El cortisol crónico es el causante principal del llamado síndrome de Cushing. El cortisol es una hormona producida por las glándulas suprarrenales las cuáles se encuentran encima de ambos riñones. Dicha hormona es clave a la hora de controlar los niveles de estrés de la persona además de contribuir al buen funcionamiento del sistema inmunológico junto con mantener unos buenos niveles de azúcar y de la presión arterial. El exceso de cortisol en el organismo se denomina hipercortisolismo o síndrome de Cushing y puede ser endógeno cuando la causa de dicho problema se encuentra en el organismo o exógeno cuando dicha causa se debe a la ingesta de ciertos productos de tipo corticoides.
La administración de corticoides es clave y esencial a la hora de tratar ciertas enfermedades como la leucemia u ciertos tipos de linfomas. El síndrome de Cushing por tanto puede producirse a causa de la ingesta de ciertos fármacos con corticoides o de una manera endógena cuando el cuerpo genera demasiado cortisol por sí solo. Dicha enfermedad es más frecuente en las mujeres y suele darse a una edad temprana como los 25 o 30 años. El síndrome de Cushing es poco usual entre la población de hoy en día y en el mismo se suele detectar un tumor benigno en la zona de la hipófisis.
Los síntomas del síndrome de Cushing
Los síntomas son diferentes según la edad o el sexo de la persona que padece dicha cantidad de cortisol en la sangre. Dicho síndrome puede provocar un aumento de peso en la persona junto con problemas en la piel, hipertensión arterial o problemas en los niveles de azúcar en la sangre.
En el caso se la obesidad, el síndrome de Cushing provoca que la cara del paciente se hinche más de la cuenta y salgan una serie de estrías en el abdomen, caderas o muslos. Es bastante normal que la persona que padece tal síndrome muestre diversos hematomas por diversas partes del cuerpo.
Otro de los síntomas más característicos del síndrome de Cushing consiste en ciertos trastornos mentales como es el caso de la paranoia, la ansiedad o la depresión. La diabetes es bastante común entre personas con dicho síndrome ya que el aumento de cortisol hace que también suban los niveles de azúcar en la sangre. Si el enfermo es una persona joven suele haber problemas serios en el sistema óseo dando lugar a numerosas fracturas en los huesos.
El diagnóstico del síndrome de Cushing
En el caso de que dicho síndrome se deba a un factor exógeno, el diagnóstico es fácil ya que la causa de dicha enfermedad se debe al consumo de ciertos medicamentos corticoides por parte de la persona. En el caso del hipercorticolismo endógeno hace falta una serie de estudios médicos con el fin de realizar un diagnóstico lo más certero y fiable posible. A la hora de detectar un aumento de cortisol en la sangre se suele realizar a través de un análisis de orina o de sangre. En la mayoría de los casos se suele realizar además una prueba de estimulación con la hormona liberadora de corticotropina.
Una vez que se ha obtenido el diagnóstico correspondiente de dicho síndrome es importante localizar la causa por la que se produce dicho aumento de cortisol y que no es otro que la existencia de un tumor benigno en la zona de la hipófisis. Para ello se suele emplear una resonancia magnética craneal. En el caso de que se tenga ciertos indicios de que el origen del tumor es suprarrenal, e l paciente se somete a una resonancia magnética y una ecografía.
Cómo tratar el síndrome de Cushing
El síndrome de Cushing es bastante más serio y grave de lo que pueda parecer en un principio y es que si es de tipo endógeno y la persona no se lo trata como realmente debería podría llegar a producirle la muerte. Las enfermedades cardiovasculares se agravan además de sufrir una diabetes severa y problemas graves en el sistema óseo.
En el caso de que el síndrome sea endógeno, el tratamiento va a consistir en una reducción prolongada del consumo de ciertos corticoides o en la eliminación de los mismos. Por el contrario, el médico suele recetar ciertos medicamentos sin corticoides y que ayuden a la persona a tratar las diversas enfermedades o afecciones que padece. Es importante recordar que dicho tratamiento tiene que hacerse siempre bajo supervisión médica.
A la hora de tratar dicha enfermedad hay que empezar por extirpar el tumor que se encuentra en la zona de la hipófisis. El paciente debe someterse lo antes posible a una intervención quirúrgica que ayude a extirpar todo el tumor. Una vez que se ha terminado con el tumor, la persona debe someterse a revisiones periódicas ya que existe el riesgo de que vuelva a reproducirse el tumor.
Por regla general y antes de la citada intervención quirúrgica, se suele iniciar otro tipo de tratamiento a base de ciertos fármacos que ayuden a rebajar los síntomas propios de dicho síndrome. El medicamento más consumido es el ketoconazol y es perfecto a la hora de aliviar algunos de los síntomas propios del síndrome de Cushing. En el caso de que la extirpación del tumor no sea viable, el tratamiento se va a basar en la administración de ciertos fármacos que ayuden a mejorar la salud del enfermo.
Si por el contrario el tumor se encuentra en las glándulas suprarrenales, el cirujano puede extirpar dicho tumor siguiendo una operación estándar. En algunos casos, las personas con el síndrome de Cushing y que han sido operadas nunca vuelven a tener una función normal de las glándulas suprarrenales y necesitan una terapia de reemplazo durante el resto de su vida.
Aunque el citado síndrome de Cushing no suele darse en un tanto por ciento muy elevado en la sociedad de hoy en día , es verdad que en el caso de padecerlo es importante el hecho de tratar el tumor ya que de lo contrario la cosa se puede complicar más de la cuenta y llegar a poner en riesgo la vida de la persona que lo sufre.