Las caídas en ancianos son algo habitual. La OMS define las caídas como "consecuencia de cualquier acontecimiento que precipite al paciente al suelo en contra de su voluntad". Las caídas producen en el paciente anciano una elevada morbilidad y mortalidad (88% de fractura de cadera). Es, junto con la incontinencia urinaria, úlceras por decúbito, inmovilismo y deterioro cognitivo, uno de los grandes síndromes geriátricos. Uno de cada tres adultos mayores sufren una caída anual, y esta probabilidad asciende a uno de cada dos cuando se trata de personas que viven en residencias geriátricas y que suelen tener un estado de salud más frágil. De este modo, a partir de los 65 años la probabilidad de sufrir una caída y una lesión seria aumenta.
Con la edad, aumenta la torpeza en las personas mayores debido a la pérdida de reflejos, problemas de vista y problemas en los huesos. Así pues, una caída en una persona mayor no es ninguna tontería ya que pueden tener consecuencias graves para su salud. Es conveniente detectar los peligros existentes para así anticiparse y prevenir cualquier tipo de accidente. En Bekia, te contamos como detectar las causas de una caída, como cuidar a un anciano tras haber sufrido una caída y, por último, algunas recomendaciones para evitar accidentes de este tipo.
Causas de una caída
Las caídas de los ancianos pueden producirse por varios motivos. En primer lugar, los años pasan factura para todas las personas, y conforme nos hacemos mayores perdemos agudeza visual y agilidad a la hora de caminar. Aquellos ancianos que sufren enfermedades neurológicas, cardiovasculares, musculoesqueléticas y psiquiátricas suelen ser propensos a las caídas, por lo que te recomendamos que tengas un mayor control con la persona mayor.
Las consecuencias de una caída en una persona mayor dependen de su estado de salud. Las partes que se ven más afectadas tras el golpe son los músculos y los huesos. En la mayoría de los casos, los problemas que se presentan tienen que ver con inflamaciones, dolores en la zona del golpe, limitaciones en el movimiento, lesiones en articulaciones y e la piel y, en el peor de los casos, fracturas y pérdidas del conocimiento.
En muchas ocasiones, los ancianos deben tomarse algunos fármacos que pueden dejarlos adormilados, lo que hace que pierdan sus plenas facultades para reaccionar en determinadas situaciones. No obstante, no todo va a ser causa de las facultades de estas personas. Un suelo resbaladizo, la ducha, una mala iluminación, las sillas altas... entre otros factores, pueden convertirse en barreras arquitectónicas para una persona mayor. Por lo tanto, debemos adaptar los espacios a sus necesidades para evitar posibles caídas.
¿Qué hacer para evitar las caídas en ancianos?
Lo más importante para evitar este tipo de accidentes es observar y anticiparse. Si observamos que una persona mayor está fatigada o se mueve con dificultad, es una señal de alerta. Por ello, conviene que te asegures en primer lugar de hablar con él, para decirle que se tome su tiempo para descansar y aconsejarle que baje el ritmo o se siente en algún lugar.
Muchas personas mayores no aceptan que ya no son tan ágiles como antes, y se fuerzan ellos mismos a caminar más rápido o a asumir ciertas tareas inadecuadas para su edad. Si la persona que ha sufrido la caída es conocida, asegúrate de que no se automedica y se toma la dosis correspondiente para evitar desmayos o tropiezos. Los factores ambientales también tienen una gran influencia en este tipo de accidentes. Las características del suelo, la iluminación, el diseño de escaleras, los elementos del baño, los estantes o las sillas altas pueden aumentar el riesgo de caídas en personas mayores.
Si el suelo está mojado, procura pasear con la persona mayor por ahí con cuidado, y ten precaución con los niños que estén jugando alrededor o los perros que se puedan cruzar en su camino. Evita cualquier tipo de bordillo y, si el anciano tiene problemas de movilidad, puede ayudarse con su bastón, andador o su silla de ruedas. Las personas mayores pueden pensar que con tantas limitaciones, lo mejor es quedarse en casa, ¡Pero están equivocados! Lo más recomendable es que salgan a la calle y, en la medida de lo posible, hagan ejercicio de forma periódica para mejorar la musculatura, la flexibilidad, la agilidad y la movilidad.
Prevenir caídas en casa
Todas estas recomendaciones que vamos a exponer a continuación pueden sonar exageradas, pero una casa suele ser muy peligrosa para una persona mayor si no se toman ciertas precauciones para evitar caídas. Por ello, no podemos permitir que haya por el suelo ningún cable u objeto que entorpezca su paso, como juguetes, zapatos, papeles, cajas...
En su dormitorio, es recomendable que haya una lamparilla para que la tenga cerca en el caso de querer levantarse por la noche. Si la persona mayor tiene poca movilidad, en la ducha no puede faltar una barra a la altura del ombligo para sujetarse mientras se asea, adhesivos antideslizantes y una alfombrilla antideslizante debajo de la tela. Debes extremar la precaución con las sillas, pues conviene que estén a una altura adecuada y, si la persona mayor utiliza una silla de ruedas, asegúrate de que cuando se levante o se siente en ella, se encuentre puesto el freno de seguridad.
¿Qué cuidados necesitan las personas mayores tras una caída?
Si nos encontramos a una persona mayor la cual ha sufrido una caída en la calle, lo primero que debemos hacer es comprobar si está consciente tras el golpe. Si lo está, hazle preguntas básicas como por ejemplo, cuál es su nombre, dónde vive, si podemos llamar a un familiar... Si no lo está, llama rápidamente a la ambulancia. No le des ninguna bebida ni medicación al anciano hasta que llegue la ambulancia.
Una vez en el centro médico, el enfermero/a valorará las consecuencias de la caída y avisará al médico si está indicado clínicamente. En función de la valoración, dirigirá las maniobras de atención al accidentado. Practicará las curas oportunas que estén bajo su competencia técnica y, en caso necesario, el enfermero/a coordinará el traslado de la persona usuaria a los servicios de urgencia del hospital. En el registro de enfermería se anotará la fecha, hora, lugar, causa, estado general de la persona usuaria antes y después del accidente, médico que fue requerido y las consecuencias inmediatas de la caída.
La terapia física es una buena opción para asegurar la recuperación de la persona anciana tras el golpe, es decir, ejercicios fisioterapéuticos para recuperar la movilidad de la zona afectada. Del mismo modo, también es recomendable un apoyo psicológico, ya que el anciano puede sentir que depende de otras personas para moverse y realizar tareas cotidianas, perdiendo así su independencia y, además, tiene miedo a volver a caerse. Esto se conoce como síndrome de post-caída.
Muchas personas que sufrieron caídas se vuelven temerosas por el hecho de que se vuelva a repetir la situación, lo que puede llevarles a limitar sus actividades y perder así movilidad y estado físico, provocando una inhibición social y pérdida de independencia. Además, este miedo produce ansiedad e influye de manera negativa en la recuperación de un paciente. Por ello, no sólo debes estar atento a los daños físicos causados por la caída, sino también al impacto emotivo que ésta haya podido ocasionar. Recuerda que lo esencial es observar, detectar y anticiparse a los posibles peligros con los que puede encontrarse una persona mayor, que ya no camina tan ágil como le gustaría.
Es importante que si la persona anciana se queda inmovilizado, se utilicen pañales para adultos de calidad para evitar llagas o escaras en la piel.