El trastorno bipolar o maniaco-depresivo es un trastorno que se caracteriza porque la persona sufre cambios en su forma de sentir y comportarse, de manera que experimenta fases depresivas que se intercalan con otras de intensa euforia, hiperactividad (parece no cansarse nunca) o irritabilidad (furia repentina).
Este trastorno es crónico y en la mayoría de las ocasiones se recomienda medicación por ser un trastorno peligroso e incapacitante para la persona. La edad de aparición más común es entre la juventud y madurez, entre los 20-30 años, y es más común en mujeres que en hombres aunque depende de los subtipos.
Causas del trastorno bipolar ¿es una enfermedad mental?
Algunos especialistas prefieren el término enfermedad mental para referirse a los trastornos del estado de ánimo porque dicen que hay una base neurológica que lo justifica. Si bien es cierto que hay algunas anomalías en los circuitos cerebrales no siempre se ha podido probar en todas las personas y algunos prefieren considerarlo como trastorno en vez de enfermedad mental. El trastorno bipolar forma parte de los llamados trastornos del estado de ánimo donde se engloba entre otros la depresión mayor, trastorno ciclotímico y el distímico.
Se desconoce las causas exactas del trastorno pero se sabe que son una suma de cambios bioquímicos en el cerebro y acontecimientos estresantes de la vida de la persona. Hay otra teoría que dice que los primeros episodios se desencadenan por episodios de estrés puntuales pero que eso deja una especie de "sensibilización" en el cerebro que conlleva a que sea más vulnerable de repetir el proceso ante un nuevo estímulo estresante, hasta que finalmente el cerebro lo hace espontáneamente.
Los síntomas del trastorno bipolar
La persona pasa por fases depresivas y de manía intercaladamente pero no hay un patrón fijo en la duración de estos episodios. Normalmente suelen ser días o semanas pero a veces pueden durar meses e incluso años.
Síntomas en la fase de manía
La manía no es una enfermedad mental, es un estado en el que la persona se encuentra en constante alegría, tiene la necesidad de expandirse, moverse y hacer diferentes actividades. A veces el humor puede ser de irritabilidad. Las características de esta fase son:
-Delirios de grandeza, superioridad y narcicismo.
-La persona empieza a hablar excesivamente y muy deprisa. Presenta lo que comúnmente se llama "fuga de ideas" que hace referencia a que el pensamiento de la persona va tan rápido que según llegan las ideas a su mente las dice, sin llegar a interconectarlas como el resto de la gente. Por lo que parece que esté bajo el efecto de una droga estimulante.
-Inatención. Es muy fácil que la persona se distraiga con cualquier cosa, no es constante en las tareas, empieza una y continúa con otra totalmente distinta. No puede parar quieto.
-Insomnio. Con apenas un par de horas de sueño el paciente se siente descansado.
-Poco autocontrol. La persona se vuelve excesivamente impulsiva y se embarca en actividades con consecuencias negativas. Durante esta fase es típico que compre sin control, haga inversiones financieras sin informarse o se vuelva promiscuo. Luego, en la fase depresiva se acabará arrepintiendo.
Este excesivo cambio de humor es lo suficientemente grave como para impedir realizar las actividades cotidianas de la vida del paciente y a veces esta fase puede desencadenar brotes psicóticos si la persona además tiene una predisposición genética a ello.
Síntomas de la fase depresiva
Tiene que haber un episodio que al menos haya durado alguna vez dos semanas, en él se encuentran:
-Humor depresivo durante casi todo el día y todos los días. Si hablamos de niños o adolescentes en vez de tristeza puede ser irritabilidad.
-Anhedonia: es incapaz de disfrutar de las cosas, no encuentra placer en las cosas que le gustaban.
-Aumento o disminución del apetito, conllevando a un aumento o pérdida de peso. Tiene que haber una variación del IMC (Índice de Masa Corporal) de un 5% en un mes.
-Cansancio continúo. No se mueve y evita las actividades que requieran algún tipo de esfuerzo.
-Insomnio o hiperinsomnio. Se acuesta temprano pero duerme apenas unas horas, pasando el resto de la noche en vela. Por el contrario también puede pasarse durmiendo la mayor parte del día.
-Sentimientos excesivos de culpa e inutilidad. Siente que es una carga para los demás y se arrepiente de su comportamiento, generalmente por cosas que hizo en la fase de manía. En esta fase también suele haber pensamientos sobre la muerte. Hay un alto porcentaje de suicidio en este trastorno, pero cuando suelen cometerlo no es en la fase de depresión como se podría pensar si no en la manáaca, cuando están en la fase depresiva hay inactividad y falta de energía, digamos que no tienen las "fuerzas" e iniciativa necesaria para ello. Es cuando ya se empiezan a recuperar (y antes de entrar en la maníaca) cuando se hacen los intentos de suicidio.
-Dificultad para concentrarse y tomar decisiones.
Dependiendo de la intensidad de los síntomas el trastorno bipolar puede dividirse en dos tipos:
-Tipo I: la persona sufre episodios depresivos que se intercalan con episodios de manía descritos anteriormente. También hay episodio mixtos. En ellos los pacientes pasan de un estado de manía a depresión o viceversa en u solo día. Es muy incapacitarte y peligroso, la forma de bipolaridad más grave que existe.
-Tipo II: el paciente pasa por episodios de depresión e hipomanía (en vez de manía). Es un estado de manía más atenuado. La diferencia con la manía es que en la hipomanía se conserva la funcionalidad, la persona es "más consciente" y su conducta no es tan extrema, aunque sigue manteniendo el exceso de energía.
Tratamiento del trastorno bipolar
Actualmente el tratamiento de elección es el farmacológico más terapia cognitivo-conductual. El farmacológico para tratar los desequilibrios bioquímicos en el cerebro que provocan los cambios de humor y la terapia para ayudar al paciente a eliminar los pensamientos negativos y destructivos sobre sí mismos, a la vez que le aporta estrategias para enfrentarse a las recaídas. Ambas son vitales para que haya una mejora significativa en el paciente. Los fármacos más utilizados son:
-Las sales de litio. Funcionan como estabilizadores del humor para evitar los cambios drásticos de una fase a otra. Reduce los episodios maniacos y los pensamientos suicidas.
-Antipsicóticos. Son útiles para aliviar los episodios de manía. Son obligatorios cuando los pacientes además tienen riesgo de brotes psicóticos.
-Anticonvulsivos. En casos graves donde hay una resistencia a las sales o sus efectos secundarios no se toleran se utilizan los anticonvulsivos como alternativa. A veces incluso conjuntamente.
Por otro lado la terapia psicológica es obligatoria porque se le enseñará a la persona a ser conscientes de las señales de alerta ante un nuevo episodio, para así poder prevenirlo. Hay pacientes que acaban dejando la medicación por problemas médicos, efectos secundarios o porque simplemente se sienten mejor sin tomarlos. Sin terapia psicológica que respalde al paciente el porcentaje de recaídas es muy elevado. El paciente tiene que conocer que cuantos más episodios maniaco-depresivos haya tenido más intensos serán los siguientes y más difíciles de mantener a raya.