¿Tiendes a posponer el ocio por el trabajo? ¿Vives agobiado continuamente? ¿Te cuesta disfrutar el presente por las responsabilidades laborales? Tal vez estés sufriendo el síndrome de la felicidad aplazada. En la sociedad actual muchas personas viven agobiadas por la falta de tiempo que sufren entre sus trabajos y los quehaceres diarios. Según la empresaria y escritora Pilar Jericó, las encuestas han demostrado que aproximadamente el 40% de los profesionales lo sufren en los países desarrollados, siendo Australia el país donde más se ha investigado sobre estas cuestiones. Pero, ¿en qué consiste exactamente el síndrome de la felicidad aplazada?
Las personas a las que se le atribuyen este síndrome son aquellas que se dejan la piel trabajando todos los días llegando incluso a posponer el ocio y felicidad presente, con la esperanza de tener un futuro mejor. Tienden a ahorrar para tener una buena jubilación y sacrifican parte de su salud física y psicológica para dar lo máximo de si mismos, pueden ser personas exitosas aunque no siempre es así. El problema se agrava si además hablamos de un trabajo que no disfrutamos, estas personas no disfrutan con su trabajo y quieren cambiar pero nunca se atreven a perder la estabilidad que ya tienen, por lo cual aguantan en un trabajo en el que no están a gusto, con la esperanza que en el futuro seremos más felices y que la espera valdrá la pena.
Síntomas del síndrome de la felicidad aplazada
- A la persona le desagrada su trabajo pero aguanta lo que sea con la esperanza de ganar dinero y poder dar un futuro mejor a su familia. Pensó muchas veces en cambiar de ámbito pero el miedo a lo desconocido le frena, no quiere tirarlo todo por la borda. Como dice el refrán: "más vale pájaro en mano que ciento volando".
- Necesidad de ahorrar todo lo posible con la esperanza de tener una buena jubilación o "por lo que pueda pasar".
-En general miedo al cambio en cualquier ámbito de la vida, es una persona a la que no le gusta tomar riesgos.
¿Qué hay detrás de todo esto?
Miedo al cambio. El malestar continuo se mantiene por miedo a que las coasas puedan ir peor de lo que ya están. Sin embargo, la persona que se encuentra en esta situación debe plantearse si realmente quiere estar así toda su vida. Si no hace nada por cambiar al situación nadie lo va a hacer por él, no podemos esperar sentados a que alguien nos cambie la vida, tenemos que hacerlo nosotros porque nadie va a querernos más que nosotros mismos.
En Estados Unidos y en algunos países nórdicos a medida que van cada año aumentando el PIB (Producto Interior Bruto) también lo hace la tasa de suicidios. Por eso, cabe preguntarse si realmente merece la pena seguir sacrificándose de esa manera, ya que según las últimas encuestas del instituto Gallup (organización que se dedica a realizar sondeos entre la población) lo que más felicidad nos causó al final de la vida es el tiempo que invertimos en las personas que queríamos. También según el libro recopilatorio de "Los Cinco Arrepentimientos de los Moribundos" de Bronnie Ware, famosa experta en cuidados paliativos, autora de este libro, las 5 cosas de las que más se arrepentían los moribundos antes de morir eran:
1) "Ojalá hubiese tenido la valentía de hacer lo que realmente quería y no lo que se esperaba de mi". Una gran parte de la gente intenta cumplir las expectativas de los demás dejando de lado sus propios deseos, hacen lo que "deberían hacer" y no lo que quieren.
2) "Ojalá no hubiese trabajado tanto." Era uno de los pensamientos que más se repetían entre los enfermos terminales, el sentimiento de haberse sacrificado demasiado para un futuro sobrevalorado.
3) "Ojalá hubiese mostrado mis sentimientos a la gente que quería." Se refería a aquellas personas con las que no expresamos como realmente nos sentíamos por no romper el equilibrio con nuestros seres queridos.
4) "Ojalá no me hubiese alejado de mis amistades ". Refiriéndose a antiguos amigos que por circunstancias de la vida has ido alejándote de ellos.
5) "Ojalá me hubiese permitido ser más feliz". Relacionado con el primero hace referencia al deseo de haber roto con viejos hábitos y costumbres que le ataban a una vida en la que fingía continuamente ser feliz cuando realmente no lo eran, sin poder expresar como eran realmente.
¿Cómo evitar el síndrome de la felicidad aplazada?
Si te has sentido reflejado con el artículo estás de suerte porque estás a tiempo de cambiar la situación en la que te encuentras y quizá las siguientes recomendaciones puedan serte útiles para cambiar tu presente.
1) Valora las cosas que te aportan felicidad y saca tiempo para ellas. Sacrifica horas de trabajo por tiempo para las personas a las que quieres: familia y amigos. La idea es buscar un equilibrio entre ambos polos, una estabilidad que nos permita sobrevivir y a la vez poder disfrutar de quienes queremos.
2) Atrévete a tomar decisiones valientes. Párate a pensar y reflexiona sobre tu felicidad. ¿Cuántas horas al día estás haciendo lo que realmente te gusta? ¿Y haciendo cosas que te desagradan con la falsa esperanza de que en el futuro podrás ser feliz? Si no te atreves a cambiar las cosas ahora no esperes que el futuro cambie solo, la vida no es así y requiere afrontar los propios miedos porque desgraciadamente nadie lo hará por nosotros.
3) No procrastines tu felicidad. No esperes a hacer los cambios mañana, ¡hazlos hoy! La procrastinación es una forma más de autoengañarnos. Si continuamente estás aplazando la felicidad nunca llegarás a disfrutar del presente y llegará un día en el que verás como los años han pasado y sigues atrapado en la misma rutina.
4) Vive nuevas experiencias. Date una oportunidad y experimenta con cosas nuevas. ¿Qué tal si te apuntas a ese hobbie que siempre te llamó la atención pero que siempre has pospuesto para cuando tengas "más tiempo"? Piensa que si no tienes tiempo hoy probablemente mañana tampoco... Por ejemplo, ¿siempre has querido viajar pero nunca encuentras el motivo exacto o con quien compartirlo? ¿Y qué? Mucha gente decide viajar sola y la experiencia es igual es agradable. Si no tienes a nadie con quien compartirlo hazlo con la persona más importante: tú mismo.