Las uñas son vistas como una parte de nuestro cuerpo puesta a disposición de la estética. Apenas prestamos atención a ellas salvo que estén cuidadas, pintadas o incluso decoradas. Tendemos a pensar que tienen una finalidad relacionada con la belleza, aunque no siempre es así.
¿Ta habías planteado todo lo que pueden decir las uñas de ti? No estoy hablando de que si reflejan que eres una persona que se preocupa por su apariencia por llevarlas cuidadas. Me refiero a que pueden llegar a desvelar aspectos de tu salud que ni tu mismo sabías.
A buen seguro que has escuchado alguna vez que una mancha puede suponer falta de calcio o que ciertos cambios de color se identifican con problemas cardíacos. Hay alguna de estas creencias que son ciertas y otras que no tanto. En Bekia tratamos de arrojar algo de luz a estas cuestiones y determinar si tienes algún síntoma por el que preocuparte.
Conoce tus uñas
Todas las personas somos diferentes y cada uno tenemos nuestras propias características. Ocurre con el pelo, el color de la piel e, incluso, la apariencia de las uñas. No hace falta estudiarlas en detalle pero sí está bien conocerlas para poder identificar los cambios que puedan ser síntoma de que algo no va bien. Si es que se producen.
Hay a quien le crecen más rápido y a quienes más despacio, quien las tiene de un color más rosado, a quienes se le marca más en blanco el borde... Cada uno tenemos las uñas de un modo diferente y solo debemos preocuparnos cuando observemos cambios.
Los cambios deben ser constantes, puesto que a veces pueden ser temporales y debidos a factores externos. Es el caso de cuando hace frío y las uñas adquieren una tonalidad morada. Esto no tiene ninguna repercusión en la salud y, como comentaba, es algo temporal. Recuperarán su color habitual cuando entres en calor.
Cambios de color
Precisamente los cambios de color de la uña son de lo más visibles y pueden ser síntoma de diversas cuestiones relacionadas con la salud. En caso de que adquieran un tono amarillento puede ser debido a problemas respiratorios, principalmente una sinusitis.
En el caso de que te pintes con asiduidad las uñas que se vuelvan amarillas no tiene que ver siempre con una enfermedad, sino con los productos que te aplicas. El uso continuado de esmaltes puede hacer que adquieran ese color. Existen productos blanqueadores con los que lo solucionarás en unos días y renuncia una temporada al esmalte para recuperar el color natural de tus uñas. Los fumadores están acostumbrados a que se vuelvan amarillas sus uñas.
Si el color del que se vuelven las uñas es marrón puede ser debido a que estés consumiendo más flúor de lo recomendado. Si solo se vuelven marrones en la mitad de la uña puede ser síntoma de un problema renal.
Cuando las uñas se vuelven más blanquecinas de lo habitual puede ser debido a que tienes una carencia de hierro y si tornan rojas puedes padecer un problema cardiovascular y aún no lo sabes. Las azuladas son un síntoma de un nivel bajo de oxígeno en la sangre y verdes de una infección bacteriana.
Hemorragias y rayas
En ocasiones lo que puedes ver son pequeñas manchas rojas bajo la uña. Esto son pequeñas hemorragias que pueden evidenciar endocarditis, falta de vitamina C, algún golpe o psoriasis.
Otras veces se forman pequeñas líneas en la uña, a modo de manchas, que son indicativo de que algo no va bien, pero tampoco son excesivamente preocupantes. Pueden significar que es necesario tomar más alimentos ricos en zinc o que se padece psoriasis.
En realidad la gran mayoría de manchas que pueden aparecer en las uñas son un síntoma de que se tiene algún tipo de carencia nutritiva, como vitaminas, zinc o hierro. Normalmente son carencias que no revisten gravedad y que desaparecen al cabo de los días. Aún así no está de más tomar algún suplemento vitamínico o consultar con el médico si las manchas permanecen durante un tiempo prolongado.
Cambios en la apariencia
Más allá de cambios en el color las uñas pueden presentar una apariencia diferente, lo que es síntoma de distintas cosas que pueden estar pasando. Así cuando la uña se separa de la lúnula -la parte conocida como borde blanco- puede ser debido a una verruga, psoriasis o hipotiroidismo. Es lo que se conoce como onicolisis.
Cuando lo que ocurre es que la uña se hincha y se abomba podemos estar ante un síntoma de diversas dolencias relacionadas con la salud: problemas celiacos o en los pulmones, inflamación del colon, cirrosis o endocarditis.
Si ocurre lo contrario, que la uña se vuelve más blanda y se hunde en la carne puede ser debido a falta de hierro. O puede ser porque se esté en contacto con materiales hechos a partir de petroleo que están dañando las uñas.
Es poco probable, pero otro de los cambios que pueden sufrir las uñas tienen que ver con su grosor. Si ves que se tornan muchas más gruesas de lo habitual puede ser debido a una infección por hongos, psoriasis o un problema de circulación o pulmonar.
En ocasiones vemos que las uñas se han vuelto quebradizas o que se abren a capas. Esto puede ser síntoma de algún tipo de deficiencia nutritiva, como comenté anteriormente con la aparición de manchas.
Pero a veces estos cambios no están más relacionados con la salud y sí con el cambio de estación, el paso del calor al frío que hace que las uñas se vuelvan más débiles o con el hecho de que necesitan un aporte extra de nutrición.