Qué son los callos en los pies y cómo eliminarlos
Los callos son uno problemas en los pies más comunes, a pesar de no revestir de gravedad no se deben descuidar para evitar complicaciones.
Los callos o las callosidades en los pies es un problema muy extendido entre toda la población. También conocidas como durezas, presentas distintas etapas o fases de crecimiento y la localización puede variar en cada persona. En todos los casos el inicio de su aparición es el mismo, se trata de un mecanismo de defensa de la piel ante el roce continuado del zapato, o por presión constante en un determinado punto del pie.
En principio se trata de un problema podológico sin grandes consecuencias médicas. Sin embargo, si no se trata correctamente con el paso del tiempo puede dar lugar a la aparición de dolor más o menos intenso que dificulte caminar. Las personas diabéticas deben prestar especial cuidado a sus pies para evitar infecciones o complicaciones mayores originadas por callosidades no tratadas por profesionales. Dada la importancia de nuestros pies en el día a día, te comentamos algunos sencillos métodos caseros para tratar estas antiestéticas durezas y la mejor manera de prevenir su aparición.
Los callos en los pies, más allá de un problema estético
Los callos es uno de los problemas en los pies más comunes en podología. Se trata de zonas endurecidas de la piel, denominadas durezas, que aparecen como consecuencia de una presión o fricción constante en un punto del pie. Este roce constante genera en la piel una reacción de defensa que origina esa característica dureza, de color amarillento y formada por una capa de piel gruesa compuesta por células muertas de la epidermis. Esta zona de piel endurecida es consecuencia de un rozamiento prolongado y repetido, ya sea relacionado con una presión o fricción constante en algún punto de la piel de nuestros pies.
Los callos suelen tener una forma cónica y aparece sobre todo en la parte superior de los dedos. Por otro lado, las callosidades hacen referencia a la presentación más difusa y amplia, especialmente en la planta del pie.
Aunque estos problemas en los pies no provocan dolencia o molestia en la persona afectada, más allá del simple hecho estético, con el paso del tiempo pueden generar color y dificultad para caminar. Es error común y extendido, intentar arrancar los callos, especialmente por el efecto antiestético de la piel reseca, no hacerlo correctamente no sólo puede resultar muy doloroso, sino que puede generar complicaciones como úlceras, heridas, fisuras e infecciones.
¿Por qué aparecen estas durezas antiestéticas en mis pies?
El callo es una porción de la piel del pie que se ha endurecido como mecanismo de protección frente a agresiones como la fricción y la compresión reiterada. Se forma en la parte de arriba, en un lado de un dedo o en la planta del pie. En las personas que sufren de juanetes, es común que desarrollen callosidad encima del mismo, por el roce del calzado.
La formación del callo tiene lugar en tres fases. Primeramente aparece un engrosamiento de la piel, conocido como hiperqueratosis. Posteriormente, si el roce en esa zona persiste, la fricción irrita el tejido celular subcutáneo, lo que provoca que la piel responda generando una bolsa de contenido seroso, como protección. Como último paso, el callo puede penetrar en las capas más profundas de la piel, pudiendo alcanzar el hueso.
Las razones que provocan su aparición se relacionan en la mayoría de los casos con el calzado inadecuado, una mala postura o por una deformación de los huesos de los pies como los juanetes.
Remedios para eliminar los callos
1. Piedra pómez
La piedra pómez o la lima para callos es uno de los utensilios más conocidos y utilizados para eliminar las pequeñas callosidades en la comodidad del hogar. En la actualidad existen multitud de versiones más modernas de la conocida piedra pómez. En cualquier caso, el correcto modo de uso es igual. Primeramente, debes poner a remojo tus pies en agua caliente alrededor de 15 - 20 minutos. Posteriormente, desliza la piedra pómez realizando movimientos circulares de lado a lado. De vez en cuando, remoja los pies de nuevo en agua, para que los restos de piel muerta desaparezcan. Continúa el tratamiento hasta que notes que la superficie de la piel se iguala. Cuidado de no dañar el tejido sano.
2. Limón
Especialmente útil para ablandar las callosidades lo que facilita su eliminación posterior con piedra pómez. La mezcla se debe realizar con una cucharadita de manzanilla seca con jugo de limón y un diente de ajo machado. Aplicar el producto en la zona y dejar actuar unos 20 minutos, tras los cuales se elimina la mezcla con agua tibia.
Otra versión, especialmente útil para eliminar las posibles bacterias y células muertas acumuladas, es la mezcla de limón, sal y cebolla. La sal se usa como exfoliante natural y el limón ablanda la piel en profundidad. El método es sencillo, se corta un rodaja de cebolla a la se le añade zumo de limón y sal. Esto se cubre con un adhesivo o venda y se envuelve la zona a tratar, dejar actuar toda la noche, o el mayor tiempo posible.
3. Aspirina y limón
Es uno de los remedios naturales más extendidos y conocidos. Primero debes triturar siete aspirinas, a las que le añades zumo de limón y unas gotas de agua, de manera que se forme una pasta. Aplicar la pasta y vendar el pie. Deja actuar unos veinte minutos y retira la mezcla con agua caliente o tibia y limar la zona. Se puede aplicar una compresa caliente para que penetre bien el producto, mientras está actuando.
4. Bicarbonato de sodio
Disolver unas tres cucharadas de bicarbonato en agua tibia y deja tus pies a remojo aproximadamente una hora. Tras este tiempo, puedes ayudarte de una piedra pómez o lija para callos para eliminar la piel seca con facilidad.
5. Tomate
Extraer la pulpa de un tomate y aplicar directamente sobre la zona callosa. Vendar los pies con la masa creada y dejar actuar toda la noche.
6. Aceite de ricino
El aceite de ricino posee un potente efecto para ablandar y eliminar los callos de manera natural. Se debe aplicar de forma diaria unas tres veces al día. Frotar la piel afectada con unas gotas de aceite y dar un pequeño masaje con movimientos circulares.
Cómo prevenir su aparición
- Lo más importante es usar un calzado adecuado, que no sea demasiado ajustado, no tenga costuras o sea muy puntiagudo. El zapato debe ser cómodo y que favorezca la transpiración del pie.
- Usar calcetines o medias de algodón o hilo, evitando las fibras sintéticas.
- Los pies deben tener un cuidado especial, estando en todo momento limpios y secos. Si sufres de exceso de sudoración, usa antitranspirantes.
- Repara tus pies remojándolos unos diez minutos en agua tibia con jabón o sal. Notarás alivio y descanso.
- Acudir al podólogo si eres diabético o a los problemas en los pies se asocian dolor, enrojecimiento, o secreción en la zona callosa.
- Existen dispositivos de silicona en el mercado que pueden ser muy útiles para prevenir su aparición.
- No usar elementos cortantes, filos o bisturís en casa para su eliminación, pueden aparecer complicaciones.