En una determinada época de cada año, que engloba la primavera y el inicio del verano, las clínicas de pediatría se llenan de madres preocupadas y niños con las mejillas enrojecidas. Cada año lo mismo, y los médicos tienen que ver como esta enfermedad vírica se contagia siempre de la misma manera. Hablamos del eritema infeccioso, comúnmente conocido como el virus de la "bofetada", y en Bekia vamos a enseñarte más sobre esta enfermedad.
El virus de la bofetada es una enfermedad contagiosa producida por el parvovirus B19. Este parvovirus no tiene nada que ver con el que preocupa tanto a los veterinarios y que se lleva a muchos caninos cada año, ya que se trata para los perros de una enfermedad muy grave. El parvovirus en los humanos no es una enfermedad muy atacante, de hecho un 20% de las personas que lo padecen no tienen ningún síntoma y el virus desaparece de la misma forma que aparece, sin darnos cuenta.
Aunque los principales pacientes del virus de la bofetada son los pequeños, es una enfermedad que puede aparecer a cualquier edad, pero en las más avanzadas en mucho más difícil que aparezca. El hecho de que en los niños el virus sea mucho más contagioso es que se traspasa a través de la respiración, la saliva y los mocos, algo que en las guarderías y en los primeros años de colegio está a la orden del día.
Síntomas y diagnóstico del virus de la bofetada
El primer síntoma que aparece en una persona contagiada de este virus es una fiebre, en la mayoría de los casos alta, seguidos de otros síntomas catarrales como estornudos, acompañados de cansancio, dolor de huesos y músculos. Hasta este momento no se puede diagnosticar que estemos ante el eritema infeccioso y no un proceso gripal, pero el síntoma clave es la aparición de unas mejillas muy rojas y brillantes, a las que con el progreso de la enfermedad seguirán unas erupciones que aparecen en todo el cuerpo. La visión que supone la erupción en las mejillas con la piel tan enrojecida es lo que da nombre al virus, porque parece que el pequeño haya recibido una bofetada.
Las primeras erupciones aparecen en las mejillas y en los brazos y en las piernas, pero nunca se darán en las palmas de las manos ni en las plantas de los pies. Al contrario que las erupciones de otras enfermedades víricas como la varicela, las que aparecen por el virus de la bofetada no pican ni producen molestias.
Lo que sí puede ocurrir es que se vuelvan más rojas y grandes con el ejercicio físico o el calor. Con el paso de los días, el color se volverá más tenue en la parte central de las erupciones hasta que parezca un encaje en la piel. La enfermedad puede durar entre 4 y 28 días, siendo el promedio de unos 16 o 17 días.
A la hora de diagnosticar la enfermedad, el médico tendrá en cuenta el sarpullido característico que aparece en la piel del pequeño. Si no se ha llegado a desarrollar el sarpullido pero sí el primer cuadro de síntomas, se llevará a cabo un análisis de sangre para comprobar si el paciente ha tenido el parvovirus B19 en su cuerpo.
Tratamiento
Aunque existen medicamentos específicos para enfermedades víricas, la realidad es que el virus de la bofetada no tiene un tratamiento adecuado a esta enfermedad. Como hemos dicho anteriormente, en algunas ocasiones ni siquiere se tienen todos los síntomas conocidos asociados al virus, o solo se padecen una parte de ellos, por lo que el tratamiento asignado es sintomático. Esto quiere decir que se administrarán medicamentos para curar la fiebre en el caso en que apareciera, o calmantes para las erupciones en el caso en que aparecieran molestias, pero nunca antobióticos o antivíricos.
Por último queremos recordar que no se trata de una enfermedad grave, y que sus signos y síntomas pasan en el período que hemos comentando anteriormente. Esto es sobre todo para que aquellas madres primerizas o embarazadas que temen porque estos virus ataquen a sus pequeños, no deben alarmarse.