La uveítis consiste en una inflamación ocular situada en la úvea, que se encuentra en la lámina interna del ojo; entre la esclerótica y la retina. El trabajo de esta parte del ojo consiste en aportar la mayoría del flujo sanguíneo que llega a la retina, la cual está pigmentada, y se divide en tres partes: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. Este tipo de afección es uno de los síntomas por los que a una persona se le ponen los ojos rojos, solo que en este caso también se acompaña de un poco de pérdida de visión, el cual puede ir aumentando, además de producir dolor en el ojo.
Se distingue de otras enfermedades más típicas como la conjuntivitis, blefaritis o el chalazión; porque no se produce secreción externa. Una uveítis puede producirse por distintos problemas de salud, como por ejemplo enfermedades sistémicas, algún tipo de toxinas en el interior del cuerpo, por traumatismos oculares; entre otras causas. Aún así, en la mayoría de las ocasiones en las que se produce se desconoce el cómo y por qué se desencadena, produciendo algunas veces síndromes enmascarados tales como: la sensación de algún cuerpo extraño dentro del ojo, leucemia, linfoma, melanoma, retinoblastoma, retinosis pigmentaria o un glaucoma.
Tipo de uveítis
Existen cuatro tipos diferentes, dependiendo de la sintomatología de cada persona y de la gravedad que puedan tener:
1. Anterior o iridociclitis : ésta es la más común y la que se produce entre el 70 y el 90 por ciento de las veces. Consiste en una inflamación del iris, la córnea y el cuerpo ciliar. A veces puede venir por algún tipo de enfermedad autoinmue como la artritis o la espondilitis anquilosante, pero por lo general no se sabe por que comienzan o surgen. Se distingue porque los ojos se ponene rojos y producen una especie de conjuntivitis, unido a un poco de dolor y pérdida parcial de visión.
2. Intermedia o parsplanitis : en este caso se inflama la zona que se ubica entre el iris y la coroides. Por lo general se trata de un proceso leve y afecta en su mayoría a los hombres, aunque no se asocia a ninguna enfermedad en concreto. A veces aparece al mismo tiempo que la enfermedad de Crohn o la esclerosis múltiple, pero no está confirmado científicamente que venga exactamente por estas enfermedades. A veces se complican un poco y puede llegar a producirse hemorragias.
3. Posterior : aquí se produce una inflamación en la coroides que puede llegar a afectar a la retina. Es un algo más grave que las anteriores, ya que puede producir una intensa pérdida de visión que va variando con el paso de las horas y dependiendo de su tamaño o de dónde se encuentre el daño producido. Si llega a afectar al centro de la retina, la visión central puede llegar a dañarse completamente.
4. Panuveítis : es el más grave de todos y en él se ve afectada toda la zona de la úvea, que componen todos los segmentos anteriores y posteriores del interior del ojo de una persona.
Por lo general, la uveítis, se puede diagnosticar porque los ojos se ponen rojos, la visión es borrosa o incluso disminuye en su agudeza, fotofobia al mirar directamente a la luz, se pueden observar manchas que flotan en el ambiente y se produce un dolor de la propia zona que puede ir de un poco moderado a algo más intenso. Aún así, es fácil confundirlo con otro tipo de infección ocular más común, a no ser que los síntomas se vayan agravando con el paso del tiempo y el enfermo, vaya empeorando en sus síntomas.
Tratamiento
El tratamiento de la uveítis es muy variable y va a depender de las causas, la gravedad y como vaya evolucionando la infección. Puede ir desde colirios hasta una medicación oral. Si es de los primeros, su aplicación será muy frecuente durante el día, sobre todo en los primeros días de tratamiento; y lo que harás será aumentar la pupila durante un tiempo y se limitará la actividad normal de la persona y es muy importante seguirlo de una forma estricta para controlar inflamaciones y evitar complicaciones de la propia enfermedad. Si, por lo contrario, el médico manda una medicación ingerida, significará que la infección es algo más grave y será mucho más importante seguirlo tal y como lo mande el doctor.
En los peores casos, especialmente en su forma más crónica y en los que no se tratan adecuadamente o, incluso, esas personas que no siguen el tratamiento mandado por el médico de una forma rígida; pueden asociarse con grandes complicaciones que ponen muy en riesgo la visión del enfermo como puede ser cataratas, un desprendimiento de retina, glaucoma, hemorragias intraoculares, líquido en la retina o pérdida de visión. Por lo que seguir las indicaciones de su oftalmólogo es muy importante para no lamentarlo posteriormente.