El bullying es uno de los problemas infantiles que más preocupa a padres y docentes. No es para menos puesto que cuando las bromas de compañeros se tornan en burlas y acoso escolar estamos ante un problema serio que puede tener graves consecuencias para la víctima. Incluso también para quienes lo acosan.
El bullying puede darse en cualquier centro escolar y no siempre es fácil de reconocer. No se puede determinar quién puede ser víctima del acoso escolar y, lo que es peor, muchas de ellas tienden a ocultarlo por miedo a las consecuencias que esto pueda tener en el colegio,
Síntomas y diagnóstico
Cuando no es fácil reconocer el acoso escolar el hecho de que un niño padezca alguno de sus síntomas puede ayudar a diagnosticarlo y a ponerle solución antes de que tenga mayores consecuencias.
La víctima de bulyying suele presentar un carácter introvertido -aunque antes no lo tuviera-y miedo a acudir al colegio. Esto hace que se aísle y pierda el contacto con sus compañeros de clase pero también que ese estrés por no saber qué le ocurrirá cuando vaya a clase hará que en su cuerpo se den toda una serie de trastornos.
Son llamadas de atención que evidencian que algo no marcha bien. El hecho de que el niño no duerma bien, que moje la cama cuando había dejado de hacerlo, que llore sin motivo aparente, que desarrolle agresividad y que rechace ir a clase son síntomas más que suficientes para pensar que algo está pasando.
Suelen ser las primeras consecuencias del acoso escolar, que vienen derivadas básicamente del miedo del menor por encontrarse con sus acosadores. Si se detectan a tiempo puede ponerse fin al bullying con la intervención de la comunidad educativa. En caso contrario la situación irá a más y aparecerán más dolencias.
Trastornos psicológicos
El acoso escolar lo que consigue es minar a la víctima, hacer que piense que no es tan válido como los demás. Esto deriva en una baja autoestima y un rechazo a la clase y a los estudios, pero también en trastornos psicológicos. El niño se encerrará en si mismo y borderará la depresión.
Su carácter se transformará y se volverá más asocial y apático. Los episodios violentos, el rechazo a las muestras de afecto de otros, incluso crisis de ansiedad pueden producirse a medida que el acoso escolar se mantiene sin que se dé una solución. Además de problemas de insominio puede sufrir dolores adbdominales y problemas dermatológicos o trastornos alimenticios.
La consecuencia más trágica del bullying es que un niño pueda llegar a pensar en acabar con su vida para poner fin al acoso escolar que está sufriendo. Se trata de lo más extremo y, aunque es difícil llegar a una situación en que no ve solución posible, todos los años conocemos algún caso de pequeños que han tomado una decisión tan trágica como el suicidio por lo mal que se lo hacían pasar en el colegio.
Trabajar para evitarlo
Por ello es importante estar atentos a cualquier indico de que se podría estar produciendo bullying en un centro y reaccionar en cuanto se tengan sospechas. Es un trabajo de la comunidad educativa, no sólo de los padres, porque estos pueden estar ajenos a algo que ocurre fuera de su casa y en un lugar en el que, supuestamente, sus hijos están seguros.
Para diagnosticar y tratar el bullying es importante la comunicación con la víctima y los agresores. La intervención de un psicólogo infantil se puede volver fundamental así como tomar medidas que supongan separar a la víctima de sus agresores. En función de cada caso se ha de valorar un cambio de centro para poner fin al acoso.
Aunque así se haga se ha de extremar la vigilancia y continuar trabajando con la víctima, puesto que las consecuencias del bullying pueden prolongarse en el tiempo, incluso después de que se haya superado el acoso escolar.