El lupus es una enfermedad autoinmune, esto quiere decir que el sistema inmunitario actúa de manera incorrecta y ataca a las células del propio organismo. ¿Cómo es posible eso? El sistema inmune está formado por diversas estructuras y agentes que se encargan de proteger el organismo de agentes extraños que lo puedan enfermar. Para ello, identifica los cuerpos desconocidos que entren en el cuerpo, como virus, bacterias, parásitos, etc., o células que estén dañadas, por ejemplo, cancerosas, y pone en marcha diferentes mecanismos para eliminar todas esas presencias no deseadas.
Una de las formas que tiene de defender el organismo es atacando a los cuerpos extraños con células especializadas para ello, y lo que ocurre en las enfermedades autoinmunes es que el sistema inmunitario pierde la capacidad de diferenciar entre elementos intrusos y los propios del organismo, y ataca a las células y tejidos sanos del individuo. Hay enfermedades de este tipo donde sólo se ven afectados algunos sistemas concretos del organismo, y otras, afectan a varios a la vez. El lupus pertenece a este último grupo, llamado enfermedades autoinmunes sistémicas.
Se trata de una enfermedad bastante complicada de diagnosticar debido, por un lado, a que afecta a varios sistemas y sus síntomas no se desarrollan todos a la vez, si no que van apareciendo poco a poco, y de forma separada, entonces es fácil confundirlo con otras enfermedades específicas de cada región.
Tipos de lupus
El lupus más común, y al que haremos referencia, es el lupus eritematoso sistémico, que afecta a diversas partes del cuerpo. También existen otros tipos, como el lupus eritematoso discoide, que causa un sarpullido en la piel; el lupus eritematoso cutáneo subagudo, que provoca la aparición de llagas en las zonas del cuerpo expuestas al sol; el lupus secundario, derivado del uso de algunos medicamentos, y el lupus neonatal, se trata de un tipo raro de lupus que afecta a bebés recién nacidos.
Posibles síntomas del lupus
Los síntomas del lupus van a depender de cada persona y de las regiones que se vean afectadas, es por ello que, aunque existe un listado de síntomas, no todos los afectados con lupus van a padecerlos. Además, estos no se mantienen de forma constante, van apareciendo en brotes y remitiendo. La duración de los brotes y del período de remisión depende de cada persona.
- Inflamación y dolor en las articulaciones.
- Erupciones, son comunes en las mejillas presentando forma de alas de mariposa. (eritema malar).
- También se da erupción rojiza con zonas ovaladas (erupcion discoide), y erupción en la piel expuesta al sol.
- Fiebre persistente por encima de los 38 grados.
- Fatiga prolongada.
- Dolor en el pecho al respirar.
- Sangre y/o exceso de proteína en la orina.
- Sensibilidad al sol o a la luz ultravioleta.
- Pérdida del cabello.
- Llagas o úlceras en la boca o la nariz, que permanecen durante algunos días o incluso más de un mes.
- Problemas de coagulación de la sangre.
- Coloración blanca o azul de los dedos con el frío.
- En los exámenes de sangre se encontrarán anticuerpos antinucleares positivos o ANA, presentes en casi todos los pacientes con lupus. Esta prueba es un indicador de lupus, pero no lo diagnostica ya que también se encuentran los ANA en otras enfermedades.
Otros síntomas o indicadores menos comunes son anemia (escasez de glóbulos rojos), dolor de cabeza, mareos, convulsiones y confusión.
Qué causa el lupus
No se conoce bien la causa del lupus y de por qué el sistema inmunitario se altera de esa manera. Se sospecha que se deba a una combinación de factores genéticos y ambientales, esto es, existe cierta predisposición genética a desarrollar lupus en algunos individuos, pero hay una serie de elementos del entorno (virus, alergia a ciertos medicamentos, el estrés, algunas hormonas, la luz solar...) que favorecen que la enfermedad se desarrolle, es decir, son los desencadenantes. Por ello, aunque se tenga esa predisposición no tendría por qué padecerse la enfermedad, pero es difícil conocer y controlar los factores adquiridos que lo favorezcan.
El lupus puede afectar a personas de cualquier edad y sexo, sin embargo, es 10 veces más común en mujeres adultas. Es por ello que se sospecha que los estrógenos, las hormonas femeninas, tengan influencia en el desarrollo del lupus. Además, se ha observado que en las mujeres que lo padecen los síntomas tienden a presentarse de manera más fuerte antes y después de la menstruación y durante el embarazo. No obstante, el papel que juegan estas hormonas aún no se conoce con certeza.
Tratamiento del lupus
El carácter sistémico del lupus, el hecho de que afecta a diferentes regiones del cuerpo, hace que sea necesaria la intervención de diferentes especialistas según los síntomas. El tratamiento va encaminado hacia la prevención de la aparición de brotes, de tratarlos cuando se den, y de disminuir el daño producido a los diferentes órganos afectados.
Los medicamentos que se suelen administrar dependen de cada caso y la gravedad, y en ocasiones también se pueden combinar. Cuando no hay gran afectación a órganos como los pulmones o el corazón, se lleva a cabo un tratamiento más conservador con antiinflamatorios no esteroideos, que disminuyen el dolor, la hinchazón y la fiebre. En casos más graves se administran corticosteroides e inmunosupresores, variando también la cantidad de fármaco según el grado de afectación del paciente. Se ha encontrado que algunos medicamentos contra la malaria disminuyen síntomas del lupus, como fatiga, erupciones, dolor en las articulaciones o llagas en la boca, además de prevenir la coagulación sanguínea anormal. (Fuente: American College of Rheumatology).
Es importante que el paciente esté atento a cualquier síntoma indicador de que le vaya a venir un brote, para acudir lo antes posible a su médico y prevenir así la aparición del mismo o hacer que sea más leve. Eso también ayudará a encaminar el tratamiento en la vía correcta, ya que el médico irá conociendo la frecuencia de los brotes, si los medicamentos administrados están provocando efectos secundarios, y decidirá si mantener el tratamiento o cambiarlo. Los signos de alarma ante un brote suelen ser: sentirse más cansado, dolor, sarpullido, fiebre, dolor de estómago o cabeza, o mareos.
Para prevenir los brotes también se tiene que tener especial cuidado con el sol. Los enfermos de lupus son muy sensibles a la luz del sol, y por ello tienen que aplicarse fotoprotectores para evitarla. La relajación y aprender a controlar el estrés también ayudan a prevenir los brotes.
Cómo vivir con lupus
El lupus es una enfermedad crónica que puede limitar nuestra vida en algunos aspectos según la gravedad del caso. Sin embargo, su tratamiento ha avanzado mucho y el 80%-90% de las personas con lupus tienen la misma esperanza de vida que las personas que no están afectadas por la enfermedad.
La cronicidad de la enfermedad y sus síntomas puede llevar al paciente a sentirse decaído, pero tiene a su disposición, si lo necesita, la intervención de psicólogos para ayudarle a adaptarse a estas nuevas circunstancias. Para sobrellevar mejor la enfermedad, los expertos recomiendan mantener una red de apoyo social que nos ayude a sentirnos cómodos y más positivos. Nos debemos apoyar en las personas en quien confiamos: familiares, amigos, y también en los profesionales que nos están tratando. Es muy positivo tener una relación positiva y de confianza con nuestro médico, que irá haciendo un seguimiento constante de nuestra evolución.
También recomiendan mantenerse activo, seguir llevando una vida normal y practicar deporte leve o moderado, que también ayuda a mantener las articulaciones flexibles y prevenir enfermedades cardíacas y cerebrovasculares. Estas prácticas ayudan a disminuir el estrés, que puede favorecer la aparición de brotes.