Seguramente, y más si tenemos peques en casa, habremos oído hablar alguna vez de Bexsero . Esta es una vacuna que llegó a nuestro país en 2014 y no lo hizo de una forma preciosamente silenciosa, ya que tuvo una entrada bastante polémica. Esto se debe a que hasta finales del año siguiente, el gobierno no autorizó que los pediatras pudieran recetarla, es decir, solo podía administrarse en el hospital y en casos muy específicos.
Finalmente, cuando por fin se puso a la venta, apenas se podía encontrar en las farmacias debido a su escasa distribución. Hoy en día, es algo más fácil (tampoco mucho más) que los padres puedan encontrar Bexsero en sus farmacias habituales, por lo que ahora se está dando mucho la duda de si ponérsela a los niños o no.
Bexsero como posible remedio ante la Meningitis B
Para empezar, ¿qué es Bexsero? ¿De qué enfermedad protege a mi hijo? Bexsero es una vacuna que protege frente a la Meningitis B, una enfermedad causada por la bacteria Neisseria meningitidis.
Esta es una infección muy grave que afecta al cerebro y la médula espinal y tiene un nivel de mortalidad potencialmente alto, ya que las estadísticas afirman que fallece 1 de cada 10 casos de enfermos de meningitis B. Además de esto, esta enfermedad tiene un porcentaje de entre un 10 y un 30% de dejar secuelas permanentes en las personas que consiguen curarse.
Ante estos datos tan poco esperanzadores, lo normal es que no nos quepan dudas de pedirle al pediatra que nos la prescriba, pero no nos alarmemos, en Europa los casos de esta enfermedad han disminuido mucho. Ahora mismo, las estadísticas demuestran que en España se da menos de un caso de Meningitis B por cada 100.000 habitantes.
Esta es la razón por la que el Ministerio de Sanidad no recomienda que se prescriba a todos los niños, sino que aconseja que se inyecte en casos de pacientes que tengan un riesgo elevado de sufrir esta enfermedad por haberla sufrido anteriormente o por padecer otra dolencia que haga que su sistema inmunológico sea más débil, o bien, si se da un brote o causa similar por la que las autoridades necesarias consideren que sea necesario administrarla.
A pesar de esto, tenemos que tener en cuenta que, a pesar de ser poco frecuente, es una enfermedad muy peligrosa, sobre todo en bebés, ya que sus defensas no pueden frenarla y son estos los casos donde la mortalidad es más elevada. No obstante, en caso de que el niño la contraiga, sí hay tratamiento. Estamos hablando de una bacteria, por lo que puede recuperarse con la administración de potentes antibióticos, pero debido a la velocidad que avanza en el cuerpo de los niños y a que, en un primer momento, se trata de una enfermedad silenciosa, es muy importante que se administren cuanto antes.
La bacteria puede permanecer dentro del cuerpo del enfermo sin mostrar ningún tipo de síntoma y expandiéndose durante meses. Por esta razón, puede darse el caso de que la enfermedad ya esté lo suficientemente avanzada como para que los antibióticos lleguen a tiempo, por lo que hay quienes opinan que lo más recomendable debería ser prevenirla independientemente del reducido número de contagios que se han presentado en nuestro país en los últimos años.
Por otro lado, encontramos la postura de quienes defienden que no es necesario administrarla. Recordemos que Bexsero no se encuentra en el calendario de vacunas obligatorias y que, como hemos dicho anteriormente, la meningitis es una enfermedad de la que ya apenas se dan casos. Además, debemos destacar que el precio de la vacuna asciende a los 106,15€ por cada dosis. Teniendo en cuenta que hay que poner tres dosis y que muchas familias tienen más de un hijo, puede ser un gasto bastante más elevado de lo que puedan permitirse.
¿A partir de qué edad se debe poner?
La edad recomendad para administrar la vacuna se da a partir de los dos meses de edad, cuando deben recibir las tres dosis de la vacuna en intervalos de dos meses. Como a esta edad los peques tienen que pasar por otras tantas vacunas, lo normal es que se ponga un poco más tarde. No hay un gran riesgo por ponerlas de manera simultánea, pero sí es cierto que puede tener efectos secundarios como fiebre o dolor en la zona de la inyección, por lo que no está de más dejar un espacio de tiempo entre ellas.
En caso de que se dé cualquier reacción adversa puede aliviar los síntomas de los niños con paracetamol. Es más, en muchos casos se recomienda que se administre el medicamento unas horas antes de ponerle la vacuna al niño, ya que puede evitar que se den estos efectos secundarios tan molestos sin riesgo ninguno de que la vacuna pierda un atisbo de su efecto.
Ya que, para que sea efectiva, tenemos que inyectar varias dosis y teniendo en cuenta que no es una vacuna precisamente barata o que puede darse el caso de que no esté disponible en la farmacia, es posible que tengamos que esperar más de dos meses para administrar la siguiente dosis porque no hemos podido conseguirla antes.
En este caso, no nos agobiemos. El intervalo recomendado entre las dos dosis es de dos meses, por lo que, a pesar de que no es nada recomendable ponerla antes de este tiempo, no hay problema en ponerla tiempo después de que pase este plazo. Aunque tardes dos, tres o cuatro meses en conseguirla, el efecto de inmunidad ante la enfermedad que te otorga la vacuna no se va a perder, así que no te agobies por conseguirla cuanto antes. Simplemente, cómprala y haz que la administren cuando puedas. No hay una fecha límite.
También se nos puede plantear la duda de cómo trasladarla al centro de salud donde se la van a administrar al niño una vez que la hayamos comprado. Bexsero, al igual que todas las vacunas, necesitan mantener una cadena de frío durante su almacenamiento. Por lo tanto, tienes dos opciones: o bien te la llevas a casa y la guardas en la nevera hasta el día de ponérsela, o, si no, puedes pedir en la farmacia que te la guarden y recogerla de camino al centro de salud. La vacuna puede aguantar un tiempo a temperatura ambiente, así que no hace falta que cargues con neveras portátiles de camino al centro de salud.
En definitiva, viendo los pocos efectos adversos que esta vacuna puede producir y el nivel tan alto de mortalidad o de una recuperación no total con posibilidad de recaídas o secuelas como, por ejemplo, la necesidad de amputar extremidades, consideramos que no está de más administrarla si nos la podemos permitir. No obstante, esta es una enfermedad tratable si conseguimos cogerla a tiempo y ya apenas se dan casos, por lo que tampoco es totalmente necesaria su administración.