A menudo escuchamos esa típica frase que contiene un ligero tono triste o enfadado cuando se habla de los días en invierno y su corto espacio de luz a lo largo del día. Y no es para menos, ya que da la impresión de que no se ha aprovechado lo suficiente, sobre todo al levantarse tarde o cuando estas en algún sitio cerrado y al salir ya es de noche.
Según el artículo "¿Por qué los días son más cortos a medida que avanza el verano?" de ABC.es, la duración de las horas de luz se produce por la esfericidad de la Tierra y su posicionamiento con respecto al Sol. Este mismo artículo habla de la duración de las horas de luz según la época del año, y explica que desde el equinocio de primavera hasta el solsticio de verano, la duración de la noche es cada vez menos y por eso existen más horas de luz. A partir del solsticio de verano éstas horas se van reduciendo hasta que en el equinocio de otoño se igualan y en el solsticio de invierno se alcanza el máximo de horas de oscuridad. Es por ello también que las regiones polares existen días o noches permanentes en ciertas épocas del año.
Trastorno Afectivo Estacional
Sin embargo, este proceso geológico en el que la mano humana no tiene, ni puede tener, intervención conlleva un gran problema de salud para algunas personas a las que la falta de luz natural les afecta de forma muy brusca llegando a producir depresiones y angustias muy difíciles de sobrellevar.
Ésto es conocido como el Trastorno Afectivo Estacional (TAE) y es una enfermedad que repercute en el estado de ánimo, aunque no a todas las personas les llega por igual. Se producen en otoño invierno por la sensibilidad a este fuerte cambio estacional debido a la reducción de la luz solar y pueden afectar tanto física como psicológicamente. Se considera que una persona lo sufre realmente cuando este cambio de luz en los días de frío generan sufrimiento y malestar persistente.
Los síntomas de este tipo de trastornos pueden ser tristeza, desesperanza, irritabilidad o ansiedad. También se puede producir cierto aislamiento en las personas e incluso fatiga sin un motivo aparente. Las personas que sienten TAE reducen el ejercicio físico y pierden interés en el trabajo o los estudios, además de producirse un gran cambio en su dieta dónde la ingesta de calorías es mucho mayor. En ocasiones también se habla de problemas físicos, como dolores de cabeza crónicos, o menor tolerancia en los momentos más frustrantes dejando paso a los sentimientos negativos sin poder luchar contra ellos.
Aunque se ha hablado de muchas teorías a la hora de explicar por qué sucede este tipo de trastornos, la mayoría de ellos suelen coincidir en que tiene que ver con una reacción que tiene el cerebro en el momento en el que los días reducen la producción de luz natural, afectando a hormonas como la melatonina y la serotonina, las cuales son las que ayudan regularmente los ciclos de sueño, la energía y el estado de ánimo de las personas.
Los días más cortos y la reducción de las horas de sol en las estaciones del año más invernales, pueden llegar a producir un aumento de los niveles de melatonina y un reducción de la serotonina y producir las condiciones que llegan a crear un estado anímico más bajo.
Cómo luchar contra el TAE
Para poder luchar contra este sentimiento de malestar a lo largo de los días de otoño e invierno, se pueden tener en cuenta algunos consejos que harán que la persona afectada se sienta algo mejor consigo misma, así como más productiva.
Lo primero de todo es seguir una dieta variada y equilibrada, practicando ejercicio físico frecuentemente y a siempre por las mañanas, a poder ser bajo el sol para aumentar así la segregación de dopamina.
Otra buena opción es mantener una vida social activa, pasear al aire libre y reír más frecuentemente. Es muy importante en este aspecto mantener unos hábitos de sueño equilibrados, no hay que dormir más ni menos horas a lo largo de los días, si no lo justo y necesario para sentirse fuertes y bien.
Otra idea puede ser hacer del hogar un sitio idóneo para mejorar el estado de ánimo, ya que no se puede cambiar el clima, al menos tener un buen ambiente en casa. Al mismo tiempo es muy importante evitar el aislamiento, mantener el contacto con seres queridos y personas que pueden prestarnos un gran apoyo. Involucrarse en algún grupo o colectivo también puede hacer que las personas que sufren algún tipo de trastorno anímico se sientan más valoradas y reconocidas.
Por supuesto es imprescindible mantener una vida activa, ya que volverse sedentarios suele tener un efecto más depresógeno o negativo; y evitar por completo el consumo de drogas por que afectan a la estabilidad anímica y a los cuadros depresivos.