Los problemas de la columna vertebral van aumentando con el paso de los años para todas las personas, si es tu caso, quizá te hayan diagnosticado una protusión discal. A continuación te detallamos en qué consiste este problema, cuáles son sus tratamientos y qué puedes hacer para evitarlo.
La columna vertebral está compuesta de vértebras y entre ellas se encuentran los discos intervertebrales. La función de estos discos cartilaginosos, es de reducir el impacto de forma directa sobre las vértebras, amortiguando cada golpe recibido en la columna. Además, ayudan a que se produzca el movimiento correcto de la espalda y a que exista una correcta articulación entre las propias vértebras.
¿Qué son los discos intervertebrales?
Estos discos que se encuentran entre las vértebras, son de tipo cartilaginoso. La parte interna está formada por un núcleo gelatinoso, que ayuda a amortiguar los golpes, y la parte exterior del disco está compuesta por un tejido muy elástico y fibroso que contiene un alto porcentaje de agua. Esta composición de los discos es muy importante, ya que su tejido tan elástico es lo que que la columna no reciba el impacto directo que se produce entre el movimiento normal de las vértebras.
Estos discos se van debilitando a medida que pasan los años, algo lógico ya que soportan todo el peso de la persona, el impacto de los movimientos, las malas posturas y el desgaste por el paso del tiempo. El núcleo se va deshidratando y va perdiendo esa capacidad como de almohadilla. Y la fibra que forma el exterior del disco también se va alterando, provocando que se pierda la elasticidad y con ello la capacidad de volver a su estado después de cada impacto.
¿Qué es una protusión discal?
La protusión discal sucede, cuando un disco de los que se encuentra entre dos vértebras, recibe un aplastamiento anómalo. La compresión que va recibiendo el disco, provoca que este se vaya deformando y que acabe por desplazarse de su sitio horizontalmente. Cuando esto ocurre, el disco se sitúa en un lugar anatómico incorrecto, provocando así fuertes dolores de espalda en las personas que lo padecen, ya que las vértebras no pueden articularse y moverse de forma correcta.
La protusión discal es el paso previo a una hernia discal, es importante saber diferenciarlas ya que aunque uno es la consecuencia del otro, son problemas distintos y por lo tanto tienen diferentes tratamientos, más o menos agresivos en función de su gravedad.
El disco tiene una vértebra encima y otra debajo, si ambas realizan una presión sobre el disco, el núcleo empuja la pared fibrosa que rodea el disco. Se produce entonces un abombamiento, lo que se llama una protusión discal. Si esta presión del núcleo provoca que las fibras se rompan, el líquido gelatinoso que compone el núcleo del disco se esparce por la zona medular, y esto es lo que se conoce como hernia discal.
Tipos de protusión discal
La protusión discal puede producirse en diferentes direcciones, dependiendo de hacia donde se produzca el abombamiento del disco afectará a diferentes partes de la anatomía, como la zona lumbar, la cervical etc. Los tipos de protusión discal son:
- La protusión lateral : En este caso, la deformación del disco se produce hacia los lados de la columna, lo que puede provocar la presión sobre la raíz nerviosa. Esto ocurre porque los nervios salen desde la médula espinal hacia los lados, a izquierda y derecha.
- La protusión posterolateral : Ocurre cuando el disco se deforma hacia un lateral de la columna y se desplaza hacia atrás. En la mayoría de los casos, el disco desplazado en esta dirección, provoca que se comprima la raíz del nervio, que es lo que causa el dolor y los síntomas de la protusión, dependiendo de la gravedad del caso. Este tipo de protusión discal, es la que aparece en mayor número de pacientes.
- Protusión central : La deformación del disco se produce hacia atrás, invadiendo el canal medular. El sistema nervioso puede verse afectado y producir en la persona que lo padece hormigueo en las extremidades, debilitar los músculos, además de un fuerte dolor.
- Protusión paracentral : El disco se abomba hacia atrás, situándose entre la médula espinal y la columna.
¿Cuales son los síntomas de una protusión discal?
Por lo general, la protusión discal no produce ningún tipo de síntoma a no ser que el abombamiento del disco comprima las raíces nerviosas. En estos casos, los síntomas aparecen en forma de dolor localizado en la zona donde se haya producido la protusión del disco. Si por ejemplo, la protusión se da en la zona de las lumbares, el paciente notará dolor en la parte baja de la espalda que puede extenderse hacia el glúteo y a lo largo de la pierna. Además, puede notar hormigueo o debilidad muscular.
Dependiendo de donde se produzca la protusión discal, los síntomas aparecerán en la zona que se vea afectada, como los brazos, los hombros o las manos, si la protusión afecta a la zona cervical.
La protusión discal es muy común entre todas las personas a partir de los 40 años, pero no todas las personas notan los síntomas ya que como hemos mencionado, solo aparecen cuando se produce una presión en los nervios.
Tratamiento para la protusión discal
Una vez que aparece la protusión del disco es imposible revertirlo si no es con cirugía. Lo normal es que se realicen una serie de tratamientos físicos y algunos cambios en los malos hábitos, para evitar que la protusión vaya a más y pueda producirse la hernia discal.
El tratamiento se divide en diferentes fases, pero todas ellas se llevan a cabo a la misma vez. El tratamiento consiste en:
- Tratamiento con un fisioterapeuta, que realizará masajes relajantes para que se mejore la elasticidad en la zona.
- Ejercicio físico específico para mejorar la musculatura de toda la zona que se asocia a la columna vertebral.
- Estiramientos específicos que se realizarán bajo el control de una persona cualificada.
- Trabajar la postura.
Factores de riesgo
Conocer los factores de riesgo es importante para evitar en la medida de lo posible la degeneración de los discos.
- La obesidad : El exceso de peso, hace que la espalda tenga que soportar un sobreesfuerzo para realizar todas las actividades diarias.
- Una mala postura : Tener una mala postura o realizar movimientos bruscos en donde se utilizan articulaciones o músculos, es una de las mayores causas de que aparezca la protusión en el disco.
- El sedentarismo : No realizar ningún tipo de ejercicio favorece que los músculos y la elasticidad se degeneren, mantener la espalda fuerte es importante para evitar que esta deformidad ocurra.
- El tabaquismo : El tabaco reduce el oxigeno que llega a las células del organismo, esto puede provocar un envejecimiento y una degeneración más veloz en todas ellas.
La mejor manera de evitar problemas en tu columna es manteniendo un estilo de vida y alimentación saludable, realizar ejercicio habitualmente y eliminar los malos hábitos en la medida de lo posible.