Si hablamos de tumores pituitarios hablamos de unos tumores que son más comunes de lo que nosotros pensamos, pero eso no significa que sean de alto riesgo para la salud de las personas. Estos se ubican en la glándula pituitaria y su aparición puede dar lugar a distintos síntomas. Aun así, estos son tan comunes que es posible que haya personas que tengan tumores pituitarios, pero que lo desconozca. En relación a esto estaría lo anteriormente explicado sobre la, normalmente, no peligrosidad de estos ya que suelen ser benignos en la mayoría de los casos.
Los tumores pituitarios se producen cuando las células de la glándula pituitaria tienen un crecimiento anormal provocando la aparición de estos y los problemas que pueden hacer aparición dependen de si estos producen o no hormonas. Por ello, hay que distinguir entre los dos tipos que existen. Por un lado se encuentra los secretorios, es decir, los tumores pituitarios que sí que producen hormonas. Los problemas que se derivan de estos variarán dependiendo de la hormona que segregue. Por otro lado, se encuentran los no secretorios. En este caso, su influencia en la salud de la persona afectada dependerá de la presión que ejerzan sobre la glándula pituitaria o el cerebro. El tamaño que lleguen a alcanzar será determinante en este aspecto.
Síntomas de los tumores pituitarios
De nuevo tocará hacer una separación para saber cómo pueden afectar a una persona la aparición de estos. Además hay que tener en cuenta que algunos de los que vamos a mencionar son tan comunes que pueden hacer que la persona afectada no piense que está padeciendo este problema de salud. En relación a esto, también hay que tener en cuenta que no suponen un riesgo para ellos, por lo que no será de vital importancia que le pongan remedio rápidamente o se alarmen si reconocen alguno de los mencionados. Aun así, sí que hay una sintomatología común en ambos tipos de tumores pituitarios entre los que están las náuseas y los vómitos, los mareos, la confusión, las convulsiones o el goteo nasal.
Cuando hablamos de los síntomas de las personas que padecen tumores pituitarios secretorios tenemos que tener en cuenta cuál es la hormona que estos producen. En el caso de que ésta sea la prolactina, el paciente puede tener dolor de cabeza, una ligera pérdida de visión o un menos deseo sexual. En el caso de las mujeres, es posible que tengan periodos menstruales menos frecuentes y con poco flujo o que tengan problemas de fertilidad. En el de los hombres puede que suponga problemas de erección.
También puede producirse demasiada hormona del crecimiento. Cuando se da esta circunstancia el enfermo puede padecer dolor de cabeza, una ligera pérdida de visión, se le pueden dormir con mayor frecuencia las manos, dolor en las articulaciones o mayor sudoración. Afectará de distinta manera si se habla de niños o adultos. En el primer caso, sufrirán un crecimiento excesivo del cuerpo. Sin embargo, los adultos experimentarán un crecimiento de los huesos del rostro, manos y pies.
Otra de las hormonas que puede aumentar su presencia en el cuerpo humano es la corticotropina. De nuevo, estamos antes síntomas comunes como el dolor de cabeza o la pérdida de visión, pero en este caso hay muchos más. Aquí se puede incluir el aumento de peso, aparición de bultos de grasa en la nuca, estrías violáceas en el pecho o abdomen, crecimiento de vello fino en el rostro, debilidad de huesos y ansiedad. Asimismo, en los niños es posible que haya una desaceleración del crecimiento con aumento de peso y, en el caso de las mujeres, menstruaciones irregulares.
Por último, la hormona estimulante de la tiroides es otra cuya producción puede verse alterada por la presencia de tumores pituitarios. Cuando estos se produce es posible que el afectado padezca un ritmo cardíaco irregular, temblores, pérdida de peso, dificultades para dormir, sudoración o movimientos intestinales frecuentes.
Diagnóstico y tratamiento
Para que a una persona se le diga que tiene tumores pituitarios no vale con atender únicamente a la sintomatología, ya que es bastante común, sino que será necesario realizar algunas pruebas adicionales. Además de un examen físico, es posible que el médico solicite un análisis de orina y otro de sangre, unos estudios por imágenes del cerebro o una evaluación de la visión. Asimismo, en caso de que sean necesarias algunas más, es posible que el paciente sea derivado a un endocrino.
A la hora de poner el tratamiento, es posible que el paciente no tenga ninguno, bien porque no es necesario o porque el tamaño de los tumores pituitarios no es lo suficientemente grande como para preocuparse. Que esto sea así, no significa que nunca vaya a pasar nada, por lo que la persona afectada tendrá que acudir periódicamente a revisión. Por otro lado, sí que hay casos en los que es necesario que el médico intervenga y aquí te vamos a explicar alguno de los tratamientos que pueden llevarse a cabo.
- Cirugía. Cuando el médico opta por esta opción es porque el tumor está presionando los nervios ópticos o produce determinadas hormonas en exceso. Para extirparlo se pueden utilizar dos técnicas: enfoque trasesfenoidal transnasal endoscópico o craneotomía.
- Radioterapia. Ésta puede aplicarse como complemento a la cirugía porque el tumor no ha desaparecido del todo o porque ha vuelto a hacer aparición. Son distintos los tipos de radioterapia que pueden aplicarse a las personas. Estos dependerán del tamaño de los tumores pituitarios y cómo influyen en la salud de la persona afectada ya que sus efectos no son inmediatos.
- Medicamentos. Cuando el médico se decanta por este tratamiento, normalmente lo hace porque es la mejor forma de reducir los efectos de éste en el organismo. En general, se emplean cuando hay un desajuste en la producción de hormonas para paliar la mayor presencia de éstas. Asimismo, también pueden utilizarse para reducir los tumores.
- Reemplazo de las hormonas pituitarias. Como ya hemos dicho, la producción excesiva de hormonas es uno de los problemas de salud que conllevan los tumores pituitarios. Por ello, los tratamientos buscan reducir esto y es posible que sean necesarias hormonas de reemplazo que ayuden a que los niveles de éstas no sean bajos.