El bótox no es más que la marca comercial de la toxina botulínica, una sustancia química altamente tóxica y venenosa que puede llegar a provocar grandes enfermedades como la parálisis si es administrada es grandes dosis. Pero no hay que alarmarse, las dosis que se proporcionan en los tratamientos médicos y estéticos de bótox no provocan daños severos, sino que se utilizan con fines beneficiosos para la salud y la cosmética, ya que además de no necesitar cirugía, tiene pocos efectos secundarios.
La primera aplicación médica de esta toxina se realizó en los años 70 para tratar un caso de estrabismo. Desde ese momento, la investigación en el campo del bótox ha aumentado a grandes niveles y a día de hoy son muchos los usos tanto médicas como estéticos en los que se lleva a cabo este tipo de tratamiento. Para ello no hay necesidad de cirugía ni provoca ningún tipo de dolor, sino que simplemente se trata de introducir una pequeña aguja en aquella zona donde sea necesaria la inyección de la toxina.
Aplicaciones médicas
Como hemos comentado antes, aunque el bótox sea conocido por ser el tratamiento de los famosos para hacer desaparecer las arrugas, su primera aplicación se llevó a cabo para tratar un caso de estrabismo. El estrabismo es una desviación visual de la línea de los ojos que provoca que la vista no esté recta, sino que uno de los ejes visuales se tuerza con respecto al otro. Con la introducción de la toxina, se paraliza el músculo de la zona, haciendo que en un gran porcentaje de los casos, ese estrabismo desaparezca sin necesidad de realizar ninguna cirugía.
Otro de los procesos médicos en los que se usa es para tratar a aquellas persona con exceso de sudor (hiperhidrosis) o de saliva (sialorrea). En este caso el botox es inyectado en aquellas glándulas que lo provocan, dando lugar a que el efecto desaparezca durante un periodo de tiempo, que suele ser de unos 7 a 10 meses.
También se ha comprobado que la toxina botulínica ayuda a personas parapléjicas con problemas de incontinencia urinaria a no tener esas grandes pérdidas de orina mediante la paralización de los músculos de la vejiga o en el esfínter, que ayude a aliviar la presión de la orina en la vejiga y que puede dar lugar a problemas renales.
Uno de los últimos descubrimientos en los usos del bótox es para aliviar enfermedades como las migrañas severas o las cefaleas constantes, hasta ahora solo tratadas con el descanso o las pastillas. En este caso los estudios revelan que no se trata de la relajación de ningún músculo de la zona, y aunque no está aún claro el motivo del alivio en pacientes que sufren estos dolores, se cree que se debe a que la tóxina llega a terminaciones nerviosas causantes de las cefaleas.
Por último y con usos más generalizados en el ámbito de la medicina, el bótox es utilizado para todo tipo de distonías, es decir, aquellos trastornos en el tono y en el movimiento muscular, tales como tortícolis o espasmos.
Aplicaciones estéticas
El conocimiento que la mayoría de las personas tiene sobre el bótox es el uso -a veces excesivo- que las personas famosas, sobre todo del mundo del cine y la moda, han hecho de él. Su tratamiento es bastante sencillo y se trata de inyectar la tóxina en aquellas zonas con muchas arrugas de expresión como pueden ser la frente, el entrecejo o las conocidas como "patas de gallo". Lo bueno de este tipo de tratamiento es que no necesita de cirugías como otras operaciones de estética, y además puede realizarse en cualquier época del año. Los efectos visuales de estas inyecciones son inmediatos y duran alrededor de unos 7 meses ya que el bótox es reversible, no es una toxina que una vez introducida en el cuerpo dure para siempre, sino que ya sea por tratamientos médicos o estéticos es muy probable que se tengan que realizar nuevas inyecciones de forma periódica a lo largo de los años en el caso en que fuera necesario o deseado.
Efectos secundarios
Aunque no tiene grandes contraindicaciones, sí puede tener efectos secundarios en personas con alergias, ya que la aplicación de la toxina en sí misma ya puede provocar reacciones alérgicas, parálisis musculares o nauseas. En casi de que se hayan administrado grandes dosis, puede llegar a provocar reacciones visibles como la caída de un párpado o el levantamiento de una ceja, pero en la mayoría de estos casos se trata de efectos secundarios a corto plazo ya que el bótox es algo temporal.