En ocasiones podemos ver que en nuestra piel nos han aparecido unas pequeñas manchitas rojas de unos tres milímetros aproximadamente. Por su apariencia redondeada y pequeña, podríamos decir que son similares a las pecas o los lunares, pero difieren en el color, ya que presentan tonos rojizos o morados. A veces pueden tirar incluso hacia el color negro y, progresivamente, pueden volverse de color verdoso o amarillento hasta que desaparecen del todo.
Estas manchas, al igual que las pecas, no sobresalen por encima de la piel, es decir, no se abultan como los granitos, sino que permanecen lisas, no pican y tampoco duelen. Si esta descripción encaja con esas nuevas pequitas que te tienen algo preocupado, te interesará saber que estamos hablando de petequias. Las petequias son unas diminutas acumulaciones de sangre situadas en la última capa de nuestra piel, la epidermis, y que se han formado a partir de una pequeña hemorragia producida por la rotura de los vasitos capilares que tenemos por debajo de la piel, los capilares.
Lo que sucede cuando aparecen es que, por alguna razón que comentaremos posteriormente, los capilares de alguna zona del cuerpo han sido dañados y han producido un ligero sangrado que, al no haber herida, ha quedado retenida en la epidermis formando unos pequeños coágulos subcutáneos que se pueden ver por fuera en forma de pequitas rojas. Seguramente, este proceso te suene debido a que es similar al que se produce en tu cuerpo cuando te das un golpe y te aparece un hematoma en la piel. Así, podríamos decir que las petequias son unos "micro-hematomas " y, como tal, se forman igual, siguen el mismo proceso evolutivo y desaparecen del mismo modo. Para ilustrarlo aún más, podríamos decir que tras el daño causado en los capilares, brotan estas pequitas rojas o moradas que, posteriormente, irán cambiando de color de forma progresiva a tonos verdosos o amarillentos, exactamente igual que lo haría un hematoma, hasta desaparecer por completo.
¿Qué son las petequias?
A pesar de lo que nos pueda parecer, las petequias son bastante comunes y, en la mayoría de las ocasiones, provienen de una causa bastante insignificante, así que no tenemos por qué inquietarnos más de la cuenta si nos aparecen, ya que suelen ser totalmente inofensivas. No obstante, no está de más ponerse en contacto con el médico ya que algunos motivos por los que pueden aparecer están relacionados con algunas enfermedades, por lo que las petequias pueden ser un síntoma de que padecemos una de ellas.
Algunas enfermedades asociadas a la aparición de petequias son la trombocitopenia, que es una dolencia que provoca niveles bajos de plaquetas y suele generar estas pequitas rojas en las piernas; la sepsis, que es una reacción exagerada que presenta el cuerpo ante una infección; o alguna enfermedad autoinmune como, por ejemplo, el lupus o la artritis reumatoide. También pueden presentarse debido a alguna alergia, intoxicación o porque tengamos alguna carencia, lo que podemos averiguar con un simple análisis de sangre. A pesar de esto, no nos alarmemos, lo más normal es que hayan aparecido por algo bastante menos grave como un esfuerzo, un golpe o, incluso, una quemadura solar. A veces, también pueden aparecer por la toma de ciertos medicamentos entre los que se encuentran la cortisona, el naproxeno o la fenitoína, componentes bastante frecuentes entre los fármacos.
¿Cómo hago que desaparezcan?
En cuanto al tratamiento, las petequias no son permanentes y, como decíamos, suelen desaparecer solas del mismo modo que los hematomas, por lo que acabarán desapareciendo con los días. Para acelerar este proceso, podemos aplicarnos sobre la zona afectada alguna pomada perteneciente al grupo de los medicamentos antivaricosos, o bien, podemos sugerirle a nuestro médico de cabecera que nos recete un medicamento o vitamínico que mejore el flujo sanguíneo.
Respecto a esto último, si no queremos abusar de los fármacos, podemos optar por una opción más natural consultando en algún herbolario o parafarmacia, donde podrán recomendarnos remedios con vitaminas C, E K, complejo B o biofavonoides, que nos serán de utilidad con este problema o algunas plantas medicinales que ayudan a la correcta circulación como el castaño de indias, el meliloto o el rusco. También es muy beneficioso tratar de introducir en nuestra dieta alimentos que mejoren nuestra circulación, entre los que encontramos los tomates, las nueces, los cítricos, el ajo o algunas especias como la cúrcuma o el jengibre. No olvidemos que si queremos un torrente sanguíneo más fluido es imprescindible que bebamos la cantidad diaria de agua recomendada que, recordamos, oscila entre 1,5 y 2 litros.
Por otro lado, también puedes tratar de prevenir la aparición de estos pequeños coágulos de sangre. Si eres propenso a la formación de petequias por alguna enfermedad o carencia, intenta evitar hacer grandes esfuerzos, ya que estos pueden incrementar la presión sanguínea causando daños o roturas en los capilares, lo que causará un sangrado interno que se presentará en forma de estas pequitas rojas. Es obvio que no nos damos golpes voluntariamente (o no deberíamos, por lo menos), pero trata de ir con más cuidado y procura prevenir las lesiones en la piel.
Tampoco te obsesiones con esto, no se trata de que dejes de hacer ejercicio o embales todos los muebles de tu casa con corcho blanco, con que pongas un poco más de atención a tus movimientos será suficiente. También puedes proveerte de algunas protecciones como rodilleras o coderas cuando hagas deporte. En el caso de esto no funcione y te golpees con algo, puedes aplicar frío con hielo envuelto en paños o compresas para reducir las consecuencias de la lesión. No apliques calor ni masajees la zona demasiado. Cuando nos golpeamos tendemos instintivamente a masajear la zona para reducir el dolor, pero esto solo sirve para hacer aún más presión sobre los capilares afectados con la consecuencia de que la sangre brote aún más dentro de nuestra piel y se formen los hematomas y las petequias. Así, en vez de masajear, es más recomendable que descanses y mantengas en alto la zona dañada para que el flujo sanguíneo transcurra con una mayor facilidad. A esto puedes sumarle la acción de aplicar frío o alguna pomada o medicamento antivaricoso de los que comentábamos antes para evitar que el daño se vea reflejado en nuestra piel.
En definitiva, el mejor remedio para que desaparezcan las petequias, al igual que con los hematomas, es la paciencia. Mantenlas bajo vigilancia y acude al médico si te aparecen muy a menudo para controlar y tratar de erradicar la causa y, con siguiendo sus indicaciones, acabarán desapareciendo por completo.