Seguramente habremos oído hablar muchas veces de las personas que sienten pánico en encontrarse encerradas en un lugar muy pequeño, con poco espacio. Este es un factor que asusta a muchas personas, pero también debemos conocer que existen otras que sienten mucho miedo a exponerse a espacios abiertos, los cuales pueden ser muy transitados o no muestren ningún sitio aparente para resguardarse. Este es un trastorno y se le denomina agorafobia.
Las personas que lo padecen no pueden llevar una vida normal, por lo que cada vez que salgan a un espacio abierto sentirán signos muy diversos de ansiedad que les impedirán poder realizar sus actividades diarias.
En Bekia te contamos qué es la agorafobia y qué técnicas puedes usar, con la ayuda de un profesional, con tal de poder vivir con este trastorno, su superación y llevar una vida normal.
Qué es la agorafobia
La agorafobia es uno de los trastornos de ansiedad que padecen aquellas personas que temen los espacios abiertos, de gran tránsito de gente y vehículos y las situaciones en las cuales se sienten abordados por una gran cantidad de objetos que le rodean y que quedan fuera de su control.
Las personas que sufren agorafobia pueden padecer muchos síntomas cuando se exponen a su mayor miedo, ya sea mareos, vómitos, taquicardias, temblor en las piernas, que el corazón les lata más deprisa, visión borrosa y hasta problemas para respirar. Todos estos síntomas coinciden con los de un ataque de pánico y deben ser tratados de un modo parecido.
Si la persona sufre estos dolores cada vez que se expone a un espacio abierto deberá evitar hacerlo si no cuenta con la ayuda de un profesional. Un psicólogo o un psiquiatra serán las personas más adecuadas para evaluar el trastorno específico de cada persona y determinar cuál es. Si se determina que sufre agorafobia le dará una serie de pautas y consejos con tal de poder lograr la superación su miedo de forma progresiva.
Qué debes hacer si descubres que tienes agorafobia
Lo primero que debe hacer la persona que padece estos trastornos es ser consciente de que lo que está sintiendo no es normal, pero que eso no le hace una persona ni diferente ni peor que los demás, simplemente tiene una manera distinta de sentir que se ha extrapolado y necesita la ayuda de un profesional para volver a la normalidad.
Es decir, una vez seamos conscientes de que el miedo extremo que sentimos a los espacios abiertos y los síntomas que nos aparecen no son normales estaremos preparados para acudir a un profesional de la salud para que nos dé las mejores técnicas y consejos para que podamos volver a hacer nuestra vida sin miedos ni preocupaciones y llegar a la superación del trastorno.
Reconocerlo es el primer paso y acudir al psicólogo o psiquiatra el segundo, pero no menos importante. Debemos contarles qué es lo que sentimos cuando nos exponemos a un espacio abierto. No debe darnos vergüenza contarle con todos los detalles los dolores y los pensamientos que sentimos y tenemos en nuestra mente. Estos profesionales de la salud están acostumbrados a lidiar con este tipo de trastornos a diario y, solamente diciéndoles la verdad, serán capaces de detectar los trastornos que sufrimos, darnos los consejos adecuados y ponerle solución lo antes posible.
Una vez el psicólogo nos haya dicho si padecemos agorafobia nos ayudará, poco a poco, a crear nuevas técnicas para afrontar este miedo de forma progresiva y conseguir su futura superación. Quizás nos expondremos cada día un poquito más al espacio abierto y le escribiremos cómo nos sentimos. Progresivamente notaremos que el miedo se va reduciendo, puesto que al exponernos cada día un poco habremos notado el miedo, pero seremos cada vez más consciente de que muchas de las cosas que nos asustaban estaban solamente en nuestra mente. Por lo tanto, huir del lugar no nos ayudará a superar al miedo, pero forzarnos el primer día tampoco será la mejor solución.
Para superar la agorafobia las técnicas utilizadas por las profesionales suelen ser de choque, pero con el tiempo limitado y reducido, puesto que un choque muy fuerte podría hacer que la persona volviese a cerrarse en banda, en sus miedos, y no quisiese afrontarlos de nuevo.
Mientras uno esté expuesto a la situación que le da miedo debe ser consciente de que en su mente se están multiplicando los mismos y extrapolando situaciones que no son reales o no tienen porqué pasar. La persona que sufre este trastorno debe tener presente que su estado mental tendrá mucho que ver en su recuperación, por lo que tiene que afrontar el miedo y hacerse creer a si mismo que estas situaciones improbables que le vienen a la mente no tienen porqué suceder.
Con el tiempo se dará cuenta de que estaba en lo cierto y podrá, poco a poco, salir más rato a los espacios abiertos. Este es un proceso largo, pero que no tiene porque ser fatigoso. Simplemente, el afectado tendrá que tomárselo con optimismo, paciencia y seguir siempre los consejos del profesional. Puede tardar de meses a años, pero una vez superada la agorafobia se dará cuenta de que el esfuerzo ha merecido realmente la pena.