Para saber que la salud cardíaca de los niños está bien, es necesario conocer cuál es el rango normal de latidos por minutos, pero también es importante tener en cuenta que la frecuencia cardíaca de un niño puede ser normal, rápida (taquicardia) o lenta (bradicardia). En algunas formas de taquicardia como la taquicardia supraventricular, la frecuencia cardíaca puede superar los 220 latidos por minuto. Un niño con bradicardia podría tener una frecuencia cardíaca de menos de 50 latidos por minuto.
Es importante tener en cuenta que una frecuencia cardíaca muy rápida o lenta puede ser una emergencia médica. Esto es especialmente cierto si tu hijo tiene algún síntoma asociado, como desmayos (síncope), mareos o irritabilidad extrema. Tendrías que buscar atención médica de inmediato si tu hijo tiene síntomas relacionados con una frecuencia cardíaca rápida o lenta. También es importante hablar con el pediatra si tu hijo siempre parece estar en el límite superior o inferior de lo normal. Por ejemplo, dile al médico si tu hijo tiene siempre el rango más bajo de lo normal incluso cuando corre o juega o que siempre está en rango superior incluso cuando está durmiendo.
Una frecuencia cardíaca por encima del límite superior de lo normal puede ser un signo de una afección cardíaca subyacente. También puede ser una pista de que hay otros problemas en el cuerpo, como una infección o una afección metabólica. Un pulso también puede ser regular o irregular, lo que puede ser un signo de un problema cardíaco.
Evaluación de una frecuencia cardíaca anormal
Si a tu pediatra le preocupa la frecuencia cardíaca de tu hijo, es posible que ordene algunas pruebas para ver si hay una anomalía subyacente en el corazón. Por ejemplo, además del pulso, el médico también puede controlar la presión arterial y pedir un electrocardiograma. El electrocardiograma le permite al médico no solo verificar la frecuencia cardíaca de tu hijo, sino también el ritmo o la actividad eléctrica del corazón. También puede proporcionarle pistas sobre si el corazón está agrandado o si está trabajando demasiado. En algunos casos, el médico puede referirlo a un cardiólogo pediátrico, un especialista en afecciones cardíacas para niños.
Además de los problemas cardíacos, el médico también puede examinar los análisis de sangre, como un hemograma completo o una prueba de tiroides. Esto se debe a que condiciones como la anemia o el hipertiroidismo pueden causar un ritmo cardíaco rápido.
Más causas de un alto ritmo cardíaco
A veces, el culpable del ritmo cardíaco acelerado de un niño es algo mucho más fácil de solucionar. Por ejemplo, un factor controlable es la cafeína. Un niño puede desarrollar un alto ritmo cardíaco en reposo si consume café, bebidas energéticas o varios refrescos a lo largo del día.
Los efectos secundarios de algunos medicamentos también pueden afectar la frecuencia cardíaca en reposo de un niño. Si bien puedes esperar que un estimulante para el TDAH aumente la frecuencia cardíaca de tu hijo, puede sorprenderte al saber que un descongestionante de venta libre también puede hacerlo.
Una frecuencia cardíaca alta en reposo puede estar asociada con dolor, deshidratación o fiebre. Si la alta frecuencia cardíaca se atribuye a estos factores, la reversión de ellos debería devolver la frecuencia cardíaca al rango normal. Por ejemplo, si un niño está enfermo con fiebre alta, entonces puede tener un ritmo cardíaco alto. El tratamiento de la fiebre debe hacer que la frecuencia cardíaca vuelva a la normalidad.
Escuchar el corazón de tu hijo latiendo rápido es un momento verdaderamente hermoso. El hecho de que el corazón de un niño a menudo late más rápido que sus padres es algo simbólico de su vivacidad y entusiasmo por la vida. Pero si los ritmos del corazón están fuera del rango normal, entonces hay que comunicarlo al pediatra. No te quede con la duda para saber si tu hijo está bien.