Qué es el cáncer de esófago
El esófago es un órgano hueco en forma de tubo que mide unos 25 centímetros y que comunica la boca con el estómago. Los alimentos son masticados en la boca y llegan al estómago a través del esófago, para evitar que asciendan de nuevo, en la unión del esófago con el estómago se encuentra un esfínter, llamado cardias, que se encarga de esta función. El esófago está compuesto por una capa mucosa y otra muscular que realiza movimientos peristálticos para favorecer el descendimiento del alimento al estómago.
Entendemos por cáncer de esófago, el crecimiento anormal de células malignas en el tejido esofágico. En la mayoría de los casos el tumor a parecer en el tercio inferior y en la zona próxima a la unión gastro ? esofágica, en estos casos es común que aparezca un tipo de cáncer denominado adenocarcinoma. El otro tipo de cáncer de esófago es el carcinoma epidermoide o escamoso, menos frecuente y suele aparecer en la parte alta del conducto esofágico.
Causas por las que aparece el cáncer de esófago
Nadie está libre de padecer cáncer de esófago, sin embargo, existen lo que se conoce como factores de riesgo, tenerlos incrementa las posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer. Los hombres presentan mayor incidencia que las mujeres, hasta tres veces más. La edad avanzada al igual que en el resto de tumores presenta más riesgo.
El consumo regular de alcohol y de tabaco, incrementa el riesgo de manera exponencial, de dos a cuatro veces más las probabilidades. Y si ambas se compaginan, el resultado se multiplica por siete.
Tanto la obesidad como dietas pobres o escasas en frutas y verduras influyen negativamente en nuestra salud general y en especial en este tipo de tumores. Así mismo, consumir bebidas muy calientes con frecuencia daña la mucosa que recubre el esófago y crea lesiones que favorecen el crecimiento anormal de células cancerosas.
Algunas enfermedades o trastornos del aparato digestivo pueden desencadenar con el tiempo la aparición de cáncer de esófago. El esófago de Barrett es una de las más comunes y conocidas. En estas personas, el esfínter que evita que los alimentos digeridos por el estómago suban de nuevo por el esófago no funciona adecuadamente y por tanto, los ácidos del estómago, altamente corrosivos, ascienden por el esófago dañando su mucosa. Las personas que padecen reflujo gastroesofágico con frecuencia, presentan un riesgo similar. Las lesiones que se producen de manera casi constante en la mucosa esofágica, hace que desarrolle como método de protección un cambio en sus células, siendo más común que esta alteración acabe desencadenando células pre cancerígenas.
¿Qué síntomas nos alertan del cáncer de esófago?
Uno de los principales problemas de este tipo de tumores, es que los síntomas no aparecen hasta que el cáncer está muy desarrollado, pues en las fases iniciales apenas aparecen síntomas, y en la mayoría de los casos éstos son difusos y compatibles con multitud de patologías.
El síntoma más característico del cáncer de esófago es la disfagia o dificultad para tragar. En los estadios iniciales afecta a los alimentos sólidos y posteriormente puede aparecer incluso con la ingesta de líquidos. La persona siente que el alimento no pasa y se queda detenido en la garganta o en la mitad del pecho. La dificultad para tragar desencadena que la persona cambie sus hábitos alimenticios y que comer sea un problema, por lo que en consecuencia, aparece una pérdida de peso más o menos acuciada y pérdida de apetito.
El dolor retroesternal aparece en tumores avanzados. Al igual que síntomas como disfonía, ronquera, sangrado de la mucosa del esófago, tos crónica o hipo.
Fases del cáncer de esófago
La clasificación es la misma que cualquier tumor. Se usan para ello las siglas TNM. La T hace referencia al grado de extensión del tumor, y va desde un grado 1 al 4. En el primer grado solo afecta a la propia mucosa del esófago, y en el cuarto ya existe invasión de estructuras y órganos adyacentes como pleura, aorta, columna vertebral, tráquea...
La N es cuando existe afectación de los ganglios linfáticos, siendo cero cuando no hay y 1, 2 ó 3 cuando sí. A mayor número, mayor afectación de los ganglios linfáticos.
La M nos habla de la existencia de metástasis. Cero es ausencia y 1 presencia. La presencia de metástasis, es el peor pronóstico. Pues nos indica que el cáncer se ha extendido a otras partes del cuerpo.
Otro punto a tener en cuenta es el grado del tumor, está relacionado con la velocidad con la que el cáncer puede llegar a desarrollarse. Los grados van desde el grado 1 a 3. Siendo el grado 1 tumores que crecen lentamente y el grado 3 nos habla de un tumor que crece rápidamente y se disemina a gran velocidad.
¿Qué pruebas son necesarias para el diagnóstico?
La principal prueba diagnóstica es una endoscopia. Se introduce a través de la boca un tubo flexible con una luz y una cámara en su interior, que se desliza por el esófago y permite obtener imágenes del interior y de las células de la mucosa esofágica. Si durante el procedimiento se objetiva cualquier lesión o zona sospechosa se puede realizar una biopsia en el mismo momento. Consistente en tomar muestras de las células de la posible lesión y analizarlas posteriormente en un laboratorio. Así sabremos si existen células cancerosas en nuestro esófago.
Otra de las pruebas más comunes es un estudio esofágico con contraste de bario, un medicamento en forma de papilla que al ingerirse se adhiere a la pared del esófago. De este modo en la radiografía se marca la silueta del esófago y el estómago, permitiendo detectar cualquier anomalía.
Si el diagnóstico de cáncer es definitivo, el médico posiblemente solicitará otras pruebas le permitan hacerse una mejor idea de la extensión y fase en la que se encuentra el cáncer. En este momento las mejores pruebas para ello son el escáner y la ecografía tras esofágica.
¿Qué tratamiento debo seguir?
Una vez confirmado el diagnóstico un equipo de médicos especialistas en distintas áreas valoran a cada paciente y deciden en función de distintos factores como la edad del paciente y su estado de salud, la localización del tumor, en qué fase se encuentra..., cual es el mejor tratamiento en cada caso. Los tratamientos más comunes son radioterapia, quimioterapia y cirugía. No es infrecuente, usar un tratamiento combinado.
En el caso de la cirugía lo común es realizar una esofaguectomía, consiste en la extirpación de la zona del esófago afectada. En estos casos el esófago queda más o menos acortado en función de la porción extirpada, como consecuencia aparecerán molestias importantes en la deglución, para combatirlos realizar comidas en pequeñas cantidades y con más frecuencia, asegurándose de masticar mucho los alimentos.
Tanto la quimioterapia como la radioterapia tienen como objetivo eliminar las células tumorales minimizando el daño en las células y tejidos sanos que las rodean. En ambos casos el tratamiento siempre es individualizado, así como el número de sesiones necesarias. En el caso de la radioterapia, se emplean ondas ionizantes de manera local sobre la zona a tratar. Los efectos secundarios son loco- regionales, esofagitis, alteraciones en la piel de la zona donde se aplica la radiación, ampollas bucales, inflamación de la mucosa.... La quimioterapia es el empleo de fármacos ya sea por vía oral o endovenosa. Los efectos secundarios son a nivel sistémico y depende del fármaco utilizado. Combinar ambas terapias suele ser lo habitual en este tipo de tumores.