas necesarias para no sufrir estas enfermedades, ya que el 22% de muertes por cáncer tuvieron aquí su origen.