Algunos pensamientos orientales, basados en el taoísmo, la ideología más comúnmente conocida como el "Yin" y el "Yang", concuerdan en que el bienestar de nuestros órganos dependen del tipo de emociones que estemos experimentando en ese momento, es decir, el bienestar de nuestro cuerpo se basa en el equilibrio de nuestras emociones. Pero, para entender la influencia que ejerce las emociones en el funcionamiento de nuestros órganos, debemos saber más acerca de este pensamiento taoísta.
La teoría del Yin y el Yang se basa en el pensamiento de que existe una dualidad de todo lo que existe en el universo. Según esta ideología, el Yin hace referencia a una energía negativa y el Yang a una positiva pero, juntas, aún siendo opuestas, se necesitan y complementan para existir. Por lo tanto, el taoísmo posee la teoría de que, encontrando la interacción entre estas dos energías, aceptando nuestras partes Yin y nuestras partes Yang, hallaremos el equilibrio de cuerpo y mente y el emocional y mental que nos llevará al bienestar general de nuestro cuerpo.
Es decir, esta teoría unifica la dimensión física, mental y emocional ya que se basa en el pensamiento de que, al ser el cerebro el que manda las órdenes a todo nuestro cuerpo y éste último el que responde a los estímulos que le manda nuestra mente, el equilibrio emocional es un factor fundamental para que nuestra mente envíe estímulos positivos. El primer síntomas que nos avisa de que nuestro cuerpo no está funcionando correctamente es sentir sensación de fatiga. Esta puede ser tanto física como mental y hace que nos sintamos apáticos y que perdamos nuestro razonamiento lógico y claro. A partir de este síntoma, podemos encontrarnos otros tales como dolores físicos, sentimientos de tristeza, fijación en problemas sin importancia, aparición de anemia originado por un mal funcionamiento sanguíneo.
Por lo tanto, para la medicina oriental basada en esta teoría, todas las enfermedades físicas, emocionales y mentales, se diagnostican como una disfunción básica de la energía del sistema humano. Al concebirse el cuerpo y la mente como un todo, el funcionamiento de los órganos depende del equilibrio físico, del emocional y del mental. Esta medicina distingue seis órganos Yin, que producen, almacenan y transforman diferentes energías vitales, y seis órganos Yang, que se encargan de la digestión de los alimentos y todo tipo de eliminación de los mismos.
La medicina tradicional china, por otro lado, también distingue en que el mal funcionamiento de nuestros órganos puede venir marcado por siete emociones principales: alegría, amargura, conmoción, ira, miedo, preocupación y tristeza. Cada sentimiento perjudica a la disfunción de algún órgano de nuestro cuerpo. Este pensamiento mantiene la teoría de que sensaciones como la ira, el miedo y la conmoción, puede perjudica al hígado o los riñones originando que estos órganos no realicen bien su función de procesar, equilibrar y desechar la sangre de nuestro cuerpo. Otros sentimientos como la amargura, la preocupación y la tristeza afecta a otros órganos como son los pulmones y el bazo. Al albergar estos sentimientos que hacen que nos sintamos apáticos provoca el mal funcionamiento de órganos que se encargan de darnos vida, como los pulmones a través del aire y el bazo a través de nuestra sangre.
El órgano de vital importancia de nuestro cuerpo también se encuentra afectado por las emociones, tanto buenas como malas. Como sabemos, el corazón es el órgano encargado de circular la vida a través de nuestro cuerpo por lo que cuando se encuentra con emociones como la conmoción hace que este se resienta y pueda provocar consecuencias en su funcionamiento. Pero, sin embargo, si sentimientos de alegría engloban nuestra vida su funcionamiento seguirá su curso y hará que todo fluya en perfecta armonía. Lo mismo pasa, según esta teoría, con otro elemento de nuestro cuerpo como es la mente. Experimentar emociones positivas hace que nuestro cerebro se mantenga sano y, como hemos dicho anteriormente, envíe estímulos positivos provocando un estado saludable en el resto de nuestros órganos. Por ende, los sentimientos opuestos a los positivos, hace que nuestra mente se resienta y provoque una disfunción saludable de ésta.
En conclusión, el pensamiento oriental mantiene que sentir emociones positivas hace que todo el funcionamiento de nuestro organismo se realice correctamente y que evite, de cierto modo, provocar problemas de salud en nuestro cuerpo.