Aunque no nos demos cuenta de ella, en todo el mundo hay miles de millones de personas que llevan lentes de contacto o, como comúnmente se les conoce más, lentillas, para poder ver bien. A pesar de que no siempre son fáciles de detectar, estas lentes aportan comodidad y funcionalidad a todos aquellos que tienen algún problema de visión como miopía y/o astigmatismo.
Las lentillas no solo solucionan los problemas estéticos de una persona que necesite usar gafas ya que, si las comparamos con estas últimas, las lentes de contacto aparte de mimetizarse a la perfección con los ojos, resultan ser muy cómodas permitiendo que se practiquen muchas actividades con una facilidad absoluta. Bekia te cuenta los diferentes tipos de lentillas que existen, las ventajas y desventajas que tiene su uso y también varios unas normas básicas que servirán para salvaguardar la salud de tu ojo.
¿Qué son las lentillas y para qué se utilizan?
Una lente de contacto es una lente fina y curva que se coloca encima de la película lagrimal que cubre la superficie del ojo. La lentilla en sí es transparente pero a veces se le aplica un ligero tinte de color para que sea más sencilla manipularla y manejarla. Actualmente, las lentillas para ver bien pueden ser duras o blandas aunque la mayoría de las personas utilizan estas últimas.
Existen diferentes tipos de lentillas. Primero de todo hay una clasificación entre las lentillas normales y transparentes y las lentillas de color de las que actualmente existe un gran abanico de opciones y variedades. Por otro lado, según sea nuestro defecto visual existen las lentillas rígidas (ya en desuso), las semirrígidas, blandas de larga duración y las blandas de usar y tirar.
Las lentillas semirrígidas se usaban anteriormente para corregir cualquier tipo de problema de visión pero su incomodidad y sus desventajas hicieron que poco a poco se quedaran olvidadas. Como sustituto a estas, nacieron las lentillas blandas para ver bien que se crearon especialmente para aquellas personas que sufrieran miopía, hipermetropía o astigmatismo. Pueden ser anuales, mensuales o de usar y tirar.
Ventajas
Las lentes de contacto se han convertido en un artículo que prácticamente todas las personas usan en el día a día, no obstante y como con todo, estas poseen muchas ventajas pero también algún que otro conveniente. Dentro de las ventajas y que facilitan mucho la vida de la persona portadora encontramos las siguientes:
- Son más cómodas de llevar que las gafas : El simple hecho de poder realizar movimientos sin miedo a que las lentillas se puedan caer al suelo ya es una grandísima ventaja que tiene el uso de este tipo de lentes. La probabilidad de que, haciendo deporte o con viento, una lentilla se caiga es bastante baja así que esta no sería una de las posibles desventajas que pueden presentar las lentillas.
- Apenas hay riesgo de rotura: Las lentillas están fabricadas de un material muy resistente y flexible que facilita que estas se puedan adaptar perfectamente al ojo. Rara vez una lente de contacto se romperá por caerse o resbalarse hacia el suelo ya que su fisionomía puede curvarse y doblarse sin problema. No obstante, un pellizco fuerte dado sin querer con las uñas o los dedos puede hacer que esta sí se rompa.
- Uso de gafas de sol sin graduación: El poder llevar lentillas facilitará que puedas llevar gafas de sol sin que estas te cuesten un ojo de la cara por tener que graduarlas. Mientras que las gafas de sol estén polarizadas, el uso de estas con lentillas en los ojos están totalmente permitido así que esta es una de las ventajas más relevantes a tener en cuenta.
Desventajas
Gran parte de los problemas de salud derivados y provocados por el uso de las lentes de contacto son, por lo general, causados por un uso indebido de esta s y es precisamente este aspecto lo que ocasiona todas las desventajas relacionadas con ellas. No obstante, si se utilizan de forma correcta y se conservan adecuadamente en un estuche con un líquido especial para lentillas, los riesgos de que produzcan problemas se reducirán a lo mínimo. A pesar de lo cómodas que puedan ser, también presentan inconvenientes:
- Dejan oxigenar menos los ojos : Las lentes de contacto, sean del tipo que sean y aunque permitan el paso de oxígeno para ver bien pues están formadas por un 90% de agua, reducen el aporte de oxígeno a la córnea. Para reducir las molestias originadas por este problema siempre es aconsejable llevar las lentes de contacto durante un número reducido de horas seguidas y nunca más de diez horas diarias.
- Son más caras : Mientras que la compra de unas gafas supone una inversión que resulta más rentable a largo plazo, las lentillas son un gasto extra que si este no se produce anualmente, al menos sí supone un importante desembolso de dinero cada tres meses o diarias si las lentes de contacto son desechables.
- Úlcera, intolerancias y conjuntivitis papilar : La úlcera corneal puede sobreinfectarse con gérmenes patógenos muy agresivos, por otro lado, cualquier persona puede llegar a sufrir una fuerte intolerancia a las lentes que le impida poder llevarlas y, por consiguiente, suspender su uso por un tiempo indeterminado. La conjuntivitis papilar gigante es otro problema que se puede llegar a producir con el uso de las lentillas y que provoca la sensibilización de la conjuntiva al material plástico de las lentes.
- Se debe controlar su uso : El uso continuado de las lentillas puede llegar a irritar el ojo si no se le aplican los cuidados que estas necesita. Reemplazarles el líquido cada día y no dejarlas puestas más de 10 horas continuadas serán dos aspectos clave para no desarrollar ningún problema. Aunque esto no pueda ser un inconveniente a priori, siempre es importante saber que con las gafas esto no pasaría y que las lentes de contacto, al estar directamente tocando una mucosa de nuestro cuerpo, necesitan más cuidados.