La rosálea es una infección producida por un virus, generalmente, este virus suele afectar a bebés y niños pequeños, aunque también es posible que en algunos casos afecte a los adultos.
Uno de los principales síntomas de la roséola es la erupción cutánea, con presencia de exantema. Es decir, granitos en la piel acompañados de fiebre y malestar general. Estos síntomas son similares a los producidos por otras enfermedades víricas, como el sarampión o la rubeola. Además, otros síntomas como la fiebre o la inflamación de la faringe, pueden llevar a pensar que se trata de una faringitis común.
El problema de confundir los síntomas de las diversas enfermedades comunes, es que existe una gran tendencia al autoconsumo de medicamentos y analgésicos sin receta médica. Algo que si ya es erróneo y peligroso en adultos, al tratarse de bebés y niños se convierte en toda una temeridad. Por ello, es esencial acudir al pediatra ante cualquier síntoma o cambio que se produzca en el bebé.
Qué es la roséola
La roséola es una enfermedad que está producida por un virus y dicho virus, pertenece a la familia del herpes común. Generalmente se trata de una infección leve, que en la mayoría de los casos se supera sin problemas en pocos días. Incluso, muchos bebés padecen de roséola antes de los dos años sin ser diagnosticados.
Este virus suele afectar a bebés de alrededor de los dos años, aunque es posible que niños más pequeños e incluso adultos la padezcan. No obstante, se trata de una enfermedad vírica poco peligrosa, que en raras ocasiones presenta fiebres altas y otras complicaciones.
Los síntomas de la roséola
La roséola es una enfermedad contagiosa, puesto que se trata de un virus. Si tu hijo entra en contacto con otro niño o un adulto que padece la enfermedad, lo más probable es que se contagie. En algunos casos, es posible que el niño no presente ningún síntoma evidente y que por ello, no llegues a ser consciente de que el pequeño ha padecido el virus.
Aunque en la mayoría de los casos, los síntomas aparecen entre una y dos semanas después de haber estado en contacto con alguien que padece el virus. En estos casos, los síntomas pueden ser los siguientes:
- La fiebre : el aumento de temperatura puede producirse de forma repentina, generalmente con temperaturas muy altas, superiores a los 39,4º. Muchos niños además presentan dolor de garganta, tos e incluso moqueo nasal, lo que suele confundirse con un resfriado común. Una confusión lógica y habitual, ya que la fiebre hace acto de presencia antes de que aparezcan los eccemas en la piel. La fiebre y el malestar que la acompaña, suele durar entre 3 y 5 días generalmente.
- El sarpullido : es el síntoma más evidente de la roséola, aunque es normal confundirlo con otros problemas cutáneos en niños como la dermatitis atópica o el acné del lactante. Generalmente, cuando la fiebre comienza a remitir y la temperatura es más baja, suele aparecer el sarpullido. Se trata de una erupción que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, de aspecto rosáceo y generalmente manchas planas. El sarpullido suele aparecer primero en el pecho, la barriga y la espalda. Después, se extiende también hacia los brazos y hacia el cuello, incluso, en algunos casos puede afectar a la cara y las piernas. Este sarpullido no produce picor ni otro tipo de molestias y puede tardar varias horas e incluso días en desaparecer.
Además de la fiebre y el sarpullido, la roséola puede producir otros síntomas como los siguientes:
- Inflamación en los párpados
- Malestar general e irritabilidad
- Falta de apetito
- Diarrea leve en algunos casos
Complicaciones por roséola
Los principales afectados por la roséola son los bebés de entre 6 y 18 meses, es decir, niños que aún no tienen su sistema inmune completamente desarrollado. Una de las principales complicaciones puede estar producida por la fiebre. El aumento de temperatura se produce de forma rápida, este cambio en niños tan pequeños, puede producir convulsiones en el bebé.
Las convulsiones pueden causar que el bebé pierda el conocimiento durante unos minutos, también produce movimientos descontrolados en las extremidades y en la cabeza.
En la mayoría de los casos, las convulsiones producidas por la aparición repentina de la fiebre, suelen ser leves y no producen complicaciones. No obstante, si tu hijo sufre convulsiones busca atención médica urgente para que sea atendido y controlado a la mayor brevedad posible.
Generalmente, la roséola no presenta otras complicaciones y la mayoría de los niños y los adultos que padecen el virus, se recuperan fácilmente en pocos días.
No obstante, acude rápidamente al médico si observas los siguientes síntomas :
- En caso de que el niño presente más de 39,4º de fiebre
- Si los síntomas de la roséola duran más de 7 días (la fiebre y el exantema)
- En el caso de que la erupción cutánea no desaparezca en 3 o 4 días
Si crees que has estado en contacto con una persona portadora del virus de la roséola y tu bebé ha estado expuesto, ponte en contacto con tu médico para informarle de la situación. También es fundamental tender cuidado con las personas que tienen el sistema inmunitario debilitado a causa de tratamientos por enfermedades y otras causas.