Normalmente el dolor crónico se trata con medicamentos. Aunque también puede haber otras formas además de tomar la medicación que te receta el médico que también te pueden ayudar a tratar la dolencia desde la comodidad de tu hogar. Algunas de estas estrategias pueden funcionar para algunas personas pero no para otras... Lo ideal es que pruebes las que creas que mejor te pueden ir y así descubrir cuáles son las mejores para ti.
Cremas para aliviar el dolor
Existen analgésicos tópicos que son cremas que alivian el dolor y pueden brindar cierto alivio de dolores y molestias. Los que están disponibles sin receta a menudo contienen analgésicos o contrairritantes que con ingredientes naturales, que pueden combatir el dolor y estimular los nervios sensoriales para mitigar el dolor. Puedes aplicar las cremas sobre la piel y alrededor del área dolorosa. Ten cuidado: algunas cremas pueden manchar los tejidos. Tendrás que asegurate de lavarte las manos antes de tocar cualquier prenda.
Terapia de calor
La terapia de calor aumenta el flujo de sangre a un área en particular, lo que puede ayudar a relajar los músculos y promover la curación. La sensación de calor en la piel a menudo es reconfortante y puede ayudar a reducir las sensaciones de dolor. Para la terapia de calor, puedes usar una almohadilla térmica, una bolsa de agua caliente o simplemente tomar un baño caliente, según el tipo de alivio que necesites. Una advertencia: el calor no debe usarse sobre heridas abiertas o piel irritada.
Terapia de frío
La terapia de frío a menudo se usa para las lesiones o el dolor agudo, aunque también puede ser útil para dolores crónicos. La aplicación de hielo en un área restringe el flujo de sangre y puede ayudar a reducir la hinchazón. Al igual que el calor, la terapia de frío también tiene algunos efectos para aliviar el dolor en la piel. Un método probado es usar una bolsa de guisantes congelados que se pueden moldear fácilmente para adaptarse a casi cualquier área, también puedes comprar una bolsa de hielo reutilizable.
Relajación
Si alguna vez has notado como tu dolor crónico empeora con el estrés... es algo bastante habitual. El estrés a menudo aumenta la tensión muscular, lo que puede hacer que las sensaciones de dolor sean más intensas. Evitar el estrés puede no ser una opción por tu estilo de vida, pero tomarte un momento o dos para relajarte, no importa lo ocupado que estés... a veces es necesario hacerlo. Cierra los ojos y respira profundamente unas cuantas veces. Imagina que tus músculos se relajan e imagina tu dolor dejándote con cada exhalación profunda. ¡También puedes tomar un baño caliente y agradable, combinando dos tratamientos en uno!
Distrae tu mente
¿Alguna vez has tenido un dolor de cabeza y luego lo has olvidado porque estabas ocupado haciendo otra cosa? La distracción puede ser una poderosa técnica de la mente para aliviar el dolor. Tu cerebro solo puede concentrarse en una cosa al mismo tiempo. La próxima vez que sientas dolor, intenta hacer algo más divertido: lee un libro, mira tu programa favorito o llama a un amigo para conversar. La distracción no te quitará el dolor, pero podría ayudarte a olvidarlo por un momento.
Estiramientos y ejercicios
El ejercicio puede ser lo último que tengas en tu mente cuando sientas dolor. Pero lo creas o no, puede ayudarte. El ejercicio aumenta el flujo de sangre en las áreas sensibles, lo que puede ayudar a llevar los líquidos de curación al sitio del dolor. El ejercicio también puede fortalecer los músculos débiles y aumentar la flexibilidad de las articulaciones y los músculos. El ejercicio en la forma más simple puede implicar un estiramiento lento y prolongado de áreas sensibles. Si puedes tolerar más, tu médico o fisioterapeuta puede diseñar un plan de ejercicios que se ajuste a tus necesidades.
Masajes
El masaje puede ayudar a relajar los músculos tensos, así como a aumentar el flujo de sangre a las áreas problemáticas. Puedes pedirle a tu pareja o amigo que te frote suavemente la espalda, el cuello o cualquier área que te resulte incómoda. Alternativamente, podrías sentarse en una silla de masaje. Si el masaje es demasiado intenso para tu dolor, intenta frotar suavemente la piel sobre el área adolorida. A veces, un toque suave es suficiente para alterar las sensaciones de dolor, incluso si es solo temporal.