La vacuna de la gripe suele ser prácticamente todos los años tema de debate. Dejando a un lado las personas que se consideran a sí mismas "anti-vacunas", y que defienden que las vacunas no sirven absolutamente para nada (aunque se haya demostrado científicamente que sí), lo cierto es que esta es una vacuna complicada y que se debe tener en cuenta aparte.
Debemos partir de la base de que la gripe no es una enfermedad incurable, ni es una enfermedad que suela costarle la vida a mucha gente. No obstante, también es verdad que hay ciertos grupos de riesgo en los que la vacuna de la gripe puede ser de vital importancia, como en las personas mayores, las personas con un sistema inmunológico débil o los niños. Para ellos, es importante ponerse la vacuna de la gripe y, sobre todo, que esta sea eficaz.
Por regla general, la vacuna contra la gripe suele tener entre un cuarenta y un sesenta por ciento de eficacia, dependiendo de la persona. Mas esto no es algo estable, sino que hay temporadas en las que la efectividad es mucho menor; eso es precisamente lo que ha pasado este año, y lo que está provocando que la mayor parte de la población opte por no vacunarse. Porque desde que comenzó la época de vacunación, se ha descubierto que la eficacia de la vacuna de este año ha sido de tan solo un veinticinco por ciento. Es decir, que d e cuatro personas vacunadas, tres han acabado contagiándose. Pero, ¿por qué? La respuesta es mucho más sencilla de lo que podamos imaginar: ha habido una nueva cepa de gripe.
La vacuna de la gripe es anual
Todos los años se diseña una nueva vacuna de la gripe, teniendo en cuenta tres de las cepas del virus que atacó el año anterior a la población. En el momento en el que el sistema inmunitario recibe estas tres cepas, hace que el cuerpo se prepare automáticamente para luchar contra estos virus.
Las cepas no se deciden de forma aleatoria, ni mucho menos, sino que es la Organización Mundial de la Salud la que se encarga de señalar, a través de una amplia investigación, cuáles han sido las cepas más relevantes. No podemos olvidar que este proceso dura bastantes meses, y es por eso que se toman necesariamente las cepas más conflictivas del año anterior. Pero, claro, esto tiene sus inconvenientes... Y es que si ese año la cepa de la gripe ha cambiado, la vacuna pasará a ser mucho menos eficaz.
Este año, la Organización Mundial de la Salud se decidió que se fabricaría la vacuna teniendo en cuenta tres cepas específicas: dos del virus A y la del virus B, una que recibe el nombre de B-Victoria. El problema es que, como ha explicado Toni Trilla, el doctor jefe de epidemiología del hospital Clínic de Barcelona: " La A (H1N1) circula muy poco y de la B-Victoria solo hay casos esporádicos. La A (H3N3) va segunda en el podio pero no responde bien a la vacuna; y luego, el 75% de los casos son por el virus B-Yamagata, que no está en la vacuna ".
Sí es cierto que hay una vacuna alternativa, que recibe el nombre de tetravalente, que sí que incorpora esta cepa. No obstante, esta se encuentra indicada solo para pacientes de riesgo muy importantes, como son los inmunodeprimidos y las personas que hayan recibido un trasplante recientemente.
Es decir, que tenemos que tener en cuenta dos cosas: que una de las cepas no responde bien a la vacuna, y que la vacuna no protege de la B-Yamagata. La Organización Mundial de la Salud culpa al huevo en el que replicaron las cepas de esto último. Pese a que la vacuna no tenga la misma eficacia, es fundamental que las personas que formen parte de un grupo de riesgo (como mayores de sesenta y cinco años) se vacunen, para prevenir lo máximo posible.