El vértigo es uno de los motivos más usuales de consulta médica en centros de salud. En los últimos años se ha incrementado su diagnóstico en pacientes adultos, en buena parte debido al incremento del estrés en nuestra vida, pero también porque antes se identificaba como meros mareos.
El vértigo es frecuente pero no reviste gravedad, es fácil de tratar y no suele ser síntoma de ninguna otra complejidad médica. Ese es el vértigo más convencional, el que se diagnostica en más del 90 por ciento de los casos. No obstante, hay que tener en cuenta que hay dos tipos de vértigo, de ahí la importancia de un diagnóstico a tiempo y estudio de las causas. Es importante diferenciar entre las dos clases de vértigo que existen: periférico y central, también conocido como paroxísitco. El primero de ellos es el más común, el segundo muy poco frecuente. Las causas de uno y otro, así como el tratamiento a seguir para eliminarlos son diferentes.
Identificar el vértigo
Las causas y tratamiento de uno u otro tipo de vértigo son diferentes, pero también lo son sus síntomas. Ambos comparten la sensación de mareo, que es más intenso en el periférico, lo que hace que sea más molesto ya que nos altera labores cotidianas tan simples como desarrollar el trabajo con normalidad.
El vértigo periférico suele agravarse con el movimiento y se asocia a náuseas y zumbido en los oídos, dos cosas que apenas tienen incidencia si se trata de vértigo central. En este caso lo que sí acusa el paciente son fuertes dolores de cabeza. Puede tener, incluso, la visión borrosa, ver doble y notar parálisis en algún momento. El vértigo central aparece poco a poco hasta llegar a su punto más elevado, en el que el paciente siente un malestar de manera continuada, lo que lo convierte en algo especialmente molesto. Mientras que cuando es periférico suele presentarse de manera súbita, sin ningún indicio previo (más allá de anteriores episodios de vértigo).
A qué se debe el vértigo
Los episodios de vértigo responden a diferentes causas y en el caso de que sea periférico se relacionan con el oído, lo que puede llevar a afectar al equilibrio del paciente, y en caso de que sea central con el cerebro.
En el primero de los casos las causas pueden ser desde el consumo de determinados antibióticos hasta la presión de un tumor (por lo general benigno) en el nervio vestibular. También puede deberse a un traumatismo, una lesión, laberintitis (irritación o hinchazón del oído interno) o la enfermedad de Ménière, un trastorno que afecta al oído y el equilibrio.
El vértigo central tiene como causas, de nuevo, el consumo de medicamentos, en este caso anticonvulsivos, tumores en el cerebro (benignos o malignos) o enfermedades vasculares. Padecer esclerosis múltiple, migrañas o sufrir un accidente cerebrovascular también son motivos que explican este tipo de vértigo. En este último caso el vértigo en si puede ser un aviso de que se ha producido ese accidente.
Confirmar el diagnóstico
Aunque los síntomas de vértigo periférico y central pueden ser similares, y en ocasiones ser confundidos por los pacientes que los padecen, sus causas son completamente diferentes y afectan a distintas partes de su cuerpo. De ahí la importancia de consultar con su médico de cabecera a fin de que realice un adecuado diagnóstico. Además de investigar los síntomas del paciente, el médico puede realizar un examen de cabeza y cuello, vascular e incluso neurológico para determinar las causas del vértigo y ajustar al máximo su diagnóstico. Hay toda una gama de pruebas específicas más allá del examen físico.
Si el doctor observa alteraciones en el sistema nervioso central, que estarían derivadas del vértigo central, es importante que traslade el caso a un especialista. . Debe actuar así en el caso de detectar sordera severa, un nuevo tipo de cefalea o nistagmus (movimientos involuntarios de los ojos).
Tratamiento del vértigo
La principal molestia que describen quienes sufren vértigo es la sensación de mareo y visión borrosa, que en gran parte de los casos les dificulta seguir con su día a día. Para mitigar estos síntomas el médico puede recomendar medicamentos específicos. Aunque en muchos casos un estilo de vida más tranquilo y evitar las situaciones que le producen el malestar suelen ser suficientes para poner freno al vértigo.
Para otro tipo de dolencias, en el caso del vértigo central, es recomendable la visita al fisioterapeuta y si los síntomas persisten consultar a un especialista.