El vaginismo, según la definición de la RAE (Real Academia Española) es un espasmo o contracción involuntaria de los músculos internos de la vagina de la mujer, provocando que ésta se cierre y que dificulte o incluso sea imposible, la práctica sexual por parte de la misma, cualquier examen médico que necesite la introducción de algún aparato o incluso, la utilización de tampones cuando se encuentran durante la menstruación, principalmente por el dolor que le causa a la mujer.
En cuanto a la salud se refiere, es una anomalía que se produce con mucha frecuencia, de hecho, es el problema de salud de la mujer que se produce de manera más habitual por encima del resto de enfermedades o anomalías en la salud, especialmente en mujeres entre los 25 y 35 años. Las causas son muy variadas y poco exactas debido a que el vaginismo no se produce por un hecho en cuestión, sino por diferentes posibilidades que pueden derivar, o no, en un vaginismo. Los médicos especializados en la materia, ginecólogos específicamente, creen que el vaginismo se produce con mayor motivo por problemas psicológicos más que por hechos físicos o enfermedades secundarias.
Algunas de las causas más comunes de salud que derivan en un vaginismo son el estrés, trauma sexual o una mala experiencia que provoque rechazo en la mujer a la hora de la práctica sexual, dolor físico, especialmente interno, que provoque que los músculos a modo de protección se contraigan o algún otro problema psicológico, aunque no necesariamente sexual, que derive como efecto secundario en dicho vaginismo.
Síntomas del vaginismo
Uno de los problemas de salud del vaginismo, además del suyo propio, es que la mujer se condiciones y sugestiona al ver que no puede tener relaciones sexuales o que le duele y esto provoca que la situación empeore, que no lubrique con normalidad y que incluso que provoque en mayor medida que los músculos de la vagina se contraigan.
Esta situación provoca una serie de síntomas que por lo general suelen ser, el dolor a la hora de tener relaciones sexuales, dificultándolas o incluso provocando no poder tenerlas en su totalidad y/o de manera satisfactoria y dolor vaginal, molestias e incluso sensación de quemado interior, aunque nada de esto esté ocurriendo. La realidad, es que estos síntomas tan generales pueden provocar vaginismo, pero no necesariamente son síntomas directos del mismo, ya que, como he indicado anteriormente, el vaginismo se produce más por problemas psicológicos que físicos o de salud.
Tratamiento para el vaginismo
El problema del tratamiento para el vaginismo es que, al no tener un motivo real del que sustentarse, su curación se convierte en un proceso lento y costoso (en cuanto a eficacia del tratamiento). Para que el proceso sea lo más completo posible, se debe contar en el tratamiento con un ginecólogo, un psicólogo y una asesor o terapeuta sexual. Cada uno de ellos tendrá una misión específica que en su completo, conseguirá la curación total del problema de salud de la mujer.
Para comenzar con el tratamiento, y por parte del médico especializado en ginecología, deberá realizar las pruebas pertinentes para descartar que se trata de cualquier anomalía interna (heridas, infecciones...) que sean las causantes del dolor o picor en la vagina de la mujer y que ello derive al espasmo del músculo. Una vez sea descartado estos opciones (en la mayoría de los casos, no suelen ser las causantes del vaginismo), el ginecólogo comenzará a llevar a cabo una serie de ejercicios vaginales con la paciente, para ir poco a poco comenzando a volver a dilatar los músculos. Algunos de estos ejercicios, el más común de ellos es la introducción de dilatadores de plástico en el interior de la vagina, al principio muy poco a poco, para posteriormente, introducir al completo dicho dilatador. El ejercicio es sencillo, se introduce el dilatador y la mujer debe contraer y relajar el musculo, así sucesivamente el tiempo que determine el doctor.
El psicólogo a su vez, debe tratar al paciente para saber qué motivo es el que aparentemente ha provocado el vaginismo. Saber la causa del problema es parte fundamental de la recuperación y del tratamiento que la mujer lleva a cabo ya que, aunque el vaginismo puede solucionarse, si no se da con la causa que lo provoca, puede volver a aparecer en cuestión de tiempo. El terapeuta sexual o asesor de pareja, por su parte, deberá realizar ejercicios en pareja y hablar de su problemática con la paciente y con su compañero amoroso (si lo tuviera), para que éste también sepa cómo debe manejar la situación, ya que es parte fundamental también del proceso de recuperación.
Pronóstico del tratamiento
Aunque como he mencionado anteriormente, el vaginismo es un problema de la salud de la mujer que, aunque sea curado, puede volver a aparecer en cualquier momento, la realidad más probable es que una vez curado en su primera aparición, la segunda se hace más difícil de salir a la luz o ya la paciente, sabe cómo controlarlo y como tratar el problema sin necesidad de que intervenga ningún especialista.
Los tratamientos de vaginismo tienen un éxito del 90% de los casos donde la mujer, se pone en manos de los especialistas citados. Además, cuando ocurren por primera vez la incertidumbre y el miedo, provocan que su curación sea más lenta e incluso, que el vaginismo se agudice. En casos posteriores (si los hay), la mujer que ya controla la situación y sabe que no pasa nada, pone rápida solución y no perdura en el tiempo, tanto como en el primero de los casos.
En cualquier caso, si nota cualquier molestia, inseguridad en la práctica sexual o anomalía que este provocando que sus relaciones sexuales no sean satisfactorias incluso, que le produzca dolor interno, acude al médico especialista con la mayor brevedad posible. Este tipo de dolencias es más conveniente que su tratamiento se lleve a cabo en la base de la dolencia, si se agudiza demasiado el tratamiento y la posterior curación se alarga en el tiempo.