Todos hemos experimentado alguna vez los celos. Son una emoción que tenemos cuando nos sentimos amenazados con perder algo o alguien que queremos y sentimos como nuestro. Podemos tener esta emoción ante un montón de situaciones, podemos tenerlos en relación con una pareja pero también podemos tener celos en el ámbito familiar o laboral, incluso dentro del grupo de amigos. No solo tenemos celos por miedo a perder la estima de otras personas, también se pueden tener porque nos gustaría tener algo que otras personas que vemos como una amenaza potencial para nosotros si tienen: éxito en el trabajo, objetos materiales, suerte, nuevas oportunidades...
Los celos pueden ser de dos clases:
-Celos normales: son aquellos que tenemos todos de vez en cuando y que no se alargan demasiado en el tiempo. Igual que vienen se van, sin muchas complicaciones. Suelen estar relacionados con el temor de perder a alguien querido por nosotros pero con el tiempo suelen resolverse solos. Las personas que sufren este tipo de celos suelen vivirlos en silencio o lo hablan con el ser querido con el fin de solucionarlo, siempre desde un punto de vista razonable y con el objetivo de que conseguir el respeto del otro.
-Celos patológicos. Suelen padecerlos las personas que son muy inseguras y con complejos. No se creen merecedoras de que realmente alguien las quiera y se autocastigan pensando una y otra vez que en realidad están viviendo un engaño. El perfil de estas personas se encuentran las que tienen poca autoestima, sentimientos de inferioridad y tendencia a la ansiedad y depresión. Este segundo tipo delos es obsesivo y no respeta la intimidad del otro. Tal es así que piden continuamente a la pareja que les diga lo que están haciendo en cada momento. Las reacciones de la persona celosa son exageradas y siempre intentan dar justificaciones a sus actos o peticiones.
¿Soy una persona celosa?
Para ello debes plantearte lo siguiente.
-A lo largo del día pierdes mucho tiempo intentando buscar pistas o claves para ver si tu pareja te está siendo infiel. Por ejemplo, lees los mensajes de su móvil, buscas posibles pistas entre sus ropas...
-Cuando no está contigo le preguntas cada poco que es lo que está haciendo, de manera que si tarda en contestar te empiezas a notar ansioso y nervioso. Pides siempre que te cuente de manera detallada todo lo que ha hecho y con quien ha estado.
-Si no está a tu lado pides pruebas de lo que está haciendo, por ejemplo, pantallazos del whatsApp, del ordenador, llamar cada poco, , etc.
-El 30% de tu actividad diaria está dedicada a espiar a tu pareja o buscar indicios de que podría serte infiel.
Consecuencias en la salud de ser una persona celosa
Si eres una persona celosa tienes que tener especial cuidado, no solo estarás dañando emocionalmente a tu pareja (que ya es lo suficientemente grave) si no que también estás perjudicando tu salud, tanto física y emocionalmente.
1) Cuadros de ansiedad. Ser un celoso patológico desencadena sensaciones y emociones negativas que solo te harán sentir mal. La persona al principio siente ansiedad y rabia que poco a poco se va calmando cuando no ve indicios de sospecha. Sin embargo, esto con el tiempo va a más y cualquier comentario o pequeño indicio alimentará sus temores, que volverán más fuertes que antes. La ansiedad será cada vez mayor y a largo plazo el estrés produce serias consecuencias en la salud.
-Pérdida de concentración en las actividades diarias.
-Pensamientos repetitivos, obsesiones.
-Insomnio, nerviosismo.
-Náuseas y dolor de estómago.
-Aumento del ritmo cardiaco.
-Temblores, mareos y fatiga.
-Irritabilidad y apatía.
2) Aumento o bajada de peso significativo. Dependiendo de la forma en la que la persona celosa gestione la ansiedad ocurrirá una u otra cosa. Hay personas que tienden a darse atracones cuando están nerviosas como una manera de calmar su ansiedad. A otras en cambio se les cierra el estómago. A largo plazo tanto unas como otras pueden sufrir fluctuaciones en su peso.
3) Delirios celotípicos. También se llama el síndrome de Otelo. Es un trastorno que sufre una persona celosa cuando sus celos son llevados al extremo. Cree que su pareja le es infiel a pesar de que no hay evidencias. Forman estos delirios a partir de datos circunstanciales e irracionales. El nombre proviene del famoso personaje Otelo de Sheakspeare, quién loco de celos mata a su amada Desdémona.
Los delirios celotípicos pueden formar parte de la paranoia, un trastorno mental más grave donde los delirios son los protagonistas. Este tipo de delirios aparecen a veces como consecuencias de cambios estructurales que ocurrieron en la corteza cerebral de la persona, a veces como consecuencia de traumatismos, alcoholismo crónico o principio de demencia.
4) Posible relación con el Alzheimer. Hace unos años la universidad de Goteborg, en Suecia, estudió la posible relación que había entre algunos trastornos psicológicos los cambios que se producían a nivel cerebral. Para ello hicieron un estudio con 800 mujeres de 46 años de edad media. Tras estudiarlas con pruebas de personalidad y memoria se les hizo un seguimiento de 40 años en el tiempo, comparando las diferentes pruebas en distintos momentos de su vida. Los resultados fueron que las consecuencias de pasar por episodios ansiedad, depresión y estrés mantenido a largo plazo (que se producen comúnmente por cuadros celotípicos) aumentaba las posibilidades de tener Alzheimer en un futuro. De esta manera, el 19% de las mujeres mostraron demencia al final del estudio.
5) Mayores probabilidades de sufrir un infarto porque afecta a la salud cardiovascular. Como lo lees. La ansiedad que se mantiene a largo plazo se ha relacionado con la posibilidad de sufrir un ataque al corazón o derrame cerebral. Más concretamente, un 60% más de probabilidades en personas que llevaban un tiempo sufriendo ansiedad respecto a personas que no.
6) Depresión. Por último pero no menos importante, si estos síntomas se mantienen a largo plazo la persona celosa puede entrar en una depresión como consecuencia de la incapacidad de gestionar sus preocupaciones, relación de pareja y en general su vida. Se sentirá por un lado inútil y culpable por hacer sentir mal a su pareja. Puede desencadenar en pensamientos suicidas y finalmente en suicidio. En otros casos la ira puede cegar a la persona e intentar atacar al ser querido con el objetivo de que nadie se lo arrebate.