Es posible que en tu entorno cercano conozcas a alguna persona con problemas con el alcohol. Desgraciadamente es bastante habitual, de con una Encuesta Nacional de Uso de Drogas y Salud de 2015 en Estados Unidos, nada menos que 15,1 millones de adultos tienen un trastorno por consumo de alcohol, el cual se diagnostica cuando el consumo de alcohol genera malestar o daños en la salud.
Pero, ¿cómo puedes saber si alguien que te importa y está dentro de tu entorno necesita ayuda? ¿Y si ese alguien eres tú? Existen señales que indican que bebes demasiado alcohol y que probablemente tengas un problema con la bebida que debas tener presente para solucionar y mejorar tu salud física y emocional. No te pierdas las siguientes señales para saber si necesitas acudir a un profesional lo antes posible y trabajar tu posible adicción para recuperarte.
Señales que te indican que tienes un problema con la bebida
Escondes la bebida
Si empiezas a sentirte avergonzado/a por tener botellas de alcohol vacías en tu cocina, quizá es que estás bebiendo demasiado y no quieres que tus seres queridos o las personas que conviven contigo se den cuenta de ello. Para no pasar esa vergüenza empiezas a ocultar las botellas de alcohol en otros lugares como tu dormitorio, por ejemplo.
Tienes pensamientos obsesivos sobre el consumo del alcohol
No puedes dejar de pensar en beber, intentas dejar de pensar en ello pero no puedes. Incluso durante tus días más ocupados de trabajo, pasas mucho de tu tiempo contemplando qué barra vas a ir después de tu jornada laboral o pensando qué botella de alcohol puedes comprar de camino a casa.
Incluso, es posible que aunque estés haciendo otras cosas, solo pienses en las ganas que tienes de llegar a casa para beber tu copa de alcohol. No es extraño que en alguna ocasión hayas preferido quedarte en casa bebiendo que hacer otros planes.
Empiezas a tener un comportamiento violento
Es posible que incluso aunque tu pareja o personas de tu alrededor intentes calmarte y escuchar cómo estás, se den cuenta que has bebido y te vuelvas agresivo/a por eso. Sin darte cuenta y sin necesidad de desencadenantes, es posible que tu furia se intensifique fácilmente y exijas a los demás que te traten con cariño aunque tú no sepas devolver ese tipo de conducta hacia los demás.
Haces cosas extrañas
Te despiertas (con frecuencia creciente, parece) en una cama extraña, en otra casa que no es tuya con una resaca y un montón de preguntas sin respuesta. ¿Qué ha pasado? ¿Quién es esa persona? ¿Cuál era su nombre? ¿Dónde estuviste horas antes? ¿Tuviste sexo? ¿El sexo era seguro?
Empiezas a tener problemas con la sociedad
Es posible que tu conducta se haya excedido de violenta y sin darte cuenta te encuentras a las 4 de la mañana en la policía local llamando a algún familiar para que vaya a recogerte. Quizá saliste de fiesta, bebiste más de la cuenta y aún y así cogiste el coche pensando que no te pillarían si conducías despacio. O quizá sea por otros motivos peores como una pelea o algún altercado. Tu conducta empieza a ser preocupante y lo peor, es que de una forma u otra lo sabes pero sigues pensando en las ganas que tienes de pegar un trago cuanto antes.
Qué puedes hacer
No sientas vergüenza si te das cuenta que tienes un problema con el alcohol, es decir si eres una persona alcohólica. Puedes acudir a reuniones de alcohólicos anónimos, ir al médico o acudir a terapia para que te traten la adicción hacia la bebida. En casos más extremos puedes ingresar en un centro de rehabilitación. Tendrás que pensar qué método funciona contigo para recuperar la vida que tenías y sobre todo, para recuperarte a ti mismo/a.
Si el problema con el alcohol no lo tienes tú y lo tiene alguna persona cercana a ti, tendrás que buscar el momento para tener una charla con él/ella. Expresa tus preocupaciones desde el amor y el apoyo. No avergüences, ni culpes ni sobornes para que deje de hacerlo. Ten información y recursos a mano para poder ayudarle.