En la actualidad existe una gran facilidad para viajar a otras regiones del mundo debido a una mayor facilidad para el transporte, ofertas competentes y múltiples opciones de destino, todo ello en el contexto un gran negocio turístico. Cada vez más personas viajan al extranjero, en ocasiones a países exóticos donde el panorama epidemiológico es completamente distinto. En este sentido en muchas ocasiones supone un reto diagnosticar qué está sucediéndole a un paciente que acude con una serie de síntomas después de un viaje al extranjero.
¿Cuál es el síntoma más frecuentemente referido por el viajero internacional?
Existen consultas especiales a las que son remitidos aquellas personas con sintomatología infecciosa después de una estancia en el extranjero. En ellas, el síntoma más frecuentemente referido es la diarrea. La diarrea es un síntoma clínico definido como el aumento en dos o tres veces del número de deposiciones diarias, asociando náuseas, vómitos, fiebre o dolor abdominal. En muchas ocasiones, la diarrea se inicia en el lugar de destino; sin embargo, en otras ocasiones esta clínica puede iniciarse hasta después de dos semanas de su llegada, por lo que muchas veces cuando la persona comienza a sufrir la clínica ya se encuentra en su país de origen.
La mayoría de los casos son causados por microorganismos infecciosos que se adquieren al beber agua o ingerir alimentos contaminados, teniendo un mayor riesgo el consumo de vegetales, carnes y mariscos crudos, considerándose también la venta ambulante autóctona de alimentos una importante fuente de adquisición. Asimismo, corren un mayor riesgo aquellos que viajen a zonas como América Latina, África, el sur y sudeste asiático y Oceanía. El tratamiento de este síndrome no es complejo, siendo el ajuste dietético el pilar fundamental del manejo de la diarrea: inicialmente se debe iniciar la ingesta de tostadas, sopa clara o batidos, seguido de arroz hervido o pasta fina en el momento que disminuye el número de deposiciones.
Además, es importante la ingesta abundante de agua, ya que con la diarrea se produce una importante deshidratación a nivel corporal, punto que cobra gran importancia especialmente en aquellos destinos donde la temperatura sea elevada y se sume también pérdida del agua corporal a través del sudor. Es conveniente no consumir alimentos como cafeína o lácteos mientras se mantiene la clínica, ya que favorecen que persista más tiempo. La decisión sobre el uso de antibióticos en la diarrea es muy controvertida; sin embargo, en la "diarrea del viajero" está descrita la utilización de tres días de antibioterapia cuando el cuadro es grave.
El uso de loperamida, más conocida como Fortasec©, solo está indicada en estos casos cuando se utiliza junto con antibióticos, siempre teniendo en cuanta el riesgo que este fármaco conlleva, pudiendo pasar de la diarrea al estreñimiento grave. ¿Cómo podemos prevenir que esto nos suceda? No se han visto beneficios en utilizar antibióticos previamente al desarrollo de la diarrea ni tampoco existe vacuna que nos proteja de ello; no obstante, beber agua enbotellada, consumir alimentos de calidad garantizada y evitar los alimentos de riesgo citados anteriormente puede ayudar a evitar su aparición.
¿Qué otros síntomas se pueden presentar?
Después de la diarrea, el segundo síntoma que se atiende con mayor frecuencia en las consultas del viajero es la fiebre. La fiebre es definida como el aumento de temperatura corporal por encima de los 38ºC. En estas ocasiones averiguar qué es lo que causa la fiebre es extremadamente difícil, siendo en hasta el 25% de las ocasiones imposible de llegar a un diagnóstico definitivo.
El objetivo fundamental que se persigue en la atención de los pacientes que acuden a urgencias con este síntoma es descartar que el origen de la fiebre sea causado por microorganismos capaces de provocar una elevada mortalidad y aquellos que puede suponer un peligro para la salud pública: entre ellas se hayan enfermedades como la malaria, el tifus exantemático, la fiebre tifoidea o la tuberculosis.
Para realizar un correcto abordaje se tienen que tener en cuenta multitud de factores, tales como el tiempo que sucede entre el contacto con el país y el desarrollo de la fiebre, el lugar de origen y los riesgos de exposición a los que se ha sometido el paciente, la aparición de otros síntomas asociados y los datos que se obtienen de la analítica de sangre. El problema se encuentra en que, al igual que la diarrea, puede aparecer transcurrido un tiempo después del regreso del país visitado, siendo la fiebre capaz de aparecer muchos meses o incluso años después del regreso, por lo que cobra especial importancia preguntar sobre los viajes realizados a todo enfermo que acude por fiebre.
El tratamiento de la fiebre en sí misma es muchas veces fácilmente controlable con la administración de antitérmicos como el paracetamol, sin embargo, en los casos en los que la fiebre sea secundaria a una infección del organismo ha de administrarse el tratamiento dirigido al microorganismo, que puede ser originado por bacterias, virus, hongos y, frecuentemente, parásitos.
¿Qué otros peligros se corren durante un viaje al extranjero?
Como se ha mencionado previamente, son múltiples los riesgos tras un viaje al extranjero, especialmente en aquellos destinos donde no se ha instaurado un correcto sistema de salud y en los que las condiciones higiénico-dietéticas no sean de óptima calidad. Sin embargo en las últimas décadas se ha registrado un aumento de pacientes afectados de enfermedades de transmisión sexual tras el regreso de un país extranjero.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que cada día se adquiere más de un millón de infecciones de transmisión sexual en el mundo.
Esta alarmante cifra se encuentra favorecida por prácticas como el consumo asociado de drogas recreativas, la desinhibición y la pérdida de tabúes que acompañan a la experiencia del viaje. Además, el conocido como "turismo sexual" es planteado incluso previamente a la realización del viaje, motivado por una mayor tolerancia a la prostitución en algunos países y una mayor impunidad ante el delito.
Según las estadísticas, los hombres adquieren infecciones de transmisión sexual dos veces con mayor frecuencia que las mujeres, con una franja de edad pico entre los 30 y 40 años.
El impacto que esta nueva perspectiva de riesgo en los viajeros internacionales no solo recae en el sufrimiento personal, orgánico o emocionaltexto enlace, que sufre una persona cuando adquiere una infección por vía sexual, sino que también cobra relevancia por la asociación de algunas de ellas con importantes repercusiones físicas, la relación con algunos tipos de cáncer y, extremadamente importante, por la mayor probabilidad de contraer infecciones como la producida por el VIH cuando las infecciones adquiridas durante el viaje no son correctamente tratadas.
En 2017 se registraron 1,8 millones de nuevas infecciones por el virus da la inmunodeficiencia humana, teniendo en cuenta que este registro es incompleto, ya que en países con bajo desarrollo no se dispone muchas veces de las pruebas necesarias para el diagnóstico de la infección. Asimismo, al tratarse de una infección que se presenta muchos años después de haberla contraído, muchas veces se está infectado sin ni siquiera saberlo el propio paciente, situación que ocurre con frecuencia también en nuestro medio.
Finalmente, también cabe mencionar otras enfermedades infecciosas tropicales que se pueden transmitir por vía sexual pero que no forman parte de las clásicas infecciones. Entre ellas destacan aquellas producidos por microorganismos como el virus Zika, Chikungunya e incluso el Ébola, nacionalmente conocido a raíz de un caso en España hace unos años. En estos casos nuevamente la importancia va más allá de curar la sintomatología referida por el viajero que sufra síntomas compatibles con la infección por estos microorganismos, sino que además supone la aparición de una nueva enfermedad en nuestro medio.
¿Qué es recomendable hacer antes de realizar un viaje al extranjero?
Cada vez cobra más importancia la visita a las consultas del viajero que se mencionaban con anterioridad. En ellas no solamente se trata a los pacientes que han regresado de un viaje refiriendo síntomas, sino que también constituyen una útil fuente de información sobre conductas a seguir previamente, durante y después del viaje a realizar. Entre las medidas generales que se recomiendan están la ingesta de alimentos cocinados en lugares con buenas condiciones higiénicas, beber agua embotellada y evitar el uso de hielos, ya que en la mayoría de las ocasiones se producen a partir de agua en condiciones insalubres.
Es apropiado llevar consigo un botiquín con fármacos básicos como paracetamol, metamizol, agua oxigenada y vendas. Además, en esta consulta se proporciona la información sobre las vacunas que se deben de administrar, el número de dosis y el tiempo en la que se tienen que realizar para conseguir una protección óptima. Y sobre todo, es importante informarse sobre el sistema de salud del país al que se desea realizar el viaje, contratando en caso de ser necesario un seguro sanitario que cubra, al menos, los cuidados básicos en caso de enfermedad.