El autismo es un trastorno del desarrollo que afecta a diferentes áreas. Este trastorno permanece durante toda la vida y se encuentra dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Se clasifica en grados de intensidad, distinguiendo diferentes tipos de autismo en función de las dificultades que manifieste cada individuo.
En general, las manifestaciones más comunes en este trastorno son: problemas en la comunicación tanto verbal como no verbal, alteraciones en el manejo de las relaciones sociales y presentación de conductas restringidas, estereotipadas y repetitivas.
Sin embargo, cada individuo se comporta de manera distintiva porque existen varios grados de autismo, lo que quiere decir que a pesar de tener un mismo diagnóstico en cada persona afecta de manera diferente.
¿Cuándo se diagnostica este trastorno?
Es a partir de los 3 años de edad cuando se puede realizar el diagnostico. Pueden surgir dos situaciones:
- O bien los padres comienzan a percibir desde el principio las diferencias que muestra su hijo/a con respecto a los hitos del desarrollo infantil.
- O bien los padres reconocen que el desarrollo de su bebé era adecuado pero ha comenzado a perder aptitudes que antes tenía.
¿Cuáles son los principales criterios para diagnosticar el autismo?
Las dificultades más comunes se presentan en las áreas de la comunicación, la interacción social y los patrones o conductas restringidos y estereotipados.
A continuación, se detalla los problemas que se manifiestan en cada área, siempre teniendo en cuenta que están sujetos a variaciones, ya que en cada individuo se pueden presentar de diferente manera e intensidad:
1. Comunicación
Uno de los principales problemas es la capacidad para interpretar de manera adecuada el lenguaje verbal y, sobre todo, el lenguaje no verbal, como los gestos o el tono de voz.
Es habitual que las personas que padecen autismo no comprendan el sarcasmo, la ironía o las bromas con doble intencionalidad, lo que significa que creen que lo que las personas están diciendo es lo que realmente quieren decir en todo momento.
Además, tienen dificultades para reconocer las expresiones faciales que indican estados de ánimo y, a su vez, tienen problemas para ajustar su tono de voz dependiendo de cada situación.
En los casos más severos, no emplean el lenguaje. Por ello, muchos adaptan un sistema de comunicación propio en el que se incluyen gestos o sonidos para expresar sus gustos, preferencias o deseos.
2. Interacción social
En relación con lo anterior, las personas con autismo tiene serias dificultades para entender el mundo que les rodea y las personas que viven en él. Por ello, sus habilidades sociales se ven limitadas.
No son capaces de reconocer las emociones y, por ello, puede parecer que se muestran insensibles e indiferentes a lo que sucede a su alrededor, pero esto no es así.
El aislamiento social es otra de los criterios más significativos en el autismo. Los individuos que padecen este trastorno a menudo muestran preferencias muy restrictivas y tienden a jugar solos sin intención de interactuar con los otros.
No tienen la capacidad de empatizar con los demás, de ponerse en el lugar del otro. Esto es lo que se conoce como la Teoría de la Mente. En el autismo, la Teoría de la Mente no está desarrollada lo que dificulta la percepción de las emociones de otros individuos sin pensar que están sintiendo lo mismo que nosotros.
3. Intereses restrictivos
Las personas con autismo tienen preferencias muy marcadas y son muy susceptibles al cambio en sus rutinas. A menudo, muestran ideas obsesivas con algún objeto o actividad en particular. Es aquí donde se percibe su rigidez mental.
4. Comportamientos repetitivos y rutinas
Muy relacionado con lo anterior, las personas con autismo se sienten cómodos con rutinas y normas muy marcadas. Por esto, el mundo que les rodea puede llegar a ser muy estresante para ellos.
Los imprevistos se convierten en sus peores enemigos puesto que no han desarrollado habilidades para actuar de manera inmediata a los posibles cambios que suceden a su alrededor. Esto supone un desequilibrio importante en el área emocional.
5. Sensibilidad sensorial
Las personas con autismo se muestran mucho más sensibles ante estímulos sensoriales, como tactos, olores, sonidos, luces, colores, dolor o temperatura. Esto produce altos niveles de ansiedad en aquellas personas que, por ejemplo, son muy sensibles ante los sonidos.
Tienen dificultades para ignorar o bloquear estos estímulos y, en muchas ocasiones, esto es un detonante que produce conductas desadaptadas y perjudiciales para ellos mismos.
¿Cuál es la importancia de un correcto diagnostico?
La detección temprana de este trastorno ayuda a mejorar la calidad de vida de estas personas. Hacer una intervención durante las primeras edades es fundamental para conseguir cambios a largo plazo.
El autismo es un trastorno que afecta mucho a la calidad de vida familiar, por ello la detección temprana ayuda a que las familias estén informadas lo antes posible y aprendan cómo deben manejar la situación en casa para que los problemas sean muy puntuales.
De esta forma, los especialistas pueden enriquecerles de herramientas y estrategias muy útiles que ayuden a la interacción y al manejo de la ansiedad.
¿Existe cura para este trastorno?
La realidad es que no existe una cura para este trastorno pero si técnicas muy útiles para minimizar las dificultades que presentan estas personas. Aplicar buenas estrategias puede suponer un gran paso en el aprendizaje y desarrollo de las personas con autismo.
¿Qué pautas se pueden seguir para mejorar la calidad de vida de las personas con autismo?
Dependiendo del grado de intensidad que manifieste cada persona se pueden llevar a cabo unas estrategias u otras.
Lo más importante es conocer la capacidad cognitiva de los individuos. En muchos de los casos, las personas con autismo tienen un cociente intelectual normal y, en ocasiones, elevado. Es por esto que un buen diagnóstico y una buena intervención puede lograr grandes cambios y mejoras.
Lo más importante para mejorar la calidad de vida de las personas con autismo es estar sensibilizado e informado de las características de este trastorno. Sin conocimiento es imposible saber cómo podemos actuar ante un caso así.
Es importante recurrir a especialistas en este campo para que puedan asesorarnos y dotarnos de herramientas individualizadas para que nuestra intervención sea lo más eficaz posible.