Hacerse chequeos de forma regular es uno de los consejos que suelen dar la mayoría de los médicos. Y es que las revisiones son imprescindibles a la hora de poder diagnosticar rápidamente una posible enfermedad, lo que eleva las posibilidades de tratarla de forma eficaz. A veces, cuando visitamos al médico por un determinado dolor o molestia éste nos acaba derivando a un especialista que pueda aportar una segunda opinión y un diagnóstico más preciso. Una de las pruebas más comunes que suelen solicitar los doctores es la esofagogastroduodenoscopia, también conocida como endoscopia gastrointestinal alta o EGD. El aparatoso nombre puede hacernos pensar que es una prueba complicada, pero a continuación te explicamos qué es, cómo se realiza y otros detalles importantes relacionados con ella.
¿Qué es y cómo se realiza?
La esofagogastroduodenoscopia es una prueba que sirve para explorar el revestimiento del esófago, el estómago y la primera parte del intestino delgado y que se realiza por medio de la introducción de un endoscopio por la boca. Un endoscopio es un tubo flexible que tiene incorporada una pequeña cámara en uno de los extremos, a través de la cual el especialista explora la zona en busca de posibles irregularidades. Para su realización también se colocan una serie de cables en ciertas áreas del cuerpo del paciente y que están conectados a máquinas monitores. De esta forma, durante la prueba se podrán revisar algunos signos vitales como son la respiración, la frecuencia cardíaca, la presión arterial o el nivel de oxígeno de la persona a la que se le está realizando la prueba.
Antes de comenzar la prueba, al paciente se le administra un medicamento vía intravenosa que evitará que sienta ningún tipo de dolor o molestia durante la exploración. A continuación, el especialista coloca a la persona de lado, echado sobre el lado izquierdo, y empieza a introducir poco a poco el endoscopio por la boca, bajando por el esófago y el estómago hasta llegar a la primera parte del intestino delgado, también conocido como duodeno. El examen suele tener una duración aproximada de entre 5 y 20 minutos, dependiendo de la razón por la que se haya solicitado la esofagogastroduodenoscopia, que puede ir desde la realización de una biopsia hasta la dilatación o estiramiento de un posible estrechamiento en el área del esófago.
¿Por qué se solicita?
El médico de cabecera suele solicitar la realización de una EGD por varias razones:
·Heces de color negro o vómitos con restos de sangre.
·Problemas o dolor a la hora de deglutir los alimentos.
·Vómitos recurrentes, nauseas o sensación de que los alimentos se quedan atascados antes de llegar al estómago.
·Pérdida de peso repentina sin explicación aparente
·Acidez en el estómago.
·Dolores y molestias en la parte alta de la zona abdominal.
·Búsqueda de posibles varices en el esófago que puedan sangrar en una cirrosis del hígado ya diagnosticada.
Posibles diagnósticos
Un diagnóstico normal de una esofagogastroduodenoscopia se produce cuando el especialista comprueba que el esófago, el estómago y el duodeno del paciente están en perfecto estado. Es decir, sin posibles sangrados, neoplasias, úlceras o inflamaciones. En caso de que el examen no arroje un resultado favorable, el médico puede diagnosticar ciertas condiciones o enfermedades entre las que se encuentran:
·Úlceras en el estómago o en el intestino delgado.
·Varices esofágicas causadas por la cirrosis del hígado.
·Un desgarro en el esófago, también conocido con el nombre de Síndrome de Mallory-Weiss.
·Celiaquía producida por una reacción alérgica al consumo de gluten.
·Hernia hiatal, que se produce cuando una zona del estómago sobresale debido a una abertura en el diafragma.
·En caso de que compruebe que hay hinchazón en el revestimiento del estómago y del duodeno también puede diagnosticar una gastritis.
·Si la hinchazón se produce en la zona del esófago entonces derivará una esofagitis.
·Anillo esofágico, una afección que se caracteriza por un estrechamiento del esófago.
·Reflujo gastroesofágico.
·Tumor o cáncer en la zona del esófago, del estómago o del duodeno.
Preparación y cuidados posteriores a una esofagogastroduodenoscopia
El paciente al que le han prescrito una esofagogastroduodenoscopia tendrá que seguir una serie de instrucciones para que la exploración se realice de forma óptima. La primera de ellas es que no puede ingerir ningún alimento entre 6 y 12 horas antes de la prueba, de forma que el médico tenga el área despejada y clara cuando realice la exploración. En cuanto a la ingesta de medicamentos, el paciente deberá preguntar en su centro médico para que le expliquen si tiene que suspender alguno de los tratamientos que está siguiendo.
Una vez la prueba ha finalizado, el paciente es trasladado a un área de recuperación a la espera de que se le pasen los efectos de la anestesia. Una vez ahí, el equipo de enfermería también mide su presión arterial y el pulso para comprobar que todas las constantes vitales están bien. Después, el paciente recibe el alta inmediatamente. Y es que a pesar de lo aparatosa que pueda sonar esta exploración, la persona a la que se le realiza puede volver a casa una vez la prueba ha finalizado. Sin embargo, no le permitirán abandonar el centro médico si no es con un acompañante que le lleve a casa. Esto se debe a que la anestesia que le han suministrado puede hacer que el paciente se sienta extraño o confuso durante el resto del día, por lo que bajo ningún concepto debe conducir.
En cuanto a la ingesta de líquidos y comida, tendrá que esperar como mínimo a que hayan pasado 30 minutos desde el fin de la prueba para beber. Puede que al principio note ciertas molestias o dolor en la garganta, por lo que deberá tomar pequeños sorbos. Una vez pueda beber sin problemas ya puede comenzar a comer pequeñas cantidades de alimentos. Por último, también tendrá que mantener una especial atención de la zona en la que le colocaron la vía para la administración intravenosa de medicamentos y líquidos. Supervísela con frecuencia durante los siguientes días a la esofagogastroduodenoscopia y en caso de que vea enrojecimiento o hinchazón coloque un paño húmedo sobre la zona. Si ve que empeora, entonces acuda al centro de salud para que se lo revisen y traten.