Cada vez son más las personas que tienen tatuajes y además, está cada vez más aceptado en sociedad. En realidad la adicción a los tatuajes no es algo que se reconozca formalmente, pero son muchas personas que descubren el proceso de hacerse más tatuajes como una adicción. ¿Para ti es una adicción hacerte tatuajes o es algo que te sea indiferente?
Es un compromiso económico pero también emocional
Si quieres coleccionar tatuajes en tu cuerpo necesitas un compromiso económico (son bastante caros), malestar físico y aguantar un posible estigma social, por lo que necesitarás devoción hacia el proceso para poder soportar todo lo que conlleva. Este nivel de compromiso es una parte importante de todas las adicciones.
No solo se invierte una buena cantidad de dinero en el comportamiento adictivo, sino que la persona a menudo experimenta dificultades económicas para cumplir con el nivel de compromiso requerido para mantener el comportamiento adictivo.
Si alguien está dispuesto a pasar por dificultades financieras como resultado de ahorrar para un tatuaje, es una indicación de que estar tatuado ha adquirido el tipo de compromiso emocional intenso que desafía la razón, tan característico de la conducta adictiva. El comportamiento no tiene sentido, a menos que se entienda a través de los ojos de la persona que realiza el comportamiento. En este caso, la elección de obtener otro tatuaje es tan valiosa para el individuo, que está dispuesta a soportar las dificultades, y se queda sin cosas que son mucho más esenciales para sus necesidades básica.
Es algo más interno
Para algunos tener un tatuaje es algo muy íntimo, interno e incluso llega a ser espiritual. Es una forma de expresión personal llevada a su máximo nivel. Desgraciadamente, estas superposiciones se vinculan en ocasiones con las subculturas de consumo de drogas... sobretodo por los consumidores de marihuana, éxtasis o psicodélicos. Estas personas consumidoras de este tipo de drogas también describen la experiencia como algo íntimo e incluso espiritual... de conexión con otros o con el universo y que por eso se motivan a tomar drogas.
Pero es necesario hacer una separación con el hecho de hacerse tatuajes. Una persona que se tatúa no tiene que sentir esa misma conexión y mucho menos tiene por qué ser un consumidor de drogas. Una cosa no tiene que estar ligada a la otra ni mucho menos.
Las agujas
El uso de agujas en el tatuaje es algo inevitable puesto que es parte del proceso del tatuaje. Aunque hay personas que sienten que están adictas a la sensación de dolor que les proporciona el uso de esas agujas en su cuerpo.
Es una forma de declarar y demostrar, incluso a uno mismo, la capacidad de uno para soportar el dolor asociado y mostrar el estoicismo y el coraje necesarios para seguir adelante. Esta demostración de un alto nivel de resistencia física o bravuconería, parece importante para el proceso, independientemente de si el individuo es hombre o mujer, y por lo tanto es una forma de refutar cualquier acusación pasada de debilidad o vulnerabilidad.
Riesgos y arrepentimientos
Las adicciones pueden hacer que las personas se comporten de maneras que luego se arrepienten, pero a veces, es demasiado tarde para deshacer el daño. Desde la conducción en estado de ebriedad hasta la violencia familiar, las adicciones tienen una reputación reconocida por causar errores graves que pueden causar daño a uno mismo o a los demás. Los tatuajes también pueden ser una fuente de arrepentimiento, aunque el daño se suele hacer en el propio cuerpo o en el estado social.
Desafortunadamente, tanto las personas tatuadas como las que no tienen tatuajes desconocen muchos de los riesgos de los tatuajes. Existen dos niveles de riesgos médicos al tener tatuajes, leves y más graves. Los riesgos leves incluyen el tipo de efectos secundarios que pueden tratarse en el hogar, como moretones, hinchazón e infecciones leves de la piel. Riesgos más graves asociados con los tatuajes, malestar y dolor severos, inflamación, sensibilidad y reacciones alérgicas a la tinta del tatuaje.