El azúcar es un carbohidrato simple que al entrar en nuestro cuerpo es rápidamente absorbido por la sangre. El resultado es un golpe de energía inmediata y la estimulación de dopamina y serotonina en nuestro cerebro, unos neurotransmisores que cuando son segregados a nuestro cerebro producen una sensación placentera. Por eso, nada más tomarla nos ponemos de buen humor, contentos, relajados e incluso eufóricos (solo tenemos que ver los efectos en los niños pequeños).
Esta predisposición por lo dulce se cree que nos viene de la evolución. Antiguamente las personas que comían alimentos hipercalóricos tenían más posibilidades de sobrevivir en caso de hambruna. Puede ser este el motivo principal por el que los pequeños disfrutan más el azúcar, es una estrategia de la evolución por mantener viva la especie. Visto así, parece una sustancia beneficiosa para nuestro organismo. ¿Qué tiene de malo entonces?
El problema no es lo que ocurre cuando tomamos el azúcar, si no lo que produce cuando se deja de tomar. Después de pasado un tiempo, cuando sus efectos se ven disminuidos, nuestro cuerpo sufre las consecuencias de la falta de azúcar, es decir, un rápido descenso de energía y de todas esas sensaciones que antes teníamos. Por tanto, notamos fatiga, falta de energía, irritabilidad, nerviosismo... Parece una adicción. Eso nos lleva a buscar más azúcar, como un intento de mitigar ese malestar, el cuerpo nos lo pide pero no porque realmente se tenga hambre si no por el estado placentero al que nos lleva. Hay un mito en el que se equipara el azúcar a una adicción, a una droga común, es decir, que cada vez necesitas más cantidad de azúcar para no sufrir un "síndrome de abstinencia". Se crea dependencia. Es falso. Cuando el azúcar entra en nuestro cuerpo realmente no diferencia su origen, es decir, no distingue entre el azúcar proveniente de una naranja y el de un donut, lo procesa igual. Sin embargo, no vemos a nadie adicto a comer naranjas. ¿Y por qué a la bollería industrial y dulces si? Porque más que una adicción física es una adicción mental.
Cuando comemos alimentos con un contenido alto de azúcar nos va a entrar hambre en poco tiempo por el cambio brusco en los picos de azúcar en sangre y nos va a apetecer tomar alimentos dulces de nuevo. Es debido a eso que muchos defienden que si uno se acostumbra a tomar azúcar refinado (fácil y rápido de obtener) puede acabar desarrollando cierta dependencia al azúcar proveniente de alimentos procesados. Como una consecuencia de que suelen estar a mano (la fruta se estropea en unos días pero los envasados pueden durar mucho tiempo en la estantería) y su sabor es más potente debido a la combinación con las grasas, que realzan su sabor.
¿Cómo saber si tienes una "adicción" al azúcar y qué consecuencias produce?
Las personas que sufren "dependencia" al azúcar se sienten:
-Cansados, con falta de energía, les cuesta un mundo hacer tareas rutinarias que anteriormente resultaban hasta sencillas.
-Nerviosos e inquietos, con ansiedad y deseos de comer alimentos dulces.
- Mal humor, tristeza e incluso depresión cuando no se puede acceder al dulce. También es común la falta de concentración y el rendimiento cae en picado, tardando el doble de tiempo en hacer algo que antes hacíamos a una velocidad normal. Una vez que la persona consigue acceder al dulce pasa por un pequeño estado transitorio de euforia que vuelve a desaparecer al cabo de un rato y el cuerpo le vuelve a pedir azúcar. Se entra así en un círculo vicioso.
Las consecuencias son terribles:
-Los picos y bajadas de azúcar en sangre es un factor de riesgo para sufrir sobrepeso a largo plazo porque al haber altas concentraciones de azúcar en sangre el cuerpo segrega insulina, una sustancia que se encarga de almacenar los nutrientes provenientes de los alimentos . Cuando hay demasiada azúcar en sangre se produce la resistencia a la insulina, es decir, se pierde esa función y se empieza a formar glucosa en la sangre. El riesgo de diabetes de tipo 2 también aumenta a medida que incrementamos el consumo de azúcar.
-Hígado graso. Como el hígado es el único órgano capaz de metabolizar la fructosa su exceso de trabajo puede derivar a una enfermedad hepática.
-Enfermedades cardiovasculares. Según un estudio de la Universidad de Colorado (EE. UU) liderado por Diane L. Jalal. Se ha visto una relación entre la hipertensión y el consumo de azúcar, así como enfermedades cardiovasculares.
-Alzheimer y envejecimiento cognitivo. Los altos niveles de glucosa en sangre se han visto relacionados con un empeoramiento de la actividad del hipocampo, región cerebral muy relacionada con la memoria.
Como abandonar la adicción
A continuación os dejamos con unas pautas que os ayudarán a seguir una vida más sana, sin dependencia al azúcar.
1- Reduce el consumo de azúcares simples de manera gradual. Lógicamente si decides acabar con el azúcar de golpe vas a fracasar estrepitosamente porque tu cuerpo estaba acostumbrado a cierto consumo. Las probabilidades de tomar azúcar de nuevo son altas porque tu cuerpo sufrirá los síntomas de la falta de azúcar típicos: mareos, dolor de cabeza, falta de concentración, nerviosismo... Tienes que ir reduciéndola poco a poco. Al principio puedes ayudarte con edulcorantes artificiales o naturales.
2- Cambia el azúcar por el deporte. Con el ejercicio liberamos endorfinas que nos relajarán y calmarán nuestra ansiedad. Además nos van a distraer y pensaremos en otras cosas. Una rutina de ejercicios diaria incrementará tu energía y estado de ánimo y no sobrepasando las seis o siete cucharaditas.
3-Retira las tentaciones. Regala la comida con azúcar para evitar echar mano de ella cuando tengas hambre. Por otro lado, llena la nevera y el frutero con alimentos sanos que puedan nutrirte y saciarte a la vez: leche, yogures desnatados sin azúcar, carbohidratos complejos como los integrales, proteínas magras... Incluso las frutas frescas pueden librarte del antojo de azúcar porque también la contienen, solo que te aportan vitaminas y minerales, no son calorías vacías.
4- Bebe agua para hidratarte bien. Muchas personas a menudo piensan que el cuerpo le pide azúcar cuando en realidad solo tienen sed. Esta confusión es común en personas con una ingesta elevada de azúcar.
5-Cuenta tus planes a tus seres queridos. Si los demás te apoyan te será más fácil enfrentarte a este problema, incluso puede que alguien más se anime a intentarlo contigo. Aumentaréis las posibilidades de conseguirlo.